Respuesta urgente

Cuando la posibilidad de aislamiento social empezó a trascender, la Facultad puso todos sus esfuerzos en promover y facilitar la enseñanza a distancia. Licencias de Zoom, soportes, apoyo técnico, coordinación permanente con los departamentos docentes, contacto con estudiantes y docentes para identificar y actuar ante problemas que impidan la equidad en el acceso a la enseñanza. Todo esto y más requirió la gestión educativa en el marco del primer año de pandemia.

19 de diciembre de 2020

El 19 de marzo, el gobierno nacional anunciaba el inicio de una etapa tan inolvidable como dolorosa: el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio en todo el país. Esta decisión implicaba que la Facultad cerrara sus puertas por un tiempo que resultaría indefinido tanto para la docencia como la investigación, las dos actividades que representan el corazón de Exactas. Dos días antes, el 17 de marzo, el equipo de gestión de Exactas estaba reunido en el decanato analizando los pasos para permitir que las clases pudieran desarrollarse pese al aislamiento y que el 13 de abril fuera posible iniciar el primer cuatrimestre en modalidad virtual.

Inés Camilloni es meteoróloga y está al frente de la Secretaría Académica. Explica los primeros pasos que se dieron, urgentes y en un marco inesperado. “Decidimos reunirnos de manera inmediata con docentes de distintos departamentos que tenían experiencia en la virtualidad y la primera medida fue adoptar Zoom como plataforma de dictado de clases, lo que significó no solo comprar las licencias sino también dar soporte para su uso”. En ese momento, a inicios de la ASPO, Zoom todavía no era un término familiar ni para los particulares ni para las instituciones. “Y también empezamos a trabajar las posibilidades del uso masivo del campus virtual con que contaba la Facultad, para lo cual tuvimos la necesidad de elaborar tutoriales”, explica Camilloni. Estaba abierta la puerta de ingreso a nuevo mundo.

La respuesta de la comunidad docente fue contundente: la gran mayoría estuvo de acuerdo en cambiar la modalidad del dictado de clases. Así fue que el 1 de abril se abrieron las inscripciones y la Facultad pudo ofrecer el 86% de las materias que se habían dictado el primer cuatrimestre de 2019. Del otro lado de la pantalla, otro número relevante. El volumen total de inscripciones aumentó un 10% respecto del mismo período anterior: fueron 347 estudiantes más que se sumaron a cursar las carreras de Exactas. De algún modo, la nueva modalidad forzada ayudó a esas personas a que retomaran su cursada.

No todo fue virtual

“Hay materias que no pueden dictarse de manera totalmente virtual”, dice Adalí Pecci, química y secretaria académica adjunta. La mayor parte de la oferta de materias de Exactas está atravesada por una misma estructura, que refleja la combinación de conocimiento teórico, conocimiento experimental y desarrollo conceptual a través de problemas que los entrecruzan. Entonces, la virtualidad puso en jaque parte de esa estrategia educativa: los laboratorios eran los grandes ausentes. “En ese sentido -explica Pecci-, muchas materias se adaptaron para que los estudiantes hicieran los prácticos en sus casas de alguna manera y otras postergaron para el regreso presencial las prácticas necesarias para concluirlas”. Incluso hubo casos como el del Departamento de Física, que envió kits a cada estudiante con los elementos necesarios para poder llevar adelante las experiencias de laboratorio en sus casas.

Otra de las tradiciones de Exactas es la evaluación de las materias cuatrimestre tras cuatrimestre por parte de quienes las cursaron. Son encuestas anónimas que permiten aportar elementos para analizar cada cursada y hasta tienen peso en los concursos regulares docentes. En la cursada de pandemia no se perdió esa costumbre. “Durante el primer cuatrimestre implementamos encuestas de seguimiento donde se realizaron preguntas acerca de la modalidad de dictado y el desarrollo de la materia, y se dejó una sección abierta a comentarios. Fue obligatoria para todo el estudiantado, aunque con algunas diferencias con respecto a lo que hacemos usualmente con las encuestas de inicio y fin de cuatrimestre”, indica Camilloni. Las respuestas fueron muy positivas y esa buena recepción de las cursadas virtuales, de acuerdo con el análisis de las autoridades, pueden asociarse al trabajo del cuerpo docente. “Los docentes no sólo hicieron un gran esfuerzo sino que también han sido creativos a la hora de dar sus clases. Además, los estudiantes reflejaron en las observaciones su agradecimiento, porque en un contexto de confinamiento extenso, sin certezas de cuándo terminará, hallaron un espacio donde avanzar en sus conocimientos”, sostienen desde el área académica.

Avanzando a pie firme

Después de atravesar el primer cuatrimestre, los desafíos y las incertidumbres no daban tregua. Las esperanzas de volver a cierta normalidad se fueron esfumando con el frío del invierno pero el cansancio no alcanzaba para frenar la inercia del dictado de materias. El segundo cuatrimestre comenzó casi al mismo tiempo que terminara el primero, sin descanso. “El agotamiento de docentes y estudiantes fue importante”, señala Camilloni. “Al peso de adaptarse a esta nueva modalidad se sumó el hecho de transitar instancias de evaluación con parciales a distancia, exámenes finales en julio, agosto y septiembre. De todas formas, no impidió que se inicie el segundo cuatrimestre el 31 de agosto, con una oferta de 301 materias de grado”, indica Camilloni.

La cantidad de materias ofrecidas para la segunda etapa académica representó más del 90% de las del año anterior y se incrementó en 23% la cantidad de inscriptos, 833 estudiantes más. También se dictaron seis cursos de idiomas y Exactas Programa tuvo una gran cantidad de inscriptos. Para Camilloni, “los números reflejan los resultados del primer cuatrimestre, aquellos docentes que no habían dictado clases sintieron más confianza, estaban acompañados por la experiencia de quienes ya lo habían atravesado”.

Y toda esa acción tuvo su correlato en la demanda del sector administrativo. “La demanda explotó y el trabajo del sector no docente fue a destajo poniendo a punto el sistema de inscripciones para las materias, respondiendo consultas del uso del campus y todo tipo de inquietudes de estudiantes y docentes”, destaca Camilloni.

Un foco de atención, y de particular trabajo, estuvo en el primero año de las distintas carreras. En el segundo cuatrimestre se incorporaron más de 500 estudiantes del Ciclo Básico Común que no lo habían finalizado formalmente. Adalí Pecci indica que eso fue posible “gracias a la buena predisposición de los docentes de los primeros años de las carreras para incorporar a esos chicos y chicas. Fue un desafío múltiple porque requirió integrar a estudiantes que nunca habían pisado la Facultad”.

Incluso en medio de la pandemia y sus limitaciones, ocurrió todo un hito académico para Exactas y para la educación universitaria. En el mes de septiembre se aprobó con consenso unánime de la Facultad y de la Universidad una nueva carrera, la Licenciatura en Ciencias de Datos, una opción novedosa a nivel nacional.

Sostener la fuerte actividad académica de Exactas supuso un esfuerzo inédito durante diez meses y la incertidumbre acerca del futuro sanitario de nuestro país deja abierta la posibilidad de que el esfuerzo no haya terminado. “La Facultad dio una respuesta rápida para ajustarse a esta nueva situación porque dar clases fue para nuestra comunidad el objetivo primordial”. Así resume la experiencia de 2020 Inés Camilloni. Balance más que positivo para una institución educativa.

Armando Doria