Un Servicio civilizado

Desde el 25 de abril, el Ejecutivo decidió intervenir el SMN con un meteorólogo de la institución: Héctor Ciappesoni. Se estipuló un plazo de 180 días para armar el nuevo Servicio como organismo descentralizado, con total autonomía. Ciappesoni cuenta sus objetivos y asegura que ya llegaron los tiempos de trabajar a “puertas abiertas”.

16 de mayo de 2007

– Si bien en noviembre pasado el Gobierno había rescatado al Servicio de la órbita militar para asignarlo a la cartera de Defensa, recién ahora se decidió a intervenirlo, desplazando a la cúpula militar. ¿A qué considera que se debe?

– Llegó un momento en que el secretario de Planeamiento y la ministra Nilda Garré decidieron cambiar el rumbo. Yo no podría decir por qué se llegó a la decisión de la intervención. El hecho concreto es que yo estaba trabajando dentro del Ministerio de Defensa en un proyecto de armado de un nuevo organismo.

– ¿Qué estatus cobra el Servicio con la intervención?
– La propuesta del gobierno es crear un organismo descentralizado, lo que significa máximo nivel en cuanto a organismos: fondos propios, autonomía; nunca el Servicio tuvo eso. Uno ve que, de parte del gobierno, hay una idea clara, pero tampoco es fácil hacerlo en la mitad de un proceso, ya que hasta fin de año el financiamiento del organismo está en manos del Comando de Regiones Aéreas y, hasta fin de año, todas las partidas de mantenimiento, contratos a pagar, etcétera, estarán dentro de las estructura de la Fuerza Aérea.

– Entonces, ¿es sólo un problema de presupuesto?

– No. Por otro lado, los decretos de la organización de una nueva estructura y la determinación de la descentralización están encaminados pero no terminados. Además, hay problemas tales como generar un nuevo estatuto para el personal, porque ya no somos personal civil de las Fuerzas Armadas sino que somos personal de Defensa, y no podemos todavía gestar un estatuto porque aún no somos organismo descentralizado. Es una situación híbrida de transición plena.

-En el decreto que en noviembre determinó el paso al Ministerio de Defensa se establecían 180 días de plazo para rearmar una nueva estructura definitiva. Ese plazo termina a mediados del mes de mayo…
– Así es. En su primer momento, nosotros, como Centro Argentino de Meteorólogos, elaboramos un proyecto de lo que se debería hacerse en los primeros 30 días y lo que se debería hacer en el total de los 180 días. Eso lo entregamos pero, de alguna manera, el Ministerio se tomó un tiempo para estudiar las propuestas y, entiendo yo que, considerando que los cambios también requieren continuidad en la entrega del pronóstico meteorológico, por ejemplo, y de todas las actividades, se llegó a la decisión de la intervención y de otros plazos.

– Entonces, se renuevan los 180 días para armar un nuevo organismo. ¿La idea es que en ese tiempo se convierta en un organismo completamente civil?
– Actualmente, en el Servicio hay un 57 por ciento de militares y un 43 por ciento de civiles. Eso no se cambia en 180 días ni en un año tampoco. En este momento, el punto fundamental es que el director es un civil y meteorólogo, lo mismo que los encargados de cada área. La cabeza es plenamente civil.

– El decreto dice que usted puede disponer del personal militar.
– Si bien dice que yo, como interventor, puedo disponer la continuidad o no del personal militar dentro del Servicio, a mí no me puede agarrar ningún ataque de locura y decidir que se vayan 500 militares porque se me para todo el Servicio, y no sabrían ni dónde ponerlos.

– ¿Qué pasó con la cabeza militar del Servicio?
– Las cinco personas que la componían ya no están más acá, van a prestar servicios a otro lado, y esa es una de las condiciones que impusimos.

– ¿Considera que no va a haber resentimientos ni palos en la rueda?
– Palos en la rueda, creo que no habría. De más de 500 militares, la mayoría son suboficiales, y la mayoría de los suboficiales son entre cabo y cabo primero, que se formó dentro de una escuela como observador meteorológico. La mayoría son muy jóvenes y entraron a la Fuerza Aérea como podrían haber entrado a otro lugar. A esa gente, incluso, si uno le hiciera una propuesta de pasar a una estructura civil, creo que en un porcentaje grande lo aceptaría.

– ¿Eso es una propuesta concreta?
– Yo digo que si a esas personas uno les da las mismas condiciones de trabajo, estarían contentas de trabajar en un área civil. El problema es si se puede hacer administrativamente, pero se lo planteamos al secretario de Planeamiento y dijo “hagan la propuesta”.

– ¿Cuáles son los objetivos centrales de su intervención?
– Ordenar el organismo hacia una estructura nueva, que yo conozco porque trabajé en los decretos de formación de ese nuevo organismo. Sería una estructura distinta, con un director y cinco gerencias organizadas por temas. Es central formar una estructura administrativa, porque la administración la maneja totalmente el Comando de Regiones Aéreas. Yo acá tengo dos personas que manejan la entrada y salida de expedientes que van al Edificio Cóndor. Nada más.

– ¿En eso ya se está trabajando?
– Sí, por supuesto. Entre otras cosas, ya se está montando la parte financiera, pensando en un Servicio descentralizado. Los primeros cargos que esperamos son los del área administrativa, porque esto quiebra si no anda la administración. Y tenemos que ser inteligentes en relación con el proyecto de presupuesto 2008, que se vota en septiembre. Tenemos que conseguir que el Ministerio de Defensa proponga un presupuesto acorde con una política de desarrollo. Necesitamos fondos para poder irnos transformando, para conseguir becarios de la Universidad, gente que estudie Matemática, Física, Meteorología y Computación. La idea es que en tres años tengamos gente nueva trabajando en el Servicio.

– ¿La planta científica no se venía renovando?

– Este organismo está envejecido. Desde el interventor para abajo, somos gente grande que estamos en el final de nuestra carrera. Esto pasó porque nunca se tomó personal técnico nuevo. Y una de las causas es la decisión de los militares de tomar técnicos meteorólogos y no licenciados. La carrera de técnico desapareció hace ya varios años de la Facultad de Exactas, por lo que los técnicos están en extinción. Dado eso, hay que tomar bachilleres, y becarlos para que terminen la carrera lo antes posible y se vayan poniendo en contacto con los temas que nos interesan.

– ¿Están analizando una nueva política de comunicación?

– Para nosotros es un objetivo tan importante como los demás. Un ejemplo es que nuestras alertas no llegan en tiempo y forma. Acá muchas cosas se conocen con cierta anticipación y a la gente no les llega. Un ejemplo fue lo de las inundaciones de Santa Fe. Dos días antes, los modelos nos daban lluvias de más de 150 milímetros, por lo cual era una alerta importante. La información fue a Defensa Civil y no sabemos qué se hizo después. Propongo que mantengamos el contacto con Defensa Civil, pero yo quiero que los medios tengan la información, lo que nos asegura que, por lo menos, la población va a estar avisada, porque la información llega antes por los medios que por las estructuras administrativas. Las alertas de radar, por ejemplo, son a muy corto plazo: dos horas. Los tiempos que se deberían manejar son otros.

– Podemos decir que pretende que el Servicio se haga cargo de la información que provee.
– Totalmente, y esto es crucial. Cuando el Servicio se equivoca, por ejemplo, tiene que asumir el error. Uno puede explicarlo, porque honestamente debe decir hasta dónde puede la meteorología y hasta dónde no puede. De hecho, el día en que se inundó la Capital, hace poco, durante la gestión de Aníbal Ibarra, se comenzó a plantear un proyecto de obras gigante y yo le dije al director del Servicio: “Mirá, hacemos un calculito fácil y demostramos que no hay manera de sacar tanta agua de una ciudad plana como Buenos Aires. No hay desagüe que la saque. Hay cosas que no tienen solución y hay que decirlo. Las obras traen mejoran, las lluvias de 45 milímetros por ahí se pueden manejar, pero digamos que hay cosas que no tienen solución. O la solución es hacer un canal tan monstruoso que va a ocasionar más muertes por caídas en el canal que las que puede generar una inundación. Y el tema es que está aumentando la intensidad de precipitación.

– ¿Usted propone intervenir sobre situaciones concretas?
– Hay que salir a hablarle a la gente, y no sólo de Buenos Aires. Por ejemplo, ante un hecho de inundación, el director va a tener que trasladarse al lugar y explicarle al municipio correspondiente qué puede hacer la meteorología por la situación. Esto para que la gente entienda que su plata, que va al Estado a través de impuestos, después vuelve y que hay profesionales que están pensado en sus problemas. Y eso no quiere decir que tengamos todas las soluciones, pero sí podemos hacer un plan para ver si aumentan las precipitaciones o hasta dónde serán inundables o no determinadas tierras. Preparar escenarios climáticos.

– Ese tipo de conocimiento también se maneja en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales. ¿Está en los planes interrelacionarse con la institución?
La relación con la Facultad es muy buena, tanto con el decano y la vicedecana como con las autoridades del Departamento de Ciencias de la Atmósfera y la gente del CIMA.
Yo de alguna manera quiero que la gente de Exactas participe y cuando tengamos que hablar de escenarios climáticos hable Mario Nuñez, que es de Exactas; para analizar un modelo puedo hablar yo, y cuando tengamos que hablar de cambio climático, que hable Vicente Barros, también de Exactas. Que hable el mejor en cada tema. Y lo mismo para las representaciones internacionales: tiene que ir el mejor que tengamos en el país, aunque no sea del Servicio; mostremos lo mejor que tenemos. Ahora, este es un Servicio de puertas completamente abiertas. Que vengan de la Facultad de Exactas, del Conicet, de Agronomía a presentar modelos climáticos, a charlar con nuestro personal y eso va a hacer que la gente del Servicio se sienta más considerada y gane en conocimientos.

– ¿Qué significa el cargo de interventor para usted, en lo profesional?
– Para mí esto es un final de carrera impensado. Muchas veces habremos divagado sobre estas cosas, pero nunca lo vimos cerca. Y lo bueno es que hayan elegido un meteorólogo y no un político asesorado por un meteorólogo, cosa de la que tampoco nos hubiéramos podido quejar. Mejor no me puedo sentir. Me siento apurado porque los tiempos no me dan. Pero es así, siempre quisimos manejar este organismo, y ahora no podemos decir que no. Bajo cualquier condición, yo estoy acá.

Así quedó el SMN
La estructura superior del Servicio Meteorológico Nacional está definida desde fines de la semana pasada de la siguiente manera: interventor, subinterventor y tres directores de área. Tanto el interventor como los directores son agentes civiles del Servicio. El subinterventor es un funcionario de Defensa. Estos nombramientos deberían mantenerse hasta un futuro decreto que establezca el funcionamiento del nuevo organismo, momento en se renovarían los cargos.

Interventor: Héctor Ciappesoni, doctor en Meteorología
Subinterventor: Oscar Domenella, licenciado en Ciencias Políticas
Director Operativo: Jorge Leis, licenciado en Meteorología
Director Técnico: Mónica Marino, licenciada en Meteorología
Director Logístico: Luis Rosso, licenciado en Meteorología

Fuente: Cable Semanal nro 647

Armando Doria