Una facultad, siete generaciones

En el marco de los festejos por el 190 aniversario de la UBA, la Facultad organizó un encuentro de graduados, que logró reunir más de mil ex alumnos de Exactas, algunos de los cuales comenzaron sus estudios en los años 40. Crónica de una noche de alegría y emociones, en la cual, muchos de los invitados volvieron a sentirse como estudiantes.

1 de septiembre de 2011

Nadie puede precisar con claridad si la iniciativa tuvo un momento fundacional. “Lo que te puedo decir es que la idea venía dándonos vueltas por la cabeza desde hace varios años. De alguna manera fue madurando, creciendo y, tal vez, estaba esperando el momento oportuno para concretarse”, reflexiona el secretario de Extensión, Graduados y Bienestar Leonardo Zayat.

Y el momento oportuno llegó junto con los festejos organizados para conmemorar el 190 aniversario de la Universidad de Buenos Aires. “Allí nos pareció que había llegado la oportunidad para llevar a cabo un encuentro de graduados”, explica Zayat, quien se puso al frente de la organización.

Las primeras expectativas eran más bien moderadas. Afirmaban que la meta era lograr la presencia de quinientas personas, pero, íntimamente, aseguraban que con trescientos convocados estarían satisfechos. “Al final hubo 1170 inscriptos a los que había que sumarles 249 adhesiones.”

La propuesta apuntaba a generar un clima distendido, informal. “Esa era nuestra intención pero nada garantizaba que ese mensaje fuera recogido por los graduados. Uno no lo sabe con certeza hasta que el hecho se produce. Por suerte creo que la gente estaba muy bien predispuesta”, afirma Zayat con satisfacción.

La hora de la verdad

Finalmente el día llegó. La cita era el viernes 19 de agosto. La recepción se armó en torno al playón central del Pabellón II. La gente empezó a llegar hacia las 17.30 y una hora después los asistentes ya cubrían la totalidad del lugar. Allí se vivieron los primeros momentos de emoción con el reencuentro de viejos compañeros de estudios que no se habían visto durante años.

Mientras esperaban que se hiciera la hora de bajar al Aula Magna, los graduados aprovechaban para visitar los stands del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, del CONICET, de EUDEBA y de Tecnópolis TV, que se montaron especialmente para la ocasión. Muchos también se acercaban con curiosidad a las experiencias demostrativas dispuestas por el equipo de Popularización de la Ciencia y realizaban consultas sobre las distintas actividades que desarrolla el área, muchas de las cuales no existían cuando ellos cursaban. También tuvieron enorme demanda las remeras con diferentes diseños relacionados con Exactas y numerosos graduados hicieron fila para retirar el pin metálico con el logo de la Facultad que, desde 2010, se entrega junto con el diploma.

Con la demora habitual que suele producirse en este tipo de eventos, los graduados se dirigieron hacia el entrepiso para llenar, de lado a lado, el Aula Magna y dar inicio a la apertura del acto del Encuentro. Leonardo Zayat hizo las veces de maestro de ceremonias. Muy suelto y distendido, fue relatando algunas de las alternativas y curiosidades del proceso de organización. En esa línea contó que el químico Gerardo Burton fue el inscripto número uno de la convocatoria. Describió, en medio de los aplausos de los graduados de cada una de las carreras nombradas, que la mayoría de los anotados eran biólogos, seguidos por los químicos y luego los computadores.

Por otro lado, detalló que entre los participantes registrados la mayoría habían comenzado sus carreras en las décadas del 60, 70, 80, 90 y 2000.Pero que también había 38 personas de los años 50 y cuatro de la década del 40. Dos de ellas estaban presentes: las químicas Sara Rietti (ingresó en el 48) y Jutta Cohn (ingresó en el 46). Ambas se pusieron de pie y fueron saludadas con un caluroso aplauso.

En seguida, se proyectó un video realizado a principios de la década del 60, en el que se mostraban imágenes de la construcción de Ciudad Universitaria. Se trata de una mezcla de documental, con partes ficcionadas, que constituyen un registro de época sumamente valioso, pero también, algunas de las alternativas del relato adquieren, vistas en la actualidad, ciertas características bizarras. Así ocurre cuando el locutor señala, con un tono similar al utilizado en Sucesos Argentinos que “(…) En estos terrenos que hasta no hace mucho tiempo servían como depósitos de desperdicio y refugio para gente de mal vivir nuestros estudiantes universitarios cuentan ahora con espacios aptos para sus actividades”. La carcajada fue general.

Finalizado el video apareció en escena el decano Jorge Aliaga quien hizo referencia a algunos datos de color relacionados con los primeros egresados. Relató que hacia 1870 había un Departamento de Ciencias que se desdobló en una Facultad de Matemática y una Facultad de Ciencias Físico Naturales. La primera se dedicó a formar ingenieros y tuvo como primer egresado a Luis Huergo. La segunda no tuvo egresados. En 1881 ambas instituciones se reunifican y pasan a llamarse Facultad de Ciencias Físico Matemáticas. Pero hay que esperar hasta el 26 de septiembre de 1886 para que aparezca el primer egresado que no es ingeniero. Se trata del doctor en Ciencias Físico Matemáticas Ildefonso Ramos Mejía. Luego, en marzo de 1902, Enrique Herrero Duclós será el primer doctor en Química y ese mismo mes egresa Angel Gallardo como el primer doctor en Ciencias Naturales.

Pero el dato más curioso que reveló Aliaga es el siguiente: el doctor en Ciencias Físico Naturales Pedro Pando está registrado como el egresado 639, el 8 de junio de 1903. Sin embargo su tesis en la Biblioteca está fechada el 15 de mayo de 1882. ¿Qué ocurrió? “Pando egresó antes que Ildefonso Ramos Mejía, pero al no retirar el título no quedó registrado y se perdió la fama de ser el primer egresado de la Facultad”, puntualizó Aliaga con humor.

Historias en primera persona

Luego llegó el momento del panel que reunió a cinco graduados para que cuenten las experiencias que vivieron en la Facultad a lo largo de los años. El primero en brindar su testimonio fue Adrián Paenza, quien a pesar de encontrarse en Estados Unidos quiso estar presente a través de una videoconferencia. Paenza, doctor en Matemática, ingresó en la Facultad en 1965 y empezó a cursar las materias del ingreso en el 64 cuando tenía apenas 14 años.

El periodista recordó el edificio de la calle Perú, su viaje en tren hasta Ciudad Universitaria “a la que se llegaba por un único camino de tierra que se inundaba”. Detalló un extenso listado con los profesores que más lo habían impactado y subrayó que en la universidad también aprendió lo que era una asamblea, una moción de orden y comprendió “lo que me había dicho mi viejo: ‘hay una única regla de oro Adrián, no se puede carnerear una huelga”. Más adelante reafirmó su compromiso con una educación pública, gratuita, obligatoria y una universidad cogobernada como ha sido desde la gesta del 18. “Me siento muy orgulloso de poder participar de este acto”, concluyó.

Lo siguió la doctora en Ciencias de la Atmósfera Carolina Vera quién comenzó sus estudios en 1980. Vera preparó una presentación con fotos para ilustrar los distintos acontecimientos que marcaron su paso de tres décadas por Exactas. Destacó que llegó a la Facultad en plena dictadura, con examen de ingreso y policía en el interior del edificio. Evocó los comienzos de su militancia, su compromiso con la defensa de los derechos humanos y su participación en el proceso de normalización de Exactas con la llegada de la democracia.

Posteriormente hizo un repaso de lo que fueron los principales ejes de su trabajo académico y se detuvo para señalar que en 2005 aceptó acompañar a Jorge Aliaga para convertirse en la primera vicedecana de Exactas. “Al principio me parecía una locura pero después me entusiasmó el proyecto”, dijo. Para cerrar no quiso dejar de mencionar su participación en el espacio de Interklaustros “en el que expresamos nuestro acuerdo con el modelo científico que actualmente tenemos”.

Llegó el turno del computador Alberto Teszkiewicz, quién ingresó a Exactas en 1971. Comenzó expresando el enorme significado que la Facultad ha tenido en su vida. “Aquí construí amistades entrañables, que todavía conservo y fui uno de los malhechores que reemplazaron a los malvivientes que había en esta zona”, ironizó. Luego hizo una descripción de las distintas alternativas por las que atravesó Exactas a lo largo de los gobiernos de Cámpora, Perón e Isabel Perón. Al llegar a la dictadura del 76, Teszkiewicz quiso rendir un homenaje a todas las víctimas de la represión “en la figura de mi amigo Hernán Nuguer, secuestrado en 1977”.

Con la llegada de la democracia recalcó sus diferencias con el rector Delich primero y con Shuberoff después y concluyó afirmando que recién en 1989 “a seis años del final de la dictadura pudimos cerrar un ciclo con la renovación del claustro de profesores que venía como herencia de la dictadura”.

Jorge Filmus llegó a la Facultad en 1971. Luego de doctorarse en Química en 1983 partió con su familia hacia Canadá, país en el que aun reside. Señaló que “la posibilidad de entablar grandes amistades es una de las cosas más valiosas que la experiencia de estudiar en esta Facultad me ha dado y de la cual estoy profundamente agradecido”. También se emocionó al recordar a tres estudiantes de Exactas desaparecidos: Inés Olleros, Quique Tapia y Ricardo Chidichimo. El segundo nombre de mi hija es Inés en su homenaje”.

Posteriormente destacó la política científica del actual gobierno y finalizó afirmando que “Exactas sigue siendo hoy el principal centro de formación de científicos; científicos que cada vez son más necesarios para mejorar el nivel de vida de los argentinos”.

La última intervención estuvo a cargo del actual Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Lino Barañao, quién ingresó a la Facultad también en 1971.

Sostuvo que todos los graduados más allá de lo que han recibido como formación profesional, tienen una carga afectiva muy grande con la Facultad. Por eso, todos, en alguna medida “queremos cumplir con la responsabilidad de devolver lo mucho que hemos recibido”.

Luego, apelando a un fino humor, señalo que Exactas es la única facultad que ha incubado un ministerio. “No lo digamos mucho pero es ciento por ciento producto de Exactas”. Y agregó, “no es casual que esta Facultad que ha formado tanta gente en ciencias, sea también la que asumió la responsabilidad de encabezar este salto institucional”.

Finalizados los testimonios se entregaron los premios del concurso de fotos “Yo estudié en Exactas” y, en seguida, comenzó el cierre del encuentro con un show musical a cargo de Sebastián Rubin. Cerca de las 22.00 y luego de los bises de rigor, los graduados comenzaron a dejar vacía el Aula Magna. Había terminado una noche en la cual por alguna razón -que si no estuviéramos en la Facultad de Ciencias podríamos calificar de mágica- todos los graduados pudieron volver a disfrutar de una nueva fiesta de estudiantes.

Fuente: El Cable Nro. 778

Gabriel Rocca