
Un nuevo plan para Ciencias Químicas
Una comisión integrada por graduados, profesores y estudiantes diseñó un plan de carrera renovado para la Licenciatura en Ciencias Químicas. Habrá un título intermedio; un ciclo de formación específica organizado en seis áreas temáticas que responden a los desafíos actuales y futuros de la química y a la fuerte demanda de egresados de la carrera por parte de la industria; y un trabajo final.
Ciencias Químicas tiene un nuevo plan de carrera, más flexible, más atractivo, adaptado a las exigencias del rigor académico pero también a la demanda creciente por parte de la industria de graduados en una ciencia que está en todas partes, porque de átomos, moléculas, polímeros, de lo que la química estudia está hecho todo lo que consumimos, las herramientas que usamos, lo que llevamos puesto, el aire que respiramos y nosotros mismos.
Al cabo de varios años de labor, una comisión integrada por graduados, profesores y estudiantes diseñó un plan de estudios renovado, que incluye un título intermedio, un ciclo de formación específica organizado en seis áreas temáticas que responden a los desafíos actuales y futuros de las ciencias químicas, y un trabajo final que permitirá a los alumnos conectarse con el ámbito profesional y/o científico aplicando los conocimientos adquiridos durante la carrera.
“Es la primera modificación que se aprueba en más de tres décadas –explica Adriana Kolender, investigadora del CONICET, profesora del Departamento de Química Orgánica y directora de la Comisión de Carrera que elaboró el nuevo plan de estudios–. El plan hoy vigente, de 1987, se había hecho como modificación del de 1957, que tenía fundamentalmente cuatro orientaciones, cada una de ellas asociada a un departamento de química. En el 87 se pasó a una formación enteramente general y apenas quedaron dos materias optativas, o sea, un esquema demasiado rígido. No se buscó volver al diseño anterior, sino generar una propuesta más flexible y que pusiera el foco en los ejes de la química que hoy son importantes, que respondiera a las demandas más actuales en términos académicos y de inserción laboral”.
Una novedad de relevancia, en una carrera que dura 6 años y tiene una intensa carga horaria, es la implementación de un título intermedio. El título de Bachiller Universitario en Ciencias Químicas demanda 1708 horas totales, es decir, unos tres años de cursada (incluyendo el CBC).
“Quienes deseen continuar, podrán terminar la Licenciatura. Antes no había nada a mitad de camino y, los que dejaban por el motivo que fuera, se quedaban con las manos vacías. Pero aquí ya tienen un título, con amplias perspectivas de inserción laboral”, señala Kolender.
Además, al Ciclo de Formación General, constituido por 28 asignaturas obligatorias que abarcan los contenidos conceptuales troncales y transversales a las subdisciplinas que conforman la química, con una duración estimada de cuatro años, le seguirá en el último tramo de la carrera un Ciclo de Formación Específica, que ofrece a los alumnos un abanico de opciones que se corresponden con las posibles áreas de desempeño profesional.
El Ciclo de Formación Específica establece seis nuevas orientaciones:
– Química Ambiental y Energías Renovables: una orientación que busca que los egresados comprendan cómo la química ayuda a entender el ambiente, cómo participa de su preservación y cuáles son las transformaciones necesarias en los procesos productivos para avanzar hacia un modelo de desarrollo sustentable.
– Química Fina y Medicinal: orientada a brindar a los egresados los conocimientos necesarios para el desarrollo y la obtención de productos químicos selectos y para el estudio de compuestos biológicamente activos que puedan ser utilizados como medicamentos.
– Materiales: profundiza en aspectos vinculados al diseño, la síntesis y la caracterización de polímeros, cerámicas, metales, nanomateriales y de cualquier material que pueda tener aplicaciones en el campo de la industria y de la clínica.
– Alimentos: busca formar a los alumnos en el abordaje de sistemas complejos en los que se desarrollan reacciones químicas tanto durante la elaboración de alimentos e ingredientes como durante su conservación, garantizando calidad, sostenibilidad en los procesos y seguridad alimentaria.
– Desarrollo Analítico y Control de Procesos: orientada al desarrollo, puesta a punto, aplicación y evaluación de los métodos de análisis de muestras naturales y sintéticas, y a la optimización de los procesos involucrados en la obtención de compuestos químicos.
– Biotecnología: profundiza en los conceptos necesarios para la obtención de productos activos a través de organismos vivos y en procedimientos de recuperación, estabilización y purificación de productos obtenidos por vías biotecnológicas, para ser destinados a la creación o modificación de productos o procesos para usos específicos.
Este Ciclo de Formación Específica constará de 680 horas totales: 480 horas destinadas a cursos, con al menos tres asignaturas electivas y otras tres optativas, y 200 horas destinadas a un trabajo final.
“Otro cambio importante pasa por la reducción de la carga horaria de la carrera (que pasa de 4432 a 4128 horas reloj), para que los estudiantes puedan completarla en un menor número de años, sin comprometer su calidad y su competitividad frente a carreras similares –explica Fernando Battaglini, profesor del Departamento de Química Inorgánica, Analítica y Química Física y también integrante de la Comisión de Carrera–. Por otra parte, se hizo una reconfiguración de las asignaturas, con más cursos de menor carga horaria, lo que brinda mayor flexibilidad en la cursada”.
La última novedad es la implementación de un trabajo final para obtener la Licenciatura en Ciencias Químicas, al que se destinarán 200 horas (el equivalente a una asignatura cuatrimestral de 12,5 horas semanales).
Este trabajo final, equivalente a una tesis de licenciatura, podrá realizarse según distintas modalidades: como inicio de investigación en el ámbito académico, en alguno de los cuatro Departamentos de Química de la Facultad, o bien en otras dependencias de la UBA o en organismos nacionales de ciencia y técnica; como proyecto orientado al desarrollo o a incrementar habilidades específicas relacionadas con el desempeño profesional de la química, que también podría realizarse en empresas estatales o privadas o en institutos tecnológicos asociados; o como proyecto relacionado con actividades docentes en asignaturas de química, eventualmente vinculado a una propuesta de practica social educativa.
En todos los casos, el trabajo final tendrá la supervisión de un docente que actuará como director o codirector. Para su aprobación, deberá será presentado y defendido ante un jurado. La incorporación de este trabajo final permitirá que el título sea reconocido como equivalente a una maestría de la Unión Europea, dato vital para quienes quieran realizar estudios de posgrado en el exterior.
Presente y futuro de la química
“En los 80, cuando se diseñó el plan anterior, ésta era una carrera muy elegida –recuerda Adriana Kolender–, pero lo cierto es que la matrícula cayó mucho, de 300 ingresantes por año a solo 60. La pandemia tampoco ayudó: Química es una carrera que no se lleva bien con la virtualidad, su fortaleza es el laboratorio”.
“El plan de estudios vigente, el de 1987, es realmente muy rígido: prácticamente todas las materias son obligatorias, solo se pueden elegir dos optativas de una oferta muy amplia y sin ninguna orientación de cómo seleccionarlas –completa el diagnóstico Miryan Cassanello, directora del Departamento de Industrias y una de las referentes de la Comisión de Carrera, involucrada desde el primer momento, hace ya más de una década, en los debates sobre el nuevo plan de estudios–.
La idea rectora de este nuevo plan fue, por lo tanto, incluir propuestas de formaciones específicas, con materias tanto optativas como electivas, y que la oferta de asignaturas tuviera una orientación definida, que contribuya a la inserción profesional en sectores fuertemente relacionados con la química”.
Para Battaglini, “el plan anterior buscaba generar un profesional con un conocimiento básico general de la química, de modo que pudiera iniciar su carrera en cualquiera de sus áreas: analítica, síntesis, industrial, etcétera. Sin embargo, una extensa encuesta que llevamos adelante en el ámbito profesional indicó que quienes han tomado a graduados de Ciencias Químicas de Exactas en los últimos años encuentran mucho más relevante su capacidad de análisis y su razonamiento crítico, que son marcas registradas de nuestra facultad. En consecuencia, se buscó definir una serie de materias de formación específica basadas en criterios modernos, orientadas a las áreas de relevancia actuales de la química: ambiente, energía, manejo de la información, química medicinal, entre otras. Entonces, el nuevo plan garantiza una formación integral y suma ventajas que los anteriores no presentaban”.
En efecto, y más allá de la reestructuración de asignaturas y carga horaria, el nuevo plan de carrera para la Licenciatura en Ciencias Químicas renueva el énfasis puesto en una rigurosa formación académica de los graduados, en el contacto con científicos activos en su disciplina, el entrenamiento en el uso de equipamiento de laboratorio y de técnicas instrumentales de análisis, y en el desarrollo, por fin, de la capacidad de análisis crítico de resultados y de abordaje de temáticas diversas que permitan resolver problemáticas complejas.
Cassanello enumera la extensa lista de campos de la investigación y el desarrollo en los que puede desempeñarse un egresado de la Licenciatura en Ciencias Químicas: las tecnologías para la producción, almacenamiento y aprovechamiento de energía; el desarrollo de fármacos, productos cosméticos y métodos de diagnóstico clínico; la investigación en alimentos funcionales con ingredientes bioactivos; la investigación sobre el impacto ambiental de las actividades humanas y las tecnologías de valorización de residuos; la creación de instrumentos y equipos de laboratorio para la investigación científica, y el desarrollo de nuevos materiales con nuevas aplicaciones en el área de nanotecnología, por nombrar sólo algunas.
“Ahora, a este abanico de opciones se suma, desde el plan de estudios, la oportunidad de que los estudiantes seleccionen las ultimas materias con un hilo común orientado hacia una posible inserción profesional –agrega Cassanello–. Las materias del ciclo de formación específica están fuertemente vinculadas con los temas estratégicos de industrias que requieren profesionales con las habilidades de nuestros egresados”.
Así, en el ámbito de la producción, las tareas y responsabilidades que puede asumir un químico también son tan heterogéneas como fundamentales: puede supervisar todos los procesos involucrados en la transformación de la materia a gran escala; optimizar productos y procedimientos industriales; verificar la calidad de los productos terminados y de los materiales utilizados para producirlos; minimizar el impacto ambiental de la operatoria de una industria, y hasta desempeñarse en áreas de ventas y asesoramiento de productos que requieren un conocimiento de los procesos químicos involucrados en su fabricación.
“El objetivo de este nuevo plan de estudios también es revertir, en parte, el desconocimiento que hay sobre la carrera –puntualiza Kolender–. Muchos piensan que si estudian química solo van a poder ser científicos. Pero la verdad es que los egresados tienen ocupación plena, y el ciento por ciento trabajan de químicos. Había un sesgo del plan del 87 más vinculado a la academia, pero lo cierto es que la demanda laboral por parte de la industria es muy fuerte. Y queríamos que esa realidad se viera reflejada en el plan de carrera”.
El nuevo Plan de Estudios para la Licenciatura en Ciencias Químicas ya fue aprobado por unanimidad por el Consejo Directivo de la Facultad y ahora espera la aprobación de Consejo Superior de la UBA, con vistas a que comience a aplicarse en el primer cuatrimestre de 2024.