Recuperar el pasado en la Manzana de las Luces

Ese predio porteño lleva tres siglos de historia. Allí se fundó la Universidad de Buenos Aires, y fue el primer sitio de enseñanza de Exactas. El geólogo Víctor Ramos trabaja desde hace años recuperando las memorias de la Universidad, en particular de nuestra Facultad, mientras impulsa la puesta en valor de la parte del edificio que marcó un hito educativo.

27 de junio de 2022

Durante años, Víctor Ramos recopiló la historia de la Manzana de las Luces que tomará forma en un libro próximo a editarse por Eudeba, pero este doctor en geología tiene otro sueño en sus manos: lograr la puesta en valor de ese sitio porteño, donde nació la Universidad de Buenos Aires (UBA), dieron charlas diversos premios Nobel, y fueron las primeras aulas de Exactas.  “La idea es rescatar ese lugar, actualmente abandonado y que, en 1801, fue testigo de las primeras clases de Medicina; en 1815 de Derecho, y de Ciencias Exactas, en 1821”, precisa este profesor emérito de la UBA.

Antes conocida como “Manzana de los Jesuitas”, por esa orden religiosa que se asentó en lo que hoy es el barrio de Montserrat, en sus antepasados también contó con un germen académico. “En 1733, aproximadamente, los jesuitas dictaban Teología, además de Filosofía, que en ese tiempo abarcaba la química, la matemática. En 1757, se hizo -relata- el primer proyecto formal de hacer allí una universidad, y se envió la propuesta al rey, quien tardó 10 años en responder: ‘Expulsen a los jesuitas de mis colonias’.  Y nombró a Juan José de Vértiz, gobernador de Buenos Aires (luego, virrey), un hombre muy progresista y criollo, que había nacido en México”.

Vértiz insistió con la idea de la universidad hasta que en “1778 logró la autorización, pero en letra chiquitita abajo, el rey indicaba que no había un real para hacerla. Si la quería, debía conseguir el dinero. ¿Qué se le ocurrió? Algo que ya habían hecho los jesuitas, también. Sobre la calle Perú y en Moreno construyeron casas redituables o de alquiler. Y con eso, se financiaría”, agrega.

Víctor Ramos

Pero, hubo un cambio de planes. “Cuando las casas estaban listas para ser inauguradas y alquiladas, ocurrió la revolución de Tupac Amaru con una revuelta muy grande en Oruro. El virrey Vértiz manda allí tropas, aplastan a los insurrectos que se habían levantado y traen unos 30 criollos presos. Como no había una cárcel tan grande en Buenos Aires, utilizaron gran parte de las casas redituantes como calabozos, donde estuvieron unos 15 años”, indica Ramos, investigador superior emérito del CONICET.

Nace la UBA

El Virreinato quedó atrás. La Revolución de Mayo y la Declaración de la Independencia ya habían ocurrido, cuando se funda la Universidad de Buenos Aires en 1821. “A partir de entonces, el predio deja de llamarse “de los Jesuitas” y pasa a ser conocido como “Manzana de las Luces”.  El periódico Argos le da ese nombre por las actividades académicas de la ciudad que concentraba”, marca.

Felipe Senillosa sería el primer prefecto del Departamento de Ciencias Exactas y los primeros argentinos profesores serían Manuel Moreno, hermano del prócer de la Primera Junta, profesor de Química junto a Avelino Díaz, en Matemática. “Parte del famoso empréstito de Bernardino Rivadavia con la firma inglesa Baring Brothers, fue para la compra en Europa de los equipos de los laboratorios: uno de Física y otro de Química, con los que nacieron las Ciencias Exactas”, detalla, entre una larga lista de hechos que sellaron los inicios.

No faltaron cambios de planes, crisis económicas y falta de presupuesto, que lleva a desaparecer al primer Departamento de Ciencias Exactas en 1838. “Muere por inanición porque debía mantenerse con el pago de los alumnos, que no alcanzaba a cubrir los gastos”, describe.  Unos años más tarde, la embrionaria facultad vuelve a mostrar signos de vida con el nombramiento de Juan María Gutiérrez como rector en 1861. En abril de 1865, llegaban a Buenos Aires contratados en Italia, el profesor de Historia Natural, Pellegrino Strobel; el de Matemáticas puras, Bernardino Speluzzi, y el de Matemáticas aplicadas, Emilio Rosetti.“Ante la insistencia del rector Gutiérrez se vuelve a crear el Departamento de Ciencias Exactas. A partir de ese momento, nuestra facultad estuvo de forma continua durante más de cien años en la Manzana de las Luces, y por donde pasaron figuras ilustres como los Nobel, Guillermo Marconi y Albert Einstein, entre muchos otros”, subraya Ramos, quien hizo su carrera de geólogo y doctorado en la sede de Perú 222. Cambios y más cambios. Reformas edilicias en la Manzana de las Luces preservaron gran parte de las construcciones jesuíticas, pero demolieron el resto. “Casi toda nuestra facultad cayó en la picota. Pero, quedaron las aulas donde se dieron las primeras enseñanzas de Medicina, Derecho y Exactas. Fueron hechas en 1730, y resultan uno de los edificios en pie más antiguos de Buenos Aires”, dice Ramos, quien fue vicedecano de Exactas, y enseguida, añade: “Nos queda una pequeña pero importante parte en pie. Mi propuesta es ponerla en valor. En parte lo están haciendo, porque están reparando los techos y la fachada.

Al rescate

La Manzana de las Luces a principios del siglo XX.

Una propuesta posible sería hacer en parte de ese sitio, el paraninfo de la UBA, como tienen numerosas universidades del país y el mundo, para los actos académicos importantes como la entrega de diplomas honoris causa, o recibir la visita de prestigiosas figuras de la ciencia, entre otras funciones”.

El área a recuperar “está cerrada al público desde hace casi cincuenta años”, indica. Y cuenta con espacios que “desbordan de historias”. Por ejemplo, el sitio ocupado en su momento por el rectorado de Gutiérrez que “hoy está perfectamente preservado”, o la Sala de los Doctores, “creada en la época de Rivadavia. Era -dice- un centro de intelectuales que guiaban y asesoraban a la universidad. Algo rarísimo porque todo aquel que era doctor tenía derecho a solicitar su participación”.En este intento de rescatar el pasado, Ramos no está solo. “El rector Alberto Barbieri tiene conciencia de la importancia del paso de la Universidad en la Manzana y está tratando de hacer lo imposible para ponerla en valor”, señala.  El predio hoy depende de otro organismo oficial que no es la UBA, y requiere de tratativas para alcanzar la meta soñada. Mientras tanto, todos los detalles de esta historia serán publicados por Eudeba en “La memoria de la Universidad en la Manzana de las Luces, una gesta de trescientos años”.

Cecilia Draghi