Obras para el Bioterio
A través de una serie de importantes mejoras en infraestructura y un puñado de decisiones administrativas clave, la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales avanza en la jerarquización de su Bioterio, una facilidad fundamental para las distintas líneas de investigación científica que involucran ensayos con animales.
“La idea, a partir del cambio de gestión, fue hacer un diagnóstico de las necesidades del Bioterio, apuntando a satisfacer las demandas de los investigadores. Logramos finalizar algunas obras que eran imprescindibles y otras ya están en marcha”, explica Sebastián Suárez, secretario adjunto de la Secretaría de Investigación Científica y Tecnológica, de la que depende este espacio cuyo principal objetivo es proveer servicios científico-técnicos de alto nivel para la experimentación animal.
La misión del Bioterio Central “Adela Rosenkranz” es proveer alojamiento activo de ratones destinados a la investigación científica, garantizando su uso seguro y ético, en corcondancia con los requerimientos de la Comisión Institucional para el Cuidado y Uso de Animales de Laboratorio (CICUAL), y ofreciendo a los investigadores espacios de trabajo que cumplan una serie de condiciones específicas de higiene y seguridad que, en general, exceden las de sus laboratorios.
El edificio alberga tres salas en las que se crían, reproducen y mantienen animales destinados a ensayos de laboratorio bajo condiciones controladas. Tiene tres áreas bien diferenciadas: una donde se alojan los ratones –de la especie Mus musculus, el ratón común que se encuentra en zonas urbanas–, otra donde se llevan a cabo los experimentos, y las áreas de apoyo: lavadero de jaulas e insumos, oficinas y depósitos.
Cada sala tiene capacidad para 500 cajas, que pueden alojar hasta cinco animales cada una. “Se trata básicamente de ratones modificados genéticamente en función de lo que demanda cada investigación. Hay 30 líneas de animales, muchos de ellos reproducidos y criados aquí, otros adquiridos en otros países, pertenecientes a tres variedades con distintas características genéticas –precisa Martín Brahamian, director general del Bioterio–. Actualmente utilizan nuestras instalaciones 25 investigadores de diversos institutos de Exactas UBA-CONICET”.
Una de las decisiones administrativas que se tomaron en pos de jerarquizar este espacio de investigación fue, precisamente, recuperar la figura del director, un puesto que durante mucho tiempo había ocupado la doctora Rosenkranz y que luego no había sido cubierto. Brahamian, quien ingresó al Bioterio en 2016 y hasta agosto se desempeñaba como coordinador general, fue el elegido.
En concreto, y en conjunto con las secretarías de Hacienda y Técnica, durante el receso estival se concluyeron varias obras de suma relevancia para el Bioterio, entre ellas, la instalación de un equipo Roof-Top nuevo, un dispositivo esencial para la climatización de las salas.
“Los animales se mantienen en cajas aisladas, transparentes, ubicadas en racks ventilados que poseen un filtro de entrada de aire y un filtro de salida para cada caja –explica el veterinario Víctor Fernández, coordinador responsable de Sanidad y Bienestar Animal del Bioterio–. Cada vez que se saca una caja del rack microaislado, no sólo en el transcurso de una investigación sino también, por ejemplo, para higienizar y cambiar el lecho de viruta donde están los ratones, hay que destaparla y, por lo tanto, se pierde esa hermeticidad. Por eso esa maniobra se realiza en una cabina, debajo de una especie de campana con un flujo laminar vertical con aire estéril, que preserva esas condiciones”. Al mismo tiempo, la disposición direccionada de los flujos de inyección y extracción evita que el aire ingrese desde el pasillo exterior a las salas donde están los racks.
En ese sentido, otra obra crucial fue el arreglo del aire central del Bioterio y la fabricación de un tanque de expansión nuevo, hecho a medida, para el sistema que controla todo el flujo de inyección y extracción de aire estéril, y que asegura que los racks conserven una temperatura estable de entre 20 y 24 grados. El backup de esa compleja instalación son los splits: se compró uno nuevo para la Sala 2 de Experiencia.
Se instalaron, además, dos nuevas cabinas BSL2, una en la Sala de Colaboraciones y la otra en la futura Sala de Anestesia Inhalatoria. Se trata de mesas de trabajo donde los investigadores pueden manipular a los animales, que incluyen el mecanismo de provisión de aire estéril ya descripto pero también extraen los gases volátiles de la anestesia, brindando mayor seguridad a los investigadores y también a los animales, que no reciben anestesias inyectables.
También se finalizaron los trabajos de acondicionamiento de la Sala de Colaboraciones Externas, donde se recibirán animales que poseen un estatus microbiológico inferior y son un riesgo para el resto de la población del Bioterio.
Sebastián Suárez enumera las distintas fuentes de financiamiento que permitieron encarar estas mejoras. Además del aporte de FUNDACEN, motorizado por la propia Facultad interesada en avanzar en obras que considera prioritarias, el vínculo con el IFIBYNE y el IQUIBICEN, los principales usuarios de la facilidad, se tradujo en cooperación, a través de la incorporación de CPAs y fondos PIDAE (Proyectos de Investigación y Desarrollo en Áreas Estratégicas con Impacto Social). En el caso de las nuevas cabinas, el financiamiento provino del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación.
Una obra que poco tiene que ver con la ciencia pero para los trabajadores del Bioterio era primordial, fue la nivelación de la vereda externa del lado norte y del terreno adyacente, cuya pendiente generaba, en los días de lluvias intensas, el ingreso de agua al edificio, con los imaginables perjuicios que esto supone en un espacio destinado a la investigación. En el mismo sentido, se impermeabilizaron los techos del Lavadero y de la Sala de Colaboraciones.
Otra medida nada científica que debió tomar la nueva gestión atañe a la seguridad del predio, por las noches y los fines de semana. Un puñado de episodios acaecidos durante el verano –robos, intentos de robo, destrozos menores– impulsaron a la Secretaría de Hábitat a resolver, temporariamente, la contratación de personal adicional de policía para que vigile ese sector de Ciudad Universitaria, mientras se aprontan nuevas torres de iluminación y cámaras de seguridad.
Un capítulo aparte de las mejoras está relacionado con el cumplimiento de los más altos estándares de bienestar animal en el Bioterio. Gracias a la observancia de esa normativa, Exactas gestionó y obtuvo la certificación de la OLAW (Office of Laboratory Animal Welfare) estadounidense, lo que facilita el acceso a subsidios provenientes de los NIH (National Institutes of Health) de ese país.
Se recibieron con satisfacción los resultados del último ensayo microbiológico con los ratones del Bioterio –una evaluación periódica de la salud de los animales que realiza un tercero, en este caso la Universidad Nacional de La Plata–, que reveló una mejora en todos los parámetros sanitarios.
Otro ítem destacado fue la incorporación al Bioterio de una nueva cepa de ratones, la C57BL/6, cuya particularidad es que se trata de animales endocriados, de los más utilizados a nivel mundial para la investigación en transgénicos, y con una serie de mutaciones que los vuelve vitales para los estudios comportamentales.
También se avanzó en la digitalización de todas las mediciones de las condiciones ambientales de los racks: ahora los investigadores tienen a su disposición registros detallados de temperatura, humedad e iluminación, hora por hora, como insumo para sus estudios.
Además de alojar ratones, el edificio provee, en su ala norte, espacio de alojamiento pasivo para anfibios, aves, roedores silvestres, peces e insectos utilizados en experimentación. Ahora, el Bioterio de Animales No Tradicionales (BANT) queda bajo la órbita de la Secretaría de Investigación, con lo que el director del Bioterio administra el predio completo, asimilando a todos los investigadores en un espacio común. Ese sector fue adherido por la nueva gestión al Sistema Nacional de Bioterios (SNB), instancia que habilita nuevas posibilidades de financiamiento.
Por último, se acondicionó una nueva Sala de Comportamiento de ratas, un espacio especialmente dispuesto para estudios comportamentales, insonorizado, con iluminación regulable y un módulo cenital para instalar cámaras y filmar a los animales.
Aún queda mucho por hacer. Próximamente se iniciará la obra de readecuación completa de la sala de lavadero, un espacio muy deteriorado durante los últimos años, y que requerirá un esfuerzo considerable de tiempo y financiamiento.
El inventario de mejoras en el Bioterio, entonces, es extenso y muy heterogéneo, pero persigue un único objetivo: poner en valor una facilidad que es sustancial para la investigación en Exactas, y cuyos trabajadores respetan un precepto inalterable: contribuir al conocimiento garantizando al mismo tiempo el bienestar animal.
El plantel
Martín Brahamian es, desde septiembre del año pasado, el director del Bioterio Central. Jorge Artesi es el Lab Manager. Y Víctor Fernández, el coordinador general.
La planta de trabajadores se completa con: Carina Cabrera, secretaria; Ignacio Marchese, encargado del área de experiencia; Carolina Turienzo, de la misma área; Johana Lizarraga, encargada del área de producción; Florencia Brest Fernández, del mismo sector; Mónica Giménez, de servicios generales; Sergio Iguiñez y Gerónimo Sánchez, del área de lavado.