Cuidar la Reserva desde la Facultad
La comisión Reserva del Programa Socioambiental de la Facultad propuso un encuentro abierto para compartir las acciones realizadas en el plan de gestión del predio. Y reflexionar sobre cómo fortalecer colectivamente la conservación y el uso del área natural protegida más valiosa de la Ciudad de Buenos Aires.
La comunidad de Exactas se reunió en un taller expositivo y participativo, organizado por la comisión Reserva del Programa Socioambiental (ProSA) coordinado por la Secretaría de Investigación Científica y Tecnológica y la Secretaría de Extensión, Cultura Científica y Bienestar. El objetivo fue dialogar sobre los avances logrados por el Consejo de Cogestión UBA/GCBA y para seguir construyendo desde diversas perspectivas las estrategias para preservar la Reserva Ecológica Ciudad Universitaria–Costanera Norte (RECU-CN).
Esta reserva natural única de 23 hectáreas, producto de rellenos sobre el estuario del Río de la Plata, equivale a 30 canchas de fútbol profesional y alberga una diversidad biológica notable de más de mil especies, que abarcan: aves, mamíferos, peces, reptiles, anfibios, insectos, arácnidos, moluscos, hongos, helechos y hasta plancton.
La historia del predio tiene raíces profundas que se remontan al relleno sobre el río que dio origen a la península de la Reserva en la década del 70. A lo largo de los años, sus múltiples idas y vueltas legales y administrativas han involucrado convenios entre la UBA y el GCBA, obras inconclusas, otras realizadas sin consultar a la Universidad, relevamientos y diagnósticos por zonas y planes de manejo inactivos.
A su vez, el paso del tiempo y los cambios de gobierno hicieron que la gestión de la RECU-CN se convierta en un espacio de conflictividad. Pero algo cambió. A partir de este año la planificación y el manejo de la Reserva logró continuidad de acción con la reformulación de un Consejo de Cogestión integrado por la UBA –representada por Eduardo Cajide, Germán Perez, Santiago Sosa y Mariano Caprarelli– y por el GCBA –representado por Ignacio Suarez de la Rosa, Sofía Castillo, Germán Ausina y Rodrigo Ponce–.
El desafío de una gestión compartida es inmenso. Este modelo, conocido como gobernanza mixta, combina la experiencia de la UBA y la autoridad del GCBA en áreas protegidas. El puntapié inicial que sentó las bases para la organización de temas cruciales fue su reapertura en mayo de este año.
Exactas asumió el desafío de aportar la capacidad técnica y de gestión para el manejo de un área protegida coadministrada y cogestionada con el GCBA y la fluidez de una interacción para lograr avanzar con imponderables significativos para la Reserva. “Desde mayo de este año, la dinámica del Consejo de Cogestión permitió sistematizar las reuniones mensuales y pensar acciones integradas. Y esta situación además nos motivó a contactar e involucrar a otras Facultades de la Universidad para pensar nuevas acciones conjuntas” observa Santiago Sosa secretario adjunto de Extensión, Cultura Científica y Bienestar de Exactas e impulsor de las gestiones para reabrir la RECU-CN en mayo de este año.
Modalidad compartida y constructiva
La propuesta del encuentro, entonces, se centró en observar que a través de la gestión de diálogos constructivos es posible concretar acciones para cuidar de este espacio de valor ecológico, biológico y regional excepcional. Y que, a partir del abordaje colectivo de una comunidad académica comprometida, el diagnóstico sobre las problemáticas y las potencialidades físicas, ambientales y biodiversas de la Reserva marca un salto cualitativo.
Vale recordar que, en los últimos años, la Facultad aportó material sensible y crucial para una planificación estratégica del área. En 2018 elaboró un “Informe Diagnóstico” y un “Plan de Gestión 2021-2031”. Y que desde la creación de la comisión Reserva de ProSa –integrada por grupos de investigadores, docentes y estudiantes– continuamente asesora en materia de gestión, conservación, investigación y educación de la RECU-CN. Desde las diferentes subcomisiones, tales como, educación e interpretación y conservación y restauración se abordan las diversas problemáticas para los sectores de uso público, para el ambiente del humedal, el reconocimiento de la fauna y flora, el estudio del agua, el manejo de ofidios, control de jaurías de perros o de plantas exóticas y nativas.
Ivan Eroles, Paula Courtalon, Roberto Bo y Adriel Magnetti expusieron algunos de los ejes y proyectos que durante el año se fueron proponiendo y que están en vías de concreción. El manejo del humedal se trata de una propuesta que permite el ingreso del agua de río por el canal norte y el control de especies vegetales. El diseño de la cartelería se refiere al asesoramiento que busca profundizar los contenidos de los carteles existentes y la colocación de nueva cartelería del lado de Exactas. El trazado y diseño de un sendero interno del bosque propone generar un abordaje pleno desde adentro. El plan de contingencia del fuego como propuesta de cortafuegos en el pastizal en caso de incendio. Y la planificación de un estacionamiento propio de la Reserva.
Durante el espacio abierto para el diálogo se plantearon preguntas clave para fortalecer la gestión y para inaugurar nuevos debates y desafíos. ¿Cómo mejorar la gestión y el manejo de la Reserva? ¿Qué proyectos y actividades podemos desarrollar? ¿Cómo participar de manera más integrada? ¿Cómo garantizar la continuidad de las propuestas expresadas?
Ahondando en la relación estrecha que la comunidad de la Facultad mantiene con este sitio –al funcionar como escenario virtuoso de estudio y recolección que articula gran cantidad de actividades académicas y de investigación para el desarrollo del conocimiento científico– esta área verde es una verdadera aula a cielo abierto para docentes y estudiantes.
“La Reserva es valorada por toda la comunidad en general y, en particular, por la universitaria por su particular valor científico” expresa Adriel Magnetti, asistente técnico del Plan de Gestión de la RECU-CN, miembro de la comisión Reserva y del consejo asesor del ProSA. Y agrega: “Si bien no es una reserva científica, es un área protegida universitaria, donde se destacan las actividades que ocurren en el marco de las materias que se dictan en la Facultad y de las investigaciones que se realizan específicamente en sus laboratorios”.
La Facultad siempre buscó visibilizar la Reserva como un recurso importante para ser aprovechado tanto por la comunidad de Ciudad Universitaria como por el público en general. Incluso por escuelas primarias y secundarias. A través de las “Semanas de las Ciencias” y del programa “La Escuela viene a Exactas”, ProSa y la Secretaría de Extensión Cultura Científica y Bienestar organizan las visitas de interpretación y educación ambiental con estudiantes, graduados y graduadas para grupos de escuelas. “Estamos repensando las visitas guiadas. Queremos mejorar la articulación con el GCBA y trabajar con la Facultad de Filosofía y Letras para integrar contenidos educativos en la currícula escolar” augura Santiago Sosa.
La diversidad de la Reserva se emplaza en tres ambientes muy distintos que conviven en un equilibrio muy particular. Combina pastizales pampeanos, bosque húmedo y un segmento complementario que se expresa como un humedal urbano con agua del estuario del Plata.
Conservar este espacio único es un compromiso fundamental para la Facultad. Al proteger su equilibrio ambiental y biodiversidad, flora y fauna, en tanto patrimonio natural, garantiza la continuidad de actividades educativas y científicas que enriquecen a nuestra comunidad universitaria y a la sociedad en su conjunto.