Al rescate de las plantas autóctonas

Frente a la necesidad de despejar la zona donde se emplazará Cero + Infinito, será removida la mayor parte de los árboles que se encuentran entre el Pabellón I y la calle principal de acceso a Ciudad Universitaria. Si bien el plan de obra contempla la relocalización de muchos ejemplares, la Facultad pidió un informe al especialista y docente de la casa, Pablo Picca, que permitió actualizar la existencia y definir prioridades.

29 de septiembre de 2016

Todavía en una etapa de emplazamiento de obradores y armado del cerco perimetral, la obra de construcción del edificio Cero + Infinito está en marcha. La intervención sobre el espacio de Ciudad Universitaria recién se está empezando a sentir en los últimos días; pronto esa intervención irá aumentando con la llegada de los camiones y el inicio de la preparación del suelo para cimentar el nuevo edificio. Y el primer paso de ese rumbo es el despeje del perímetro afectado a la obra, lo que involucra la remoción de una importante cantidad de los árboles que hasta hoy conforman el “bosquecito” ubicado entre el Pabellón I, el IAFE y las calles de circulación vehicular.

El proyecto inicial de la obra tiene sus consideraciones especiales sobre esos árboles. El pliego licitatorio incluye indicaciones sobre qué ejemplares se trasladarían, y a qué lugares del campus, a partir de la valoración que hizo en su momento un equipo de paisajistas de la vecina Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo. Más allá de esa consideraciones, Exactas tomó la decisión de pedir el análisis del caso a un especialista de la casa, el biólogo Pablo Picca, del Departamento de Biodiversidad y Biología Experimental, y docente de la materia Sistemática de Plantas Vasculares. La intervención de Picca concluyó en un informe detallado que permitió actualizar el inventario de ejemplares existentes -ya que los datos del pliego remitían a cuatro años atrás-, especificar el estado de las plantas, salvar errores en la identificación de especies y, principalmente, recomendar cambios o confirmar los casos de reubicación o remoción definitiva de los ejemplares.

Pablo Picca es un conocedor de la vegetación del predio. “El Departamento me suele designar en la materia de plantas vasculares. Cuando preparamos los trabajos prácticos, necesitamos contar con material fresco, vivo, y para eso recolectamos plantas en plazas, en jardines, que usamos para ejemplificar distintos grupos”, explica el docente e investigador. “Pero nuestra principal fuente de material es Ciudad Universitaria y eso me lleva a recorrer mucho el sector más intervenido y la costa, y a lo largo de los años he visto todos los cambios que se fueron produciendo”.

Los parques de Ciudad Universitaria son extensos y reúnen una importante cantidad de especies de árboles, no solo en los parques, sino también en el área contigua, en la ribera, que ya fue declarada Parque Natural por la legislatura porteña. Y el proyecto de Cero + Infinito nació entramado con la arboleda. De hecho, el proyecto inicial (puede verse claramente en la maqueta, en el hall del Pabellón I) consideraba especialmente la conservación de los ejemplares que quedaban “atrapados” en los dos jardines previstos: el centro del cero y el interior del infinito. Si bien la conservación en su sitio de los ejemplares que quedarán en el patio interno está definido en el pliego, tal como el destino del resto de los ejemplares, se indica en los papeles que la decisión final del destino de cada árbol estará a cargo de la dirección de obra. Picca agrega que “todavía no tenemos información de quiénes son los especialistas que trabajarán en los trasplantes ni cuál será el lugar de emplazamiento definitivo de los mismos”. La supervisión de esas tareas es potestad de la empresa Constructora Sudamericana, supervisada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. Al respecto, la Facultad aspira a que las consideraciones que elevó, a partir del trabajo de Picca, sean tenidas en cuenta.

-¿Qué fue lo que te pidió la Facultad?
-Me pidió que elabore algún marco que permita definir prioridades, teniendo en cuenta que el proyecto de obra contempla tanto la reubicación de un gran número de ejemplares en distintos sectores de Ciudad Universitaria así como también la remoción definitiva de otro árboles. Lo primero que hice fue un relevamiento de las especies presentes y del número de ejemplares, tanto en el sector en donde se va a construir el edificio como en los sectores inmediatamente adyacentes, de donde también se piensa remover árboles. Es un sector con una alta densidad de ejemplares. Si consideramos el bosquecito de olmos que está detrás del Pabellón I, ahí ya tenemos unos 50 ejemplares, y sumando los ejemplares de todas las demás especies el número total supera los 100 árboles.

-¿Cuál fue tu trabajo y cuáles tus sugerencias?
-Lo primero fue hacer un inventario. Muchos de los árboles que se tenían en cuenta en el plan original para reparquizar ya no estaban porque murieron en los últimos años. Incluso algunos habían sido mal identificados. Lo que había que hacer primero era establecer un criterio de valorización de los pocos ejemplares y sugerir qué hacer con ellos. El criterio que sostengo es el de poner en valor los ejemplares de especies nativas de Argentina y, en especial, las nativas del Río de la Plata. Lo que más hay son ejemplares pertenecientes a especies del hemisferio Norte, deben representar cerca del 95 por ciento del total. Hay unos cincuenta olmos, unos ocho cedros, unos quince cipreses de dos o tres especies, tilos, ginkgos, robles de los pantanos, acacias blancas, un gomero muy grande, un grupo de eucaliptos muy grandes, paraísos… El plan de obra original del edificio contempla la reubicación de muchos de estos ejemplares en el predio y la remoción definitiva de otros. Por el momento, no hay información detallada de las técnicas de remoción que se practicarán para maximizar la probabilidad de sobrevida de las plantas ni de los métodos de traslado.

-¿Cuáles son las nativas que entran en juego?
-No son muchos los árboles nativos pero hay algunos interesantes. Tenemos el lapacho, que está cerca de la puerta de ingreso al Pabellón I, que es un hermoso ejemplar de grandes dimensiones y en excelente estado fitosanitario. Cabe señalar que a partir de la lectura del pliego de obra surge que este lapacho no estaba destinado a ser reubicado en sitio preciso alguno del predio, con lo cual corría riesgo de ser removido definitivamente. También existen los dos grandes ejemplares de palo borracho, son árboles deliberadamente plantados ahí. Durante las tareas de inventario, detecté además tres árboles cuya presencia en el parque probablemente se deba a la dispersión de semillas por aves: un tala y un par de ejemplares de especies características de los bosques costeros del Río del Plata que considero importante valorizarlas. El criterio sería considerar estos ejemplares especialmente a la hora de realizar los trasplantes. Además, recomendé parquizar sin ceñirse estrictamente al paradigma tradicional que propone utilizar especies del hemisferio norte, apuntando en cambio a especies nativas del Río de la Plata. Las autoridades de la Facultad estuvieron de acuerdo.

-¿Qué destinos podrían tener esos ejemplares?
– Eso también lo sugiero en el informe. Dado que tenemos en la plazoleta de la bandera, frente al Pabellón II, un hermoso ejemplar de lapacho, pensamos que el ejemplar coespecífico a trasplantarse puede ser reubicado en ese serctor, buscando cierta homogeneidad. Y un criterio igual para los palos borrachos. Son dos ejemplares de dimensiones importantes y creí que podía ser razonable plantarlos en el borde del estacionamiento del Pabellón II, donde hay otros ejemplares de la misma especie. Una alternativa para los palos borrachos puede ser la plaza de la bandera, teniendo en cuenta que hay mucho espacio. Ese sector presenta varios árboles muertos, son acacias de Constantinopla, que es un árbol asiático. De esta especie queda aún vivo un ejemplar pero que ya tienen signos de ataque de hongos. Son plantas que se adaptan bien en Buenos Aires pero se pueden ver los síntomas del ataque de los hongos que terminaron matándolos.

-Vos destacás particularmente la presencia de las especies del Río de Plata.
-Sí, totalmente. Hay tres o cuatro ejemplares de árboles nativos de los ambientes costeros del Río de la Plata que no están plantados sino que han llegado por dispersión natural por intermedio, seguramente, de pájaros. Son una anacahuita, un curupí y un tala, que me parece que desde un punto de vista simbólico sería importante rescatarlos. Todos esos ejemplares ni siquiera estaban censados, iban a ser removidos definitivamente. En el bosquecito donde está la garita del estacionamiento del Pabellón II, hay unos curupíes y un par de anacahuitas donde perfectamente se pueden emplazar esos ejemplares. Y el tala, que es un árbol representativo de lo que eran los bosques secos de barrancas del Río de la Plata, se podría reubicar en el sector contiguo al estacionamiento, frente al campo de deportes, donde ya hay algunas especies de bosques secos, como unas cina cinas, unos molles. Estaríamos dando una buena señal también teniendo en cuenta la creación de la reserva natural Ciudad Universitaria, donde el plan de manejo original prevé la recreación de ambientes naturales del Río de la Plata.

Armando Doria