Exactas en la Noche
La Facultad volvió a ser parte de La Noche de los Museos celebrando esta vez los 40 años de democracia en la Argentina a través de una gran variedad de actividades pensadas para todas las edades y con un denominador común: la democratización del conocimiento.
Las puertas del Pabellón 2 y del Cero+Infinito se abrieron en la noche del sábado 23 para que más de cinco mil visitantes, grandes y chicos, se acercaran a ver de qué manera, desde la Universidad pública, se trabaja para democratizar y socializar los saberes que produce, cuáles son los aportes de la ciencia y la tecnología al desarrollo y a la soberanía nacional, a las políticas de Memoria, Verdad y Justicia, al cuidado del planeta y a muchos otros ámbitos en los que acceder al conocimiento es la vía para participar activamente en la toma de decisiones que atañen a toda la sociedad.
Unos 700 extensionistas, entre investigadores, investigadoras, docentes y estudiantes, recibieron a los visitantes con juegos, exhibiciones, espectáculos, talleres e instalaciones preparadas para una nueva edición de La Noche de los Museos.
Entre varias decenas de estaciones interactivas, algunas de las más convocantes fueron “La mano de Dios”, que permitía modificar, moviendo arena, el relieve de una vasta geografía; “¡Sin Química no hay nada!”, una recorrida por experimentos que muestran la omnipresencia de esta disciplina en la vida cotidiana, y “¿Por qué el planeta está al horno?”, un repaso de las causas físicas de la crisis climática y de las propuestas para evitarla.
En una bulliciosa Sala Silenciosa de la Biblioteca, los juegos de “Detectives de la Naturaleza” agotaron todas las posibilidades de investigación que ofrece la biodiversidad, desde los modos de criar mosquitos involuntariamente (y los modos de no hacerlo) hasta las diversas herramientas que provee el ADN, pasando por el largo viaje de mamíferos, primero, y homínidos después, para poblar la Tierra.
En el Cero, “la máquina de remolinos” permitió a los visitantes hacer sus primeros palotes en física de fluidos, y un estirado círculo de látex azul sirvió para explicar la curvatura del espacio-tiempo. Un generador de Van de Graaf demostró el fenómeno de la triboelectricidad y le voló la peluca a unos cuantos; se pudieron observar los más bellos experimentos de la física, como la poética caída de una pluma; y los investigadores del flamante laboratorio LAMBDA, que ya cumplió un año buscando materia oscura en Exactas, salieron “A la caza de los muones”, astropartículas cuyas trazas pudieron observarse en una cámara de niebla.
Hubo, claro, “Computación para todxs”. En modo lúdico, los visitantes se asomaron a las muchas aplicaciones de la inteligencia artificial perdiendo partidas de diversos juegos, aprendieron cómo se usan los algoritmos para resolver problemas sencillos y/o dificilísimos, y vieron que, efectivamente, la programación, aunque no la veamos, está en todas partes.
El ciclo de charlas congregó a un público muy atento. Entre otras, se describió el aporte de la IA a las luchas sociales, a través del desafío que asumieron estudiantes de programación para desarrollar un sistema que digitalizara e hiciera accesible el archivo periodístico de las Abuelas de Plaza de Mayo. Y se explicó cómo desde el Programa UBAXXII se materializan los valores democráticos, el acceso al derecho a la educación y la construcción de ciudadanía en contextos de encierro.
Otra charla que capturó la atención de los visitantes fue la titulada “¿Por qué la gente vota lo que vota?”, un revelador abordaje para comprender, desde las neurociencias, cuáles son los mecanismos cognitivos, no siempre conscientes, que subyacen a la elección de uno u otro candidato.
La producción de ciencia alrededor de los alimentos fue el móvil de otras dos charlas muy concurridas. “Moléculas a la carta” ofreció la degustación de manjares de la cocina molecular, entre otros, un helado súper frío elaborado con nitrógeno, y “Hongos: soberanía alimentaria y economía circular” demostró la importancia de cultivar hongos comestibles aprovechando los desechos orgánicos de la agricultura y la industria.
Otra charla, en principio amistosa, se convirtió en una acalorada discusión, teatralizada por Isaac Newton, Christiaan Huygens y Albert Einstein, que se enfrentaron en la “Batalla de la Luz”, con cruce de argumentos sobre la verdadera naturaleza de la luz y experimentos en vivo.
Además, cuatro salas de escape pusieron a prueba la agudeza de los visitantes, que ayudaron al premio Nobel argentino Federico Leloir a descifrar un complejo enigma, lograron mitigar los efectos del cambio climático en el año 2040, resolvieron un crimen con las herramientas de la entomología forense y hackearon al malvado científico que amenazaba revelar los archivos secretos de la facultad.
Por supuesto, los espacios museísticos de la Facultad tuvieron sus puertas abiertas de par en par. El Departamento de Ciencias Geológicas mostró su colección histórica de instrumental de trabajo geológico y antiguos materiales didácticos, exhibida en el Aula Museo “Enrique H. Hermitte”, y el tesoro inorgánico de rocas y cristales que alberga el Museo de Mineralogía “Edelmira Mórtola”.
Y hubo, para la ciencia y también para el arte, al caer la noche en el Cero+Infinito, un momento muy especial: el artista plástico Ariel Mlynarzewicz dio las últimas pinceladas de “Pioneras”, el mural que homenajea las trayectorias académicas de las primeras mujeres que abrieron el camino de la ciencia para todas las que vinieron y vienen detrás. Ya se están sacando los andamios y hay fecha de inauguración: el próximo 17 de octubre.
Fue otra noche de fiesta para Exactas, una noche especial, en la que las ganas de descubrir y participar de la ciencia en tanto bien cultural volvieron a manifestarse, como desde hace 40 años, para todas y todos, en democracia.
Fotografías: Diana Martinez Llaser y Luiza Cavalcante – Exactas UBA.