
Explican por qué se produce una ola de calor
Investigadoras de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA estudian los mecanismos atmosféricos que influyen en la producción de olas de calor. Este conocimiento permitirá hacer predicciones con mayor anticipación.
Cuando las marcas térmicas ascienden más allá de lo normal, y esos valores persisten varios días sin dar respiro, se dice que estamos ante una ola de calor, fenómeno que causa numerosos trastornos, tanto económicos como en la salud. Un posible efecto es el colapso energético, por el aumento de la demanda de electricidad, pero también puede causar muertes, como sucedió en Europa en 2003, cuando murieron quince mil personas sólo en Francia.
Pero ¿qué procesos atmosféricos son los responsables de convertir en un horno a Buenos Aires y gran parte de la zona central de la Argentina? Investigadores de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, luego de estudiar en detalle la variación de la temperatura y un conjunto de parámetros atmosféricos durante los últimos 35 veranos, señalan que el fenómeno se vincula con tres procesos interrelacionados. Todo parece iniciarse con un período de lluvias en el sudeste de Brasil.
“Se pensaba que los principales causantes de una ola de calor durante el verano eran el aumento de radiación solar por una recurrencia de días despejados y la entrada de aire cálido desde el Norte”, comenta la doctora Carolina Vera, investigadora del Conicet y profesora en la FCEyN. “Pero -agrega- ahora sabemos que hay otros procesos involucrados, como los movimientos verticales del aire, relacionados con la persistencia en el sudeste brasileño de tormentas convectivas que alteran el movimiento del aire en toda la región”.
“Una ola de calor es un período de cinco o seis días en que las temperaturas mínimas y máximas se mantienen por encima de un umbral que depende de la región. Esos valores pueden alcanzar un pico, y luego decaen”, explica Bibiana Cerne, docente en el Departamento de Ciencias de la Atmósfera, quien acaba de concluir su tesis doctoral sobre el tema.
Para Buenos Aires, según el Servicio Meteorológico Nacional, en una ola de calor “las temperaturas mínimas se elevan por encima de 23º C, las máximas lo hacen por encima de 30º C, y la humedad relativa oscila entre 60 y 90 por ciento”.
Calor seco
Por lo general, el inicio del fenómeno se da luego de una seguidilla de días secos y escasa nubosidad. Lo que llamó la atención de los investigadores es que, cuando en Buenos Aires el tiempo está seco, en el sudeste de Brasil llueve, y viceversa.
“Cuando la banda de nubosidad se establecía en el litoral brasileño y ocasionaba lluvias allí por varios días, en nuestra región teníamos días relativamente secos. Pero, si aquí llovía, allá la precipitación se veía inhibida. Este fenómeno que modula la precipitación fue identificado por varios investigadores, indica Vera, y subraya: “y nosotros pensamos que debía tener algún efecto también sobre la temperatura”.
Para confirmarlo, Bibiana Cerne se abocó a estudiar diversos parámetros atmosféricos de la región cuando la temperatura subía más allá de lo normal en el centro y este de la Argentina. El objetivo era determinar qué porcentaje de olas de calor acontecidas en los últimos 35 años se vinculaban a la presencia de lluvias en el sudeste brasileño. “De 32 casos, sólo 7 no se vincularon a ese fenómeno”, confirma Cerne.
Ahora bien, ¿por qué la lluvia en Brasil coincide con el aumento de las marcas térmicas en la Argentina? El hecho es que la alta nubosidad y las lluvias persistentes en aquella región son el efecto de un movimiento ascendente de masas de aire, por procesos de convección. Pero lo que sube en un lado, tiene que bajar en otro. Así, las masas de aire descienden en el noreste de la Argentina y, al hacerlo, se calientan. Este descenso hace que no haya nubosidad. En consecuencia, un descenso vertical de aire seco que se calienta puede señalar el comienzo de una ola de calor.
Luego ingresa el viento norte, que trae humedad y más calor. La situación se hace insoportable, y la temperatura diaria alcanza valores extremos, hasta que finaliza con el avance de un frente de aire frío desde la Patagonia, que trae alivio. La temperatura llega a caer hasta quince grados, en unas pocas horas.
Vera sintetiza: “Se necesita la ocurrencia de tres procesos para que se produzca la ola de calor en el verano: el descenso de aire seco, que se calienta; una mayor radiación solar debido a la ausencia de nubosidad, y el ingreso de aire caliente y húmedo desde el norte”.
Pero lo que sucede en el sudeste brasileño y el este de la Argentina se vincula también con lo que pasa en otras regiones. Cerne explica: “Cambios atmosféricos en el Pacífico tropical oeste, cerca de Australia, influyen en el sudeste de Sudamérica alrededor de unos 10 a 15 días después”. Conocer esto aumenta la capacidad de predicción, que es importante, por ejemplo, en la previsión energética.
Fuente: Publicado en La Nación el 21/01/2008