
Carrera de estreno
En 2002, Exactas creó la carrera de Paleontología; única en nuestro país. Ahora, seis años después, terminó sus estudios de grado la primera camada de alumnos, que acaban de estrenar la licenciatura en esta ciencia. Ventajas y desventajas de ser los primeros, en esta nota a seis voces.
La semana pasada terminaron de obtener su título los alumnos de la primera camada de la carrera de Paleontología. Son seis y tienen la exclusividad de ser los primeros licenciados en esa área en todo el país. La paleontología era una especialización para biólogos y geólogos pero no tenía currícula propia hasta que, hace seis años, en Exactas se constituyó la nueva carrera, que cruza los tres departamentos de Biología, el de Ciencias Geológicas, el de Ciencias de la Atmósfera e incorpora los saberes propios de esta rama de la ciencia.
Verónica Vennari, Leticia Lucci, Cecilia Cataldo, Diana Fernández, Juan Martín Leardi y Leandro Gaetano, si bien aclaran casi al unísono que no son los primeros paleontólogos de la Argentina -ya que la especialidad tiene tradición en nuestro país- sí aceptaron el mote de “primeros licenciados”. Todos, allá por 2002, estaban apunto de anotarse en la carrera de Biología, pero con la mira puesta en la futura especialización. Y a todos los sorprendió la creación de la nueva carrera: “Cuando nos anotamos en el CBC, nos enteramos de la apertura de Paleontología”, indica Verónica.
“Para mí -comenta Leandro- es importante que nos hayamos graduado de lo que en realidad queríamos y que no terminamos haciendo parches con otras carreras”. Juan Martín agrega que, “más allá del nombre del título, lo bueno de esto está en la currícula, en las materias que pudimos cursar, porque la mayoría fueron específicas de la carrera”.
Como suele suceder con las carreras nuevas, se presentaron situaciones imprevistas e incómodas para los debutantes. Al respecto, Leticia cuenta que “muchas cosas se iban implementando en el momento en que nosotros avanzábamos. Por ejemplo, a veces, al inicio del cuatrimestre, no sabíamos qué materias nos tocaba cursar”. Además, como Paleontología está integrada por materias de Biología y Geología -además de las propias-, éstas tuvieron que incorporar algunos conocimientos específicos, cuestión que, en un principio, algunos docentes no tenían internalizada. “Nosotros a veces teníamos que presentarnos ante el profesor y explicarle que éramos de una carrera nueva e indicarle qué necesitábamos tal o cual contenido”, dice Leticia.
Todos coinciden en que, durante los últimos años, hubo muchos cambios positivos en la dinámica de la carrera, ganados a base de experiencia. “Ya está mucho mejor organizada y existe una comisión de carrera que tiene representantes de estudiantes y pronto tendrá representantes de graduados”, comenta Juan Martín.
Leticia dice que la carrera ahora se conoce mucho más y que “se está masificando”, pero cuando indica que ahora las camadas son de 20 alumnos, en vez de seis, se ríen a coro. “Es que nuestra percepción es distinta: pensá que algunas materias las cursábamos sólo los que estamos acá sentados”, dice Leandro refiriéndose a los seis recientes licenciados. Otra coincidencia: destacan el trato personalizado con los profesores.
A trabajar
Se habla de que la Argentina es un verdadero paraíso para los paleontólogos por la riqueza de sus registros fósiles y Cecilia está de acuerdo: “El campo de Paleontología es muy amplio y material para analizar hay muchísimo”. Esto lo pone en un lugar privilegiado a nivel mundial y, a la vez, puede ser un buen incentivo para los chicos del secundario que miran con cariño a la carrera. Pero, por otra parte, Cecilia lo contrapone con una situación que se está dando en casi todas las áreas científicas del país: “las instituciones que trabajan en el tema están colapsadas por problemas de espacio”, por lo que considera necesaria una expansión. En el mismo sentido, Verónica agrega que “los subsidios están concentrados en Buenos Aires y sería bueno que las próximas camadas o nosotros, en el futuro, podamos ir a trabajar a otros lugares del país. El campo está abierto, hay centros de investigación importantes en Córdoba, Mendoza y Patagonia”.
Los paleontólogos tiene dos formas de trabajar sobre material fósil: con las colecciones ya existentes en la Facultad y en los museos o con material propio, que hay que salir a buscar. “Muchas veces revisar las colecciones es tedioso -comenta Leandro- y es raro encontrar algo nuevo porque, antes que uno, las revisaron 200 personas; por eso es indispensable salir al campo”. Leticia también lo entiende así, y aclara que “el material de las colecciones sirve para comparar con material colectado por uno mismo, lo que suele ser basante útil”.
Pero “salir al campo” a conseguir registros fósiles no es tarea sencilla. Para buscar, es necesario tener la autorización de la provincia a la que pertenezca el sector que se va a analizar y, si se encuentra en tierras privadas, el permiso del dueño. Ante el hallazgo de algún registro, “tenemos que llevarlo al repositorio o museo más cercano y después pedirlo en préstamo”, cuenta Leandro.
Si bien la carrera de Paleontología tiene su inserción en el mercado laboral privado (en especial, en la industria petrolera), sus seis primeros graduados tienen en sus planes seguir el camino de la investigación y todos obtuvieron becas del CONICET. “Esperamos poder terminar el doctorado en tres o cuatro años”, cierra Verónica, que, como a los demás, está escribiendo una parte de la historia de la Paleontología local.
Fuente: El Cable Nro. 679