Silvia Ollero.
Silvia Ollero.

“Uno va con su desaparecido a todos lados”

En un nuevo aniversario del Golpe de Estado de 1976, recordamos aquel terrible episodio de nuestra historia reciente a través del testimonio de Silvia Ollero, estudiante de Química de aquellas épocas y hermana de Inés, estudiante de Biología de la Facultad desaparecida por la dictadura cívico militar.

24 de marzo de 2020

Silvia Ollero estudió Química en Exactas. Ingresó en el 69, el año del “Cordobazo”, y se recibió poco después del golpe del 76. Vivió a pleno la ebullición de la militancia y sufrió de la represión. En julio de 1977, la dictadura secuestró a su hermana Inés, estudiante de Biología de la Facultad. Esa desaparición marcó la vida de Silvia y su familia para siempre.

– Vos comenzaste tu carrera con una Universidad ya atravesada por los conflictos sociales que vivía nuestro país. ¿Cómo viviste la llegada a la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales?

– Sí, hice el ingreso en el 69. Fue el año en que se produjo el “Cordobazo” y todavía estaba muy fresco lo ocurrido en la Universidad en el 66 con “la Noche de los Bastones Largos”. Yo, en ese momento, no militaba en ningún lado, aunque tenía una familia muy politizada. Mi hermana Inés ya militaba en el secundario pero nosotros no lo sabíamos. En esa época, Exactas era muy requerida. Nos recibía gente de civil que eran policías. Yo, a esa altura, no tenía tanta conciencia sobre lo que eso significaba. Era un trato de tipo militar: “Ustedes van para acá”. “Tal comisión va para allá”. El primer shock de realidad que vivo fue cuando ocurrió el Cordobazo. No me lo olvido nunca. Estábamos en una de las aulas del subsuelo del Pabellón 2 y los docentes de Matemática paran la clase y se ponen a hablar del Cordobazo. A mí en ese momento me dio pánico, “¿qué está pasando acá?”. Y, de golpe, se paró un chico y empezó a contar lo que estaba pasando; yo no lo conocía hasta el momento, resultó ser Hernán Nuguer. Él empezó a cursar en Exactas pero el decano (Raúl) Zardini lo echó por revoltoso y, finalmente, lo secuestraron en la ESMA. En mi grupo, que era del Liceo 9, estábamos conmocionadas por todo lo que se estaba viviendo. Otro día, habíamos ido al Bar del Pabellón 1 y un chico también se para en el comedor a hablar del asesinato de Santiago Pampillón. ¡Fue algo impactante! Esas cosas me marcaron en el ingreso. Imaginate que teníamos a Zardini de decano. ¡Ay Dios mío, qué horror! En primer año, a todos los químicos nos vuelven a mandar al edificio de Perú, “para que no nos contaminemos con los comunistas del Pabellón 1”, palabras textuales. En Perú empecé a conocer gente de la Fede (Federación Juvenil Comunista). Uno de ellos me invita a formar parte de la comisión provisoria del CDQ. El CDQ era el Centro de Estudiantes de Química, y yo acepté sin saber bien de qué se trataba. Y así empezamos a meternos cada vez  más en política. Hablo en plural porque éramos dos o tres chicas que habíamos sobrevivido al ingreso. (Seguir leyendo en NEXciencia). 

Gabriel Rocca