
Un puente necesario
La semana pasada se llevó a cabo, en el Pabellón I de la Facultad, la tercera edición del Taller de Matemática Industrial. El encuentro, que convoca a estudiantes y graduados de Matemática, Física e Ingeniería, tiene por objetivo promover la relación entre el ámbito académico y el sistema productivo.
“Los empresarios, en general, no piensan que los matemáticos los pueden ayudar a resolver problemas, de esta manera se pierden una base de gente extraordinariamente formada, con capacidad de pensar críticamente. Por otro lado, desde el Departamento de Matemática falta relación con el afuera. Dado que no todos los graduados pueden trabajar en la Facultad, es mejor promover su incorporación al sector productivo y no que terminen manejando un taxi porque no encuentran lugar en el ambiente académico”. Esta reflexión pertenece a Javier Etcheverry, profesor del Departamento de Matemática de Exactas y uno de los organizadores del Taller de Matemática Industrial (TAMI 2014) que tuvo lugar del 4 al 9 de agosto en el Pabellón I de la Facultad.
“Hay un montón de problemas interesantes en la industria -se explaya Etcheverry- que requieren de matemática sofisticada. Lugares donde los graduados de Exactas se sentirían realmente contentos. Entonces, nos pareció que para tratar de acercar estos dos sectores, que están demasiado desvinculados en nuestro país, no había mejor manera que la de llevar a cabo un taller donde el foco esté puesto en pensar problemas reales que surgen de la actividad industrial”.
Así se originó el TAMI, cuya primera edición se llevó a cabo en 2010 y que se repite cada dos años. En esta oportunidad, la actividad, organizada en forma conjunta por el Departamento de Matemática, el Instituto de Cálculo (UBA – CONICET) y la Asociación Argentina de Matemática Aplicada, Computacional e Industrial (ASAMACI), contó con la participación de más de treinta estudiantes avanzados y graduados recientes de la carreras de Matemática, Física e Ingeniería.
El Taller cuenta con una dinámica de trabajo particular. En primer lugar, representantes de distintas empresas exponen una serie de problemas reales que sufren durante el proceso productivo. Este año participaron firmas como YPF, Aluar, Siemens, Ternium-Siderca y GeoNodos. Luego, cada uno de los asistentes elige un tema y así se van formando los equipos de trabajo. “Intentamos que en cada grupo haya representantes de distintas disciplinas porque así se alcanza una buena complementación”, cuenta Ignacio Ojea, docente del Departamento de Matemática y coorganizador del TAMI. Y agrega: “a partir de allí, cada grupo trabaja a tiempo completo, desde las 9.00 hasta las 19.00 ó más. Es que, una vez que se ponen a investigar el problema, pierden hasta la noción de la hora”, bromea.
Al finalizar el taller, cada equipo realiza una presentación exponiendo sus resultados y recomendaciones. Asimismo, redactan un informe, que incluye una descripción detallada del problema, de las estrategias utilizadas para su resolución, de los resultados obtenidos y de las dificultades encontradas. “Una de las cosas lindas del Taller es que hemos conseguido que vengan los responsables de procesos de las empresas, o sea, las personas que entienden los problemas desde el punto de vista del industrial, en todos sus detalles, pero que normalmente no tienen un background matemático como para escribir las ecuaciones que desarrollan los estudiantes cuando se ponen a describir el problema. Entonces, la interacción es muy rica porque los chicos le aportan una visión que no tiene. Eso, para los estudiantes, es muy motivador y para los industriales es muy sorprendente, porque reciben ideas que no se le habían ocurrido antes”, se entusiasma Etcheverry.
La motivación central que llevó a los organizadores a crear el Taller está en línea con las políticas desplegadas por el Gobierno nacional, a las que adhiere la Facultad, en cuanto a promover un mayor acercamiento entre el sistema de ciencia y tecnología y el mundo de la producción. ¿Esas iniciativas están generando resultados concretos? “En los últimos años hubo una mayor necesidad de la industria de incorporar profesionales y eso generó que no fuera posible satisfacer la demanda sólo con las carreras de Ingeniería. Entonces, los empresarios empezaron a prestar más atención a otro tipo de profesionales, no tan tradicionales, como los físicos y los matemáticos. Esto depende un poco de los vaivenes de la economía. Pero hay una decisión política de la Facultad de mejorar esta vinculación”, afirma Etcheverry.
Ahora bien, ¿existe entre los estudiantes de la carrera de Matemática el interés de volcar sus conocimientos en el ámbito de la producción? “Yo creo que hay muchos chicos con ganas de aplicar la matemática a procesos industriales -eso se ve claramente en el taller- pero también a problemas reales de otra índole. Sin embargo, me da la sensación de que la percepción, en general, es que no es para nada sencillo lograrlo. Entonces, convive ese deseo con cierta desazón por no saber cómo lograrlo”, describe Ojea.
En relación con este punto, Etcheverry completa: “Me parece que hacer matemática industrial es extraordinariamente interesante y que hay un montón de aportes que los matemáticos podemos hacer al mundo de la producción. Eso se podría llevar a cabo en la propia industria o también por medio de convenios entre la Universidad y las empresas. Muchas de esas herramientas están posiblemente por desarrollarse. Pero el interés, está”.
Fuente: El Cable Nro. 845