
Un futuro pequeño, pequeño
A principios de agosto se llevó a cabo el II Encuentro Nano Mercosur 2009 organizado por la Fundación Argentina de Nanotecnología. El Cable mantuvo una extensa charla con su presidente, Roberto Fernández Prini, quien evaluó las potencialidades de esta disciplina a nivel nacional.
– ¿Cuáles fueron los objetivos y los resultados que tuvo el “II Encuentro Nano Mercosur 2009”?
– Para nosotros, en el marco de los objetivos de la Fundación Argentina de Nanotecnología (FAN), este evento tiene una enorme importancia. La idea pasa por reunir, a los integrantes de la comunidad científica que desarrollan los conocimientos en el área, con los empresarios y emprendedores que pueden aplicar esos conocimientos en algún producto o servicio. Es decir acercar la oferta de conocimiento con su demanda. Se formaron paneles de discusión sobre campos diferentes, porque una característica muy interesante que tiene la nanotecnología es que es totalmente transversal a las ciencias, toca prácticamente todas las disciplinas de esta Facultad y de otras. Por ejemplo, la nanomedicina es algo sobre lo cual todo el mundo apuesta mucha plata. Entonces se abarcaron distintos sectores de la producción, como agro, alimentos, agroindustria, materiales, nanomedicina, ética y reglamentación en cuanto a la aplicación de nanosistemas.
– ¿Participaron representantes de otros países?
– Lamentablemente no llegaron en la cantidad esperada porque tuvimos el problema de la gripe porcina. De todas maneras a nosotros lo que más nos alienta del resultado de este encuentro fue el número de emprendedores que hubo. Fueron tres días completos con un salón permanentemente colmado. Eso significa que en todo momento hubo entre 250 y 300 personas participando de las actividades. Es un tema complejo y más aun por la crisis económica internacional. Pero también las crisis dan la oportunidad para que aparezcan cosas que no hubieran aparecido en otras circunstancias. Para nosotros ha sido muy positivo. Hemos encontrado empresas interesadas que no conocíamos. Que están haciendo cosas que se exportan, en distintos ámbitos, hay empresas que incluso están exportando nanopartículas. Y otras que están queriendo incorporar la nano en sus productos o procesos.
– ¿Cómo evalúa la situación de la Argentina en relación con la promoción de la nanotecnología?
– Los fondos que hay asignados son difíciles de evaluar porque muchos proyectos que se presentan al FONTAR y a otros instrumentos de la Agencia, incorporan nanoconocimientos pero no lo mencionan, por lo tanto, es muy difícil identificarlos. De todas maneras la estimación que hacemos es que los fondos asignados al área son “nanofondos” comparados con la situación en el mundo desarrollado donde hablamos de muchos millones de dólares invertidos en el desarrollo de la nanotecnología tanto en Europa y Estados Unidos, como en algunos países asiáticos como Corea, Japón.
– Muchas veces se puede leer en los medios acerca de inversiones de miles de millones de dólares en Estados Unidos y Europa en nanotecnología ¿Cuánto de esto es verdad y cuánto es publicidad?
– Yo estoy convencido de que es verdad. Yo creo que a la larga todo se va a hacer así. La diferencia entre un dispositivo hecho en la nanoescala que puede tener la dimensión de un chip, comparado con un detector convencional, químico, para sustancias peligrosas, drogas, explosivos, es enorme. Hay otras muchas aplicaciones que no están relacionadas con la disminución del tamaño sino que le otorgan -a materiales que existen y que son tradicionales como cemento, arcillas, géneros-, características nuevas, como durabilidad, dureza, resistencia. En todo eso hay una incorporación de nanopartículas. El packaging inteligente, que puede registrar la cadena de frío que sufrió el producto y señalar cuando ya no sirve. Esto es hacia el futuro pero los países más desarrollados ya lo están incorporando y va a llegar el momento en que se va a convertir en una exigencia de exportación. Esto es lo que tenemos que tener claro, nos guste o no nos guste, si queremos exportar vamos a tener que cubrir estos campos.
– ¿Desde el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (MINCyT) se está impulsando el desarrollo de esta área de conocimientos?
– Sí, por supuesto. La administración actual de Lino Barañao está gestionando a través de prestamos del Banco Mundial fondos sectoriales que se van a dirigir hacia la promoción de tres plataformas que se han priorizado. Una es TICs (tecnologías de la información y comunicación), otra es biotecnología y la tercera es nanotecnología. Esto es importante ya que para avanzar en estos temas se necesita equipamiento de alta precisión y muy costoso. Por ejemplo, láser de efecto segundo, la llamada luz sincrotrón. Para todo esto se van a requerir estos fondos sectoriales.
– ¿Qué tipo de acciones está llevando adelante la FAN?
– La FAN ha adoptado una política proactiva en un intento para ver si podemos hacer “encajar” la demanda y la oferta. En ese sentido el encuentro NanoMercosur fue muy importante pero ahora estamos tratando de hacer encuentros en sectores trabajo intensivos como la construcción, las autopartes, la energía. Lo que pasa es que la dificultad de dar los primeros pasos es grande. Ahí es donde tiene que trabajar la FAN. Ahora estamos tratando de dar fondos de riesgo para proyectos que terminen en un producto o en un proceso que tenga nano o microtecnología incorporada. Fondos de riesgo significa que si no se llega al éxito se pierden, por lo cual, tenemos que tomar muchos recaudos desde el punto de vista técnico y económico. Si todo anda bien la idea es que los emprendedores nos devuelvan el dinero con un interés adecuado y queremos ser flexibles porque tiene que ser un estímulo y no actuar como un banco. En este momento mi desesperación es que podamos hacer uno o dos contratos que serían los primeros. Pero es difícil, hay muchos vericuetos legales y burocráticos. Espero que antes de fin de año podamos lanzar algún proyecto.
– ¿Cuál es la disposición del sector privado para arriesgar en esta nueva tecnología?
– Hay emprendedores que están dispuestos a correr parcialmente el riesgo, junto con la FAN. Hay alguna gente que se ha acercado, particularmente relacionada con agroindustria, materiales, medioambiente y nanomedicina. En Argentina, además, hay algunos institutos nacionales que han desarrollado tecnología de cierto nivel de sofisticación como INTA, CONEA, INTI, INVAP, etc. Entonces algunos de estos proyectos que han llegado provienen de gente de los laboratorios que se asocia con una empresa determinada. Hay empresarios, especialmente de pymes grandes, que tienen ideas, energía, que están dispuestos al desafío, pero son empresarios individuales. A uno le gustaría que fueran más.
– ¿Cuál es el lugar que los países de Latinoamérica le han otorgado a este tema?
– Brasil ha puesto mucha plata en esto, no tanto como el mundo desarrollado pero mucho más que nosotros. México entiendo que también aunque es un caso que no tengo tan claro. El otro que está haciendo algo pero en el orden de la Argentina o menos es Chile. Los demás trabajan pero sin conexiones, por lo menos explícitas, con la industria.
– ¿En Argentina el avance del conocimiento en nanociencia está mucho más allá de lo que ha podido ser trasladado al mercado?
– Sí, absolutamente. La comunicación entre los científicos es, hoy día, enorme. Podemos decir que no hay primer mundo y tercer mundo. Ojo, en la comunicación. Después la realización es otra historia. Se han hecho muchísimos esfuerzos. Hay un ente binacional argentino-brasileño de nanociencia y nanotecnología, muy reciente y también hay mucha relación con el mundo desarrollado y con los países asiáticos. O sea que el conocimiento está, yo diría, en un muy buen nivel. La realización de cosas que puedan pasar a la aplicación es mucho más limitada.
– ¿Cree que la nanotecnología podrá concretar en algunos años todo lo que parece prometer o hay mucho de fantasía en esto?
– Todo el mundo habla de la nanotecnología, pero los mismos científicos tienen mucho cuidado para no cometer el error de sobrevender lo que está dando, por el momento, resultados buenos en algunos campos. Yo estuve en Alemania en una feria que se hizo en Hannover para ver cuánto en la vida diaria actual ya depende de la nanotecnología. Está escondida en múltiples lugares. Por ejemplo, los autos usan plásticos mucho más livianos y que aguantan mucha más temperatura porque tienen nanopartículas incorporadas. Yo creo que la nanociencia y la nanotecnología van a ser absolutamente imprescindibles en el futuro de la humanidad para hacer un mundo sostenible. El significado que tiene desde el punto de vista científico el hecho de cómo se modifican las propiedades de una sustancia cuando uno juega con las dimensiones, es algo absolutamente novedoso y fascinante. ¿Cuánto de eso va a dar lugar a productos que la sociedad vea? Yo creo que va a haber muchos productos. Lo que no hay que pensar es que llega la varita mágica. Pero que va a entrar, va a entrar. Muchas veces dentro de algo que estamos acostumbrados a ver o utilizar. Por ejemplo una pared, igual a cualquier otra, pero que puede tener la propiedad de disminuir contaminantes internos, de autolimpiarse o de eliminar bacterias de las casas, comedores u hospitales. Eso va a estar, ya hay gente que lo está utilizando. Ahora si uno espera que haya una vida antes y después de la nanotecnología está equivocado. Lo que sí creo es que a la ciencia, le ha cambiado la visión, ya no se puede más decir: “está sustancia es así”, sino que “esta sustancia es así dependiendo de qué tamaño tenga”. Cuando entramos a manipular la materia cerca del tamaño en el que empiezan a manifestarse propiedades de tipo cuántico su comportamiento puede ser totalmente distinto y eso es una cosa que no se esperaba. Eso abre un mundo impresionante.
– ¿Usted cree que Argentina va a estar subida a este tren?
– Yo creo que sí en tanto haya una continuidad en la política actual del MINCyT. Hay políticas de Estado que la Argentina nunca ha sabido implementar bien no sólo en el área de la ciencia. Yo esperaría que se estableciera una política de Estado que dé continuidad a estos esfuerzos pero no podemos ni debemos pretender pasar por arriba de lo que es el país y la sociedad en general. Yo creo que el desarrollo de la nanotecnología tiene futuro, tiene posibilidades en Argentina. Ahora depende de nosotros.
Fuente: El Cable Nro. 724