Fotos: Luiza Cavalcante. Exactas UBA

Un espacio de libertad

Organizada por la Secretaría de Extensión, Cultura Científica y Bienestar, se realizó en el Centro Universitario Devoto una feria de ciencias que se propuso llevar un poco de Exactas a los centros penitenciarios. Además de la divulgación científica, el evento propició el intercambio entre internos, estudiantes de las distintas carreras y autoridades.

1 de junio de 2023

Al ingresar al Centro Universitario Devoto (CUD), lo que pocos pasos atrás era la cárcel se transforma en una universidad. Luego de cruzar el umbral, se ve un hall principal con oficinas de las facultades que dictan allí sus carreras y, más adelante, un pasillo largo con muchas aulas. En este espacio, los internos del penal son estudiantes que circulan e interactúan con docentes y compañeros como en cualquier otra casa de estudios.

A ese escenario, la jornada del viernes 19 de mayo le sumó un condimento extra: el despliegue de la primera feria de ciencias organizada con todo el apoyo de la Facultad. En el evento estuvieron presentes la vicedecana, Valeria Levi, y autoridades de la Secretaría de Extensión, Cultura Científica y Bienestar (SECCB), a cargo de la organización.

Similar a lo que sucede en las semanas de las ciencias, o en los stands de Exactas en Tecnópolis y la Noche de los Museos, la feria del CUD tuvo un componente particular: ofrecer en la cárcel una potente conexión con el afuera.

“En definitiva, este espacio es libertad”, expresa Guillermo, un interno que celebra el encuentro con otros como instancia de aprendizaje. Por su parte, Gastón comenta que la feria “es una re alegría”. “Uno se siente aceptado y que tiene otra oportunidad. Se puede estudiar una carrera y salir de todo lo malo que nos trajo acá. Es poder resarcir un poquito y ser mejor persona”, afirma.

Diego, de cincuenta años y alumno del CUD, escucha atentamente la explicación sobre la demostración que acaba de presenciar acerca de la densidad de compuestos que se vuelcan al mar. “Esto me parece bárbaro porque vemos cosas que hace rato que no veíamos. Yo estudié arquitectura pero también pasé por biología, y uno viene a recordar cosas de hace treinta años”, expresa. Además, comparte que va a comenzar a estudiar abogacía. Relata que lo trasladaron de Ezeiza, donde estaba estudiando el CBC de trabajo social. “Estudiar es lo único que te saca de la calle”, asegura.

Quienes se inscribieron para participar de los puestos de la feria, también definen la experiencia como enriquecedora. Así lo manifiestan Manuela y Victoria, estudiantes de primer año de Ciencias Biológicas a cargo de un stand que recupera el episodio de los carpinchos en Nordelta como ejemplo para hablar del impacto ambiental y la necesidad de preservar los humedales.

“Siempre que puedo participo en eventos de divulgación, la particularidad acá es que encuentro un público muy predispuesto que hace muchas preguntas”, expresa Manuela. Por su parte, Victoria rescata las charlas que se generan: “Habíamos preparado un speech pero termina siendo un ida y vuelta en donde te cuentan su experiencia y te vas enriqueciendo mientras ellos se llevan un montón de información”.

Nair Repollo es coordinadora de las actividades de la Facultad en el Programa UBA XXII desde hace veintidós años. Durante todo ese tiempo, los talleres de computación de Exactas capacitaron a personas que, en los comienzos, ni siquiera habían tenido contacto con una computadora.

“Allá por el 2001 comenzamos con alfabetización informática y hoy vemos que es necesario trabajar con programación”, cuenta la coordinadora al celebrar la flamante Diplomatura en Programación y Datos: “Es la que se está dando en los municipios de la Provincia de Buenos Aires. La implementamos tanto en Devoto como en la Unidad 19, otra cárcel que sumamos hace unos años. También tenemos el taller de robótica, que es nuevo en el CUD y en Ezeiza, y el taller de diseño. La idea es sumar robótica, programación y diseño para ir avanzando en lo que son los requerimientos de afuera y poner a nuestros estudiantes en un pie de igualdad con el exterior”, explica.

En cuanto a la feria de ciencias, comenta que años atrás se había realizado una experiencia informal: “La iniciativa fue de un grupo de docentes que estaban con el programa y organizaron todo con la idea de reproducir las Semanas de las Ciencias dentro de los centros. Como tuvo tanta aceptación y demanda, logramos hacerla este año más organizados. Se van a hacer otras dos ferias en Ezeiza”, anticipa Repollo.

La cultura es la sonrisa

Santiago Sosa, secretario adjunto de la SECCB, comenta que la convocatoria para participar obtuvo una respuesta numerosa. “El objetivo que nos dimos fue que los y las estudiantes de la Facultad conozcan lo que se hace en los centros penitenciarios, que es muy valioso”, explica.

Sosa agradece la ayuda del equipo de Popularización de las Ciencias y de los laboratorios y departamentos de la Facultad y comenta que hubo varias charlas y reuniones organizativas con quienes se inscribieron: “Todo este trabajo lo estuvo haciendo Nair en conjunto con Santiago Flaibani y Julián Liparelli, que trabajan en el Área de Articulación Territorial y Ambiental de la Secretaría”.

Para el secretario adjunto, que la convocatoria haya sido masiva no sólo responde a las ganas de comunicar lo que estudian: “Se suma la motivación extra de interactuar con una parte de la población con la que no es habitual hacerlo. El único tipo de información que muchas veces tenemos sobre cómo funcionan las cárceles es a través de películas y series, que pueden sesgar y deformar bastante la realidad. Acá es posible encontrarse con una experiencia que rompe un montón de prejuicios”.

Por su parte, la vicedecana, Valeria Levi, afirma que el programa de Exactas en las Cárceles es “uno de los mejores y más importantes que tiene la Facultad”, en tanto que “garantiza el derecho de las personas privadas de su libertad a acceder a la educación”.

“Tenemos un equipo impresionante de docentes, liderados por Nair Repollo, que ponen el cuerpo día a día. Desde la gestión, solo estamos para acompañar y brindar lo que nos solicitan”, expresa Levi, quien sostiene que este tipo de programas deben “mantenerse y potenciarse siempre”.

“La privación de la libertad para quien está preso no implica la pérdida de otros derechos, como el de la educación. La UBA cumple justamente un rol muy importante garantizando ese derecho, el cual no es un privilegio sino simplemente lo que hay que hacer”, concluye la vicedecana.

En este tipo de jornadas, ese derecho también se garantiza mediante el acceso a la cultura. Así lo entiende Gastón, uno de los estudiantes de Ciencias Biológicas que participó de la feria: “Creo que hay que compartir la educación y conseguir que todos tengamos acceso a estos conocimientos. Lo de hoy es una manera de lograrlo”. Para Sebastián, quien lo acompaña enseñando réplicas de calaveras de diferentes homínidos, “compartir el conocimiento también es parte de hacer ciencia, más en estos lugares que, tal vez, están un poco más relegados”.

Mariana, estudiante de segundo año de la carrera de Computación que estuvo a cargo de una estación de juegos de lógica, considera que es muy bueno divulgar la matemática y la computación porque son carreras a las que la gente suele tenerles miedo. “No me gusta que queden encasilladas así y que se pierdan de algo tan lindo. Creo que hacer esto acá está bueno porque es una ventana a lo que está afuera”, reflexiona.

Efectivamente, tanto la feria como todo el lugar es considerado como una ventana hacia otro mundo por parte de los internos. Para Maximiliano, que lleva ocho años detenido y cinco como alumno del CUD, “el espacio universitario es una palabra mayor”, y cuenta: “Estoy estudiando psicología, de alguna manera me hace sentir orgulloso. No hay mayor acto de revolución que estudiar y leer. Si eso lo traemos a instituciones de encierro creo que le estamos brindando la oportunidad a quienes no la tuvieron”, expresa Maximiliano, que además cree muy necesario implementar planes de salud mental en estas instituciones.

Por su parte, Fabio, “el gitano”, coordinador desde principios de año de los talleres que Exactas brinda en el CUD, dice que “este espacio es para despejar las mentes de toda la gente que está acá detenida”. Y agrega: “Esto nos hace bien para un proyecto para el futuro, porque a través de estos talleres salen oportunidades para ejercer en la calle”.

Adrián Negro