
Recuerdos de aquella noche
El 29 de julio se cumplieron 50 años de un episodio que marcó fuerte a la Universidad y, especialmente, a Exactas: La Noche de los Bastones Largos. La Facultad conmemoró aquella noche violenta de 1966 la semana pasada. Se estreno el video “Memorias de Exactas” y, posteriormente, Roberto Fernández Prini, Pablo Jacovkis y Silvia Braslavsky reflexionaron sobre causas y consecuencias de los bastones. El acto se transmitió por el canal de YouTube de la Facultad.
Exactas eligió el martes pasado, 23 de agosto, para recordar La Noche de los Bastones Largos, acomodando la conmemoración al calendario académico. Aquella noche del 29 de julio de 1966 dejó una huella profunda en varias Facultades de la Universidad de Buenos Aires, pero quizás Exactas sea la que mantenga más vivo ese recuerdo. De hecho, las conmemoraciones ocurren cada año, aunque este, con el número 50 por delante, fue especial y empujó a la institución a realizar un video testimonial para la ocasión. El acto del martes en el Aula Magna del Pabellón II tuvo como eje el estreno del video “Memorias de Exactas” y, posteriormente, se dio pie al testimonio de los invitados, tres integrantes destacados de la comunidad de Exactas que vivieron aquel violento episodio.
Presentó la actividad el secretario general de la Facultad, Leonardo Zayat, quien contó que “siempre que hacemos un acto de este tipo recibimos mensajes de la comunidad de Exactas en el exterior que nos dicen si no se podrá transmitir. Hemos tomado esos reclamos, este propio acto está siendo transmitido por el canal de YouTube de la Facultad”. Gracias a la transmisión en vivo, más de 450 personas pudieron ver el acto en directo desde sus computadoras.
Después de la proyección del video “Memorias de Exactas” (ver recuadro), tomó la palabra el químico Roberto Fernández Prini, hoy profesor emérito de la UBA y profesor también en 1966, quien emigró a Chile después del episodio del 29 de julio. Prini eligió referirse a la reconstrucción del Departamento de Química Inorgánica, Analítica y Química Física, que durante el decanato de Rolando García logró un notable desarrollo bajo la dirección de Rodolfo Busch. “Gregorio Klimovsky me convocó para que me hiciera cargo del Departamento y yo acepté”, indicó Prini en referencia al decano interventor de la vuelta a la democracia, en 1985. “Hacía mucho que no venía a la Facultad; cuando llegamos, caminábamos los pasillos que no conocíamos y lo único que veíamos eran aparatos bastante rotos, desvencijados… Hubo que superar eso”, agregó. “Una cosa que me sorprendió cuando llegué de vuelta era que noté una brecha entre los estudiantes y los docentes en general, que después me expliqué como desconfianza. Vino gente de otras facultades a la que le pedí colaboración porque era un desierto nuestro Departamento, desde el punto de vista de la actividad científica y la docente. Vinieron de la Universidad de La Plata, de la Comisión de Energía Atómica”, continuó, detallando la incorporación de docentes e investigadores durante la gestión a su cargo. “Partimos de lo que teníamos pero no nos conformamos con eso. Tuvimos el apoyo de todos los decanos elegidos en democracia, que fueron apoyando el proyecto, que pasó por muchas etapas porque se hizo un instituto; los fondos que podía aportar la Facultad eran escasos. Logramos una donación del gobierno de Alemania de un fondo base con el que el cual se hizo creíble la posibilidad de recrear una actividad importante en el área. En ese momento ya la brecha había empezado a disminuir, el trato con los estudiantes era distinto, merecíamos más confianza desde el punto de vista humano. El instituto se convirtió en una unidad importante en el país y también a nivel internacional”, agregó.
Para finalizar, Prini se refirió al futuro de la actividad científica y, en particular, al Departamento y al INQUIMAE, el instituto UBA CONICET del que fue director hasta hace diez años. “La realización de esas instituciones no debe fosilizarse, deben evolucionar porque las ciencias evolucionan. Si queremos seguir siendo reconocidos como referentes a nivel internacional hay que seguir cambiando”, sentenció.
Pablo Jacovkis, matemático, que fue decano de la Facultad durante dos períodos consecutivos y director del Instituto del Cálculo, en 1966 era docente auxiliar y terminó su carrera de grado en la Facultad “post bastones”. Fue el segundo en dar su testimonio y eligió referirse al contexto de la época, marcado por la dictadura de Juan Carlos Onganía, y a las consecuencias inmediatas de La Noche de los Bastones Largos. Jacovkis comenzó sosteniendo que, en aquellos años, “a la sociedad argentina la democracia le importaba poco” y que “fue necesaria otra dictadura comenzada diez años después y muchísimo más siniestra para que la democracia vuelva a ser una buena palabra en nuestro país”. Ese marco, para Jacovkis, permitía advertir que para la educación y para la Universidad iba a ir todo mal. Y recordó, además, que la Universidad tenía enemigos en su interior. “La Facultad de Derecho era el cuartel general de la derecha más rancia y troglodita de la Universidad de Buenos Aires”.
Después del golpe de Estado, “la situación era esquizofrénica”, dijo Jacovkis recordando su propia experiencia, en este caso, como estudiante de matemática. “Las clases habían terminado y mis compañeros y yo preparábamos nuestros exámenes sin saber si el ataque a la Universidad se produciría antes o después de tal fecha de examen; es decir, si alcanzaríamos a dar los exámenes o no”. Cerrando su discurso, Jacovkis indicó que “el golpe del 66 provocó un retroceso, parálisis e inmovilidad en las universidades que congeló no solamente muchas áreas científicas -probablemente Computación fue la más afectada porque, por ser la más joven, era la que menos masa crítica tenía- sino que retrasó casi dos décadas la discusión sobre una gran cantidad de temas de política universitaria, algunos de los cuales todavía no han sido encarados”.
La última oradora de la noche fue la química Silvia Braslavsky, quien desarrolló la mayor parte de su carrera en el Instituto Max Planck en Alemania, después de recorrer varios países, tras su renuncia a Exactas, y que en 1966 era docente auxiliar y estudiante de doctorado. “Muchos de nosotros no queríamos renunciar y teníamos, tal vez por nuestra formación política, la convicción de que había que luchar desde adentro”, comenzó diciendo Braslavsky, en relación con las renuncias presentadas en forma masiva tras los bastonazos. “Pero también nuestra inserción en esos grupos de trabajo, en esa mística científica que se había creado en la Facultad, nos hacía respetar las decisiones mayoritarias”, agregó. Asimismo, Braslavsky rescató la decisión de varios de los profesores renunciantes, de propiciar la reubicación inmediata de los más jóvenes, pensando, más que nada, en las posibilidades de regreso y de continuidad del proyecto científico nacional. “Ocurrieron los éxodos o, llamémoslos, traslados, de los grupos de trabajo. Quisiera rescatar esa idea de mantener los grupos en Latinoamérica. Si no hubiera existido esa idea, ese esfuerzo colectivo, habría habido una dispersión a los países industrializados mucho mayor. Y yo pienso en la pérdida, que fue terrible… Cada vez me asombro más de las capacidades que se perdieron. Pero si no hubiera habido alguna cosa organizada, la dispersión habría sido mucho peor”, reflexionó.
Saltando al presente, Braslavksy sostuvo que “hay que remarcar lo que ha costado llegar a un nivel de ciencia y de participación y de elaboración de proyectos. Construir nuevamente ha sido un gran esfuerzo de todos, de docentes, de estudiantes. Y no puedo dejar de remarcar, visto de afuera, desde Alemania, los últimos diez años, el apoyo del Ministerio de Ciencia, del gobierno, a la ciencia y la investigación en Argentina, que ha sido enorme, y yo creo que, porcentualmente, es casi único, seguro es único en Latinoamérica y casi seguro en el mundo entero. Y la otra perspectiva que a uno le queda, si estudia lo que fueron el éxodo, las renuncias, el exilio, es que hay que saber cuidar lo construido”, cerró la reconocida química.
Al inicio del acto, el secretario general de la Facutad, Leonardo Zayat, había concluido su introducción con unas palabras que bien sirven para dar cierre al resumen de la jornada y que se refieren a lo que se pudo construir en la Facultad partiendo, incluso, de algunas áreas completamente desmanteladas. “A pesar de las dificultades, creemos que el espíritu de aquellos tiempos se ha logrado recuperar en la Facultad y quisiéramos que algún día se pueda recuperar para toda la Universidad”, consideró Zayat.
Un testimonial con voz de Exactas |
El martes pasado, en el acto recordatorio de La Noche de los Bastones Largos, se estrenó el video “Memorias de Exactas”, un corto de 30 minutos donde se hilvanan los testimonios de distintos protagonistas de la Facultad en los años 60 para contar aquella historia que marcó fuertemente a la institución y tanto como a sus integrantes, de manera personal. “Memorias de Exactas” fue producido por la Subsecretaría de Comunicación de la Facultad e incluye entrevista e imágenes de archivo. Dieron su testimonio para el video Roberto Fernández Prini, Jorge Adámoli, Guillermo Dussel, Fortunato Danón, Oscar Folguera, Eugenia Kalnay, Mariana Waissman, Pablo Jacovkis, Celia Molina, Raúl Carnota, Juan Carlos Gottifredi, Horacio Farach, Eduardo Fradkin y Agustín Rela.
“Memorias de Exactas” puede verse en el canal oficial de Exactas en YouTube: https://www.youtube.com/exactasubaoficial |