Primer instituto Max Planck en Sudamérica
A dos años del acuerdo de creación del Instituto de Investigación en Biomedicina de Buenos Aires, entre el Conicet y la Sociedad Max Planck, el presidente de esta sociedad de Alemania, Peter Gruss, recorrió el predio de las ex Bodegas Giol, donde se construye el edificio, que integra el Polo Científico Tecnológico de Palermo.
A dos años del acuerdo de creación del Instituto de Investigación en Biomedicina de Buenos Aires, entre el Conicet y la Sociedad Max Planck (MPG), el presidente de esta sociedad de Alemania, el doctor Peter Gruss, recorrió el predio de las ex Bodegas Giol, donde se construye el edificio, que integra el Polo Científico Tecnológico de Palermo.
El nuevo instituto, primero en Sudamérica, ya comenzó a convocar a jóvenes científicos argentinos y tendrá un plantel de 120 personas cuando alcance su máxima operatividad, en unos dos años y medio.
Gruss, presidente de la MPG desde 2002, y de reconocida trayectoria en el estudio genético del desarrollo embrionario, visita Buenos Aires por primera vez.
¿Doctor Gruss, cuáles son sus expectativas sobre este nuevo instituto?
La ciencia es internacional, y tiene que hacerse en los mejores lugares, y con la mejor gente. Y aquí hay un buen entorno y una adecuada masa crítica. Esta asociación entre el Conicet y la MPG es un buen matrimonio que va a producir un beneficio mutuo. Por un lado la MPG brinda a la Argentina los principios de la excelencia científica, los mecanismos para reunir a los mejores investigadores, que produzcan lo mejor en su campo de investigación. Hasta ahora lo hemos hecho, con Eduardo Arzt, que es miembro de la MPG, y con Florian Holsboer, que coordinó este acuerdo con el Ministerio de Ciencia y el Conicet.
Usted dijo que aquí hay un buen entorno para la ciencia, ¿a qué se refiere?
Quiero decir una masa crítica adecuada, con científicos que trabajen en distintas áreas que puedan complementarse. En el polo tecnológico habrá tres institutos que van a proveer una base sólida para alcanzar los objetivos esperados. El de biomedicina, uno de ciencias exactas (físico-química y biofísica) y un instituto en ciencias sociales que estudiará la forma de obtener un beneficio económico de la ciencia y cómo hacer patentes.
¿Qué beneficio produce esta asociación?
El beneficio directo es tener gente que trabaje en la interfaz entre las ciencias biológicas y la clínica, y que pueda generar desarrollos. Todo conocimiento científico, además de ser un capital cultural, posee un valor económico. Este nuevo instituto va a crear conocimiento con el cual se podrán obtener patentes y venderlas a la industria privada. Hay un amplio espectro de posibilidades para usar este nuevo conocimiento.
¿Cómo se transfiere de manera efectiva ese conocimiento a la industria?
Como los científicos no estamos entrenados en el área de negocios, es necesario crear una interfaz, un mediador entre la industria y los científicos. En la MPG tenemos una compañía, desde 1970, que cumple ese rol y llega a producir hasta 100 patentes por año, con un valor de alrededor de 20 millones de dólares anuales.
El diálogo entre ambos sectores no siempre es fácil.
El problema en la Argentina es que la industria privada no invierte en investigación. Casi el total de la inversión en ciencia la hace el Estado. En Alemania, es diferente. Del 3% del PBI que se invierte en ciencia, dos tercios los pone la empresa privada, y sólo un tercio lo pone el Estado. Aquí en la Argentina se necesitan industrias de alta tecnología, y éstas deberían realizar investigación, porque, de otro modo, no pueden obtener productos. Para ello, se necesita propiedad intelectual y estimular la base científica. La interfaz entre científicos e industria podría estar a cargo del Estado, en el área de economía o de ciencia, para establecer el puente entre los resultados científicos y los capitales de riesgo, dispuestos a invertir.
Usted va a conversar con el Ministro de Ciencia y Tecnología, el doctor Lino Barañao ¿van a hablar de este tema?
Éste es uno de mis temas favoritos. Pero primero voy a agradecerle al Ministro, y a la Presidenta, por el apoyo que se está dando a la ciencia. Aquí veo un repunte de la inversión en ciencia, con el objetivo de alcanzar el 1% del PBI. En ciencia, como en el deporte, hay que ser el primero, el primero en lograr el descubrimiento. Pero también es necesario montar una estructura científica, un mecanismo para tener la mejor gente. Hay países que invierten mucho dinero en ciencia, pero hay que invertir de manera correcta. Y veo que la Argentina está en el buen camino.
Los científicos y la sociedad
¿Usted cree que la sociedad en general desconoce lo que hacen los científicos?
Si los científicos no hacemos que la sociedad recorra con nosotros nuestro camino al futuro, la gente no va a aceptar nuestra visión del futuro. Los científicos pueden ver más allá que el resto de la gente, entonces tendrán que contarle a la sociedad qué es lo que ven. Esta es una tarea compleja, y continua, que involucra a mucha gente abocada a traducir los mensajes de los científicos en algo comprensible. Esto se puede hacer en muchos niveles, en diarios, revistas, programas de televisión, es decir “empaquetar” la información científica de manera atractiva para el público general. Y por supuesto el camino hoy es internet, que es de donde obtienen la información en especial los más jóvenes.
Para cubrir el déficit actual de científicos e ingenieros, ¿cómo se puede estimular a los jóvenes para que se dediquen a la ciencia?
En Alemania, con un déficit de 70 mil científicos, se ha observado que en la escuela los alumnos no reciben un estímulo adecuado. Esto indica que se necesitan docentes muy bien formados para motivar a los estudiantes. Pero esa motivación debe comenzar muy temprano, ya en el jardín de infantes, para despertar en los niños el interés por esta profesión que es tan maravillosa, en la que podemos poner en práctica casi todas nuestras ideas. Pero eso es algo que tenemos que transmitir nosotros los científicos.
Utopía hecha realidad
También visita las obras el doctor Florian Holsboer, coordinador del acuerdo entre el Ministerio de Ciencia, el Conicet y la MPG, quien aseguró. “La primera vez que visité el predio de las ex bodegas, me pareció utópico que allí se creara un polo científico-tecnológico de excelencia, pero ahora, iniciadas las obras, con todo en marcha, y viendo los proyectos que ya hemos realizado, tengo la esperanza de que realizaremos logros de excelencia en conjunto, con docenas de publicaciones”.
Fuente: Publicado en La Nación el 29/09/2009