Presupuesto por dos

La Facultad contará con un incremento de casi el doble de su presupuesto para 2007. Llegó cerrando el año pero las previsiones harían posible ejecutarlo correctamente. Los departamentos docentes duplican su presupuesto. Y, entre otras mejoras, habrá más dinero para mantenimiento, obras e higiene y seguridad.

9 de octubre de 2007

La noticia concreta es que Exactas consiguió un incremento de casi el doble de su presupuesto de gastos de funcionamiento para terminar el año. En plata, son 1.255.500 pesos, lo que redunda en un total de 2.650.500 para destinar a gastos de 2007.

Y un detalle importante de la noticia es que la Facultad decidió, para la distribución interna de ese monto, multiplicar por dos el presupuesto destinado a los departamentos docentes, que, aparte, recibirán equipamiento informático y material bibliográfico por 288 mil y 100 mil pesos, respectivamente. También se pudo hacer crecer las partidas destinadas a mantenimiento, obras, a higiene y seguridad y equipamiento para administración central, entre otros gastos. Pero este es el nudo de la historia. El inicio es un capítulo que comenzó hace un año y medio con una serie de reclamos por mayor presupuesto. El decano de Exactas, Jorge Aliaga, ya había encabezado, en marzo de este año, la exigencia ante la UBA para que se pidiera un refuerzo importante ante la Cámara de Diputados. El reclamo por parte de las autoridades se mantuvo en las siguientes reuniones de Consejo Superior y en el día a día de la Comisión de Presupuesto, en Rectorado; y el Consejo Directivo apoyó el reclamo con la declaración de emergencia presupuestaria de la Facultad.

En mayo de este año la UBA había dado una tibia señal de respuesta. “Desde rectorado nos pidieron información respecto de qué necesidades teníamos que cubrir con urgencia. Inmediatamente, el decano elevó el Plan de Obras y el Plan de Fortalecimiento, que se armó en común con los directores de los departamentos”, indicó Mirta Gil, secretaria de Hacienda de la Facultad.

Mejor prevenir

Un mes atrás, el rector Rubén Hallú sugirió que se duplicaría el presupuesto para 2007. Pero el doble de presupuesto no significaba que cada Facultad duplicaría el suyo, ya que la estimación era global. Ahora venía la otra pelea, ya que varias facultades pretendían una distribución diferente a la del presupuesto inicial, y que de concretarse perjudicaría a Exactas. Después de muchas discusiones acaloradas, las autoridades consiguieron que el 90 por ciento de los 9 millones adicionales para la UBA se distribuyera con las mismas pautas que el presupuesto anterior, quedando un 10 por ciento como fondo de reserva.

Mientras se definía el refuerzo, se acercaba el cierre del ejercicio fiscal, y Exactas, ante las promesas de principios de año, ya tenía una previsión. Como cada año, en el mes de junio la Secretaría de Hacienda convocó a los directores de los departamentos para programar los gastos, ya que la segunda mitad del año es la que se reserva en administración para realizar las compras destinadas a docencia. Y acá vino la ocurrencia. “Decidimos proponer compras grandes comunitarias. Había leído en el programa de fortalecimiento que se presentó a la UBA que, por ejemplo, todos los departamentos pedían informática”, indicó Mirta Gil. A partir de estos datos, la estrategia fue armar una o dos compras grandes de rubros que requirieran todos los departamentos y, si llegaba el aumento de presupuesto, las licitaciones estarían listas para comenzar. Los rubros en los que había coincidencia eran informática y material bibliográfico.
La ventaja de la propuesta radicaba en que, con sólo dos operaciones de compra, se podrían cubrir las necesidades de muchos departamentos, en vez de llevar adelante una importante cantidad de licitaciones de rubros repetidos. Esto hubiera recargado a la Dirección de Compras y hecho inviable concretar todas las operaciones en tiempo y forma.

Los departamentos

En cuanto estuvo asegurado el monto del refuerzo, el decanato hizo una propuesta de distribución que el lunes pasado aprobó el Consejo Directivo y que consistió en llevar el presupuesto de los departamentos a 1.054.482 pesos, con la mira puesta en los gastos de docencia. Además, aumentar las partidas para Higiene y Seguridad, Mantenimiento y Obras. A esto, se le suma el Programa Especial de Equipamiento Informático para Departamentos Docentes, por 288 mil; el destinado a Administración Central, por 100 mil; el Programa Especial Material Bibliográfico para Docencia, de 100 mil; y el Programa Especial de Becas, que recibe 20 mil y prevé un aumento en el valor de las becas Sadosky a partir del mes de octubre.

Marta Mudry, directora del Departamento de Ecología, Genética y Evolución, indicó que, con este refuerzo, se podrá “maximizar algunos aspectos de la docencia, como, por ejemplo, realizar algunos trabajos prácticos en los cuales, por un tema de costos, no se disponía de elementos para que participaran todos los alumnos”. También se destinarían fondos para los viajes de los alumnos y una buena parte a gastos de infraestructura en lo relativo a los espacios comunes del departamento. “Nunca se nos había duplicado el presupuesto, por lo que considero que este es un momento propicio para mejorar la docencia de cara al año próximo”, declaró Mudry.

Por su parte, Alberto Caselli, a cargo del Departamento de Ciencias Geológicas, consideró que esta iniciativa es fundamental porque el presupuesto inicial ya está prácticamente comprometido. “En su mayor parte -explica- va para las escuelas de campo, que son materias que tienen nuestros alumnos durante 3 años e implican una salida de campo de una semana”. Y ahora sería posible reforzar las escuelas, que Caselli define como “de un gran valor para la formación de los alumnos porque les permite acercase a las grandes estructuras geológicas”. Asimismo, destacó que, “como desde la época del FOMEC no se pudo comprar equipamiento, esto nos permite actualizar y reponer algunos equipamientos que nos resultan vitales y que de otra manera sería imposible hacerlo”. Se comprarían brújulas, lupas, computadoras y cañones de proyección, todos destinados a las actividades de docencia.

“Quisiéramos invertir en la biblioteca del Departamento -indicó, por su parte, Úrsula Molter, directora de Matemática-. Empezó con 200 ejemplares y hoy tiene casi 5 mil, por lo que necesitamos incorporar módulos para archivar material en forma apropiada. Otra prioridad es la nueva sala de seminarios, que necesita refrigeración, pizarrones, sillas, concluyó Molter.

Los gastos que prevé cada departamento serán aprobados por su respectivo Consejo Departamental y, en el caso de que sea una compra, deberá iniciarse un proceso licitatorio. De esto se deduce que, más allá de las previsiones, ejecutar el presupuesto requerirá un intenso y estratégico trabajo por parte de la Secretaría de Hacienda. “El programa de material bibliográfico ya está en Compras y estamos terminando de armar los pliegos de los de informática”, informó Mirta Gil y destacó que “si no se hubieran hecho las previsiones, no alcanzaba el tiempo para realizar todas las compras”, de lo que se desprende que habría sido imposible ejecutar todo el presupuesto.

La distribución del presupuesto marca una prioridad hacia los departamentos docentes y, a la vez, genera el problema derivado de cómo gastar, sobre todo en un sistema donde los aumentos de presupuesto no son un fenómeno habitual. “Más allá de las corridas que representará este cierre -concluyó, al respecto, Mirta Gil-, creo que es el momento indicado para que, a partir de ahora, cada departamento reflexione sobre cuáles son sus prioridades”.

Gesto
Por tener estructuras chicas, pocos alumnos, o ser más “de tiza y pizarrón”, algunos departamentos de Exactas reciben poco dinero para gastos de funcionamiento, con lo que les resulta imposible realizar compras, por ejemplo, de informática. “Lo que sugerimos en junio a los directores -relató Mirta Gil- es que, por esta vez, definieran una unidad mínima de 9 mil pesos para armar la compra comunitaria de informática”, lo que significaba que algunos departamentos recibirían más dinero que aquel que indicaba el índice de distribución tradicional porque estaba definido un mínimo. “Todos los departamento estuvieron en completo acuerdo aunque alguno podría haber recibido más dinero si nos hubiéramos valido de las pautas presupuestarias”, resalta Gil.

Fuente: El Cable Nro. 665

Armando Doria