Comenzaron las visitas guiadas a la Reserva Ecológica Ciudad Universitaria.
Comenzaron las visitas guiadas a la Reserva Ecológica Ciudad Universitaria.

La Reserva abre sus puertas

La Facultad comenzó a ofrecer visitas guiadas en la Reserva Ecológica Ciudad Universitaria. La actividad se enmarca en el proceso de implementación paulatina que se está llevando adelante y que culminará con la puesta en marcha del plan de gestión y la apertura del predio a toda la comunidad. La participación en las recorridas requiere inscripción previa.

18 de noviembre de 2019

“Desde hace meses la Reserva estaba cerrada al público porque no están dadas las condiciones, por falta de personal y de infraestructura, para avanzar con una apertura total. Por otro lado, desde la Facultad siempre intentamos visibilizar el área como un recurso importante que tiene mucho para ofrecer a la comunidad de Ciudad Universitaria y al público en general. Entonces, como un paso intermedio entre ambas opciones, decidimos organizar estas visitas guiadas de manera de que más gente pueda ver los beneficios que ofrece la reserva y para generar una demanda que impulse a las autoridades a proveer los recursos necesarios para poder abrir el predio”. La explicación le corresponde al decano Juan Carlos Reboreda, quien se muestra satisfecho con el inicio de esta actividad que, en esta primera etapa, se ofrecerá a lo largo de los meses de noviembre y diciembre.

Las visitas, guiadas y de carácter interpretativo, son gratuitas y abiertas a todo el público, con prioridad para los miembros de la comunidad de Exactas. Tienen un cupo limitado por contingente y la inscripción previa es obligatoria. Por el momento se están ofreciendo cuatro visitas a la semana, que se distribuyen por la mañana y la tarde, los días lunes, martes, miércoles y jueves. Joaquín Salas y Adriel Magnetti, ambos estudiantes de biología, son los guías encargados de encabezar las recorridas.

“La recorrida la planteamos como una suerte de pequeña muestra de toda la diversidad que la Reserva tiene para ofrecer”, cuenta Magnetti con entusiasmo. Y detalla: “Hacemos una recorrida por el bosque y conocemos la interacción con el humedal. Luego, nos adentramos en la parte urbanizada, el camino de cemento, el óvalo del pastizal, analizamos su fisonomía. Vemos el paseo costero, contamos su historia y encaramos hacia el norte para ver cómo ese paseo costero corona en un sitio un poco más silvestre que da lugar a la conexión con el Río de la Plata, del estuario con el humedal, para terminar volviendo por el pastizal, haciendo, en el último tramo, una experiencia sensorial de sol y sombra en la frontera entre el hormigón y el bosque que se ve de una forma muy interesante. Son unos 45 minutos de recorrida, más una media hora de charla, para conocernos, organizar la salida y recibir las percepciones de la gente”.

La Reserva cubre aproximadamente unas 20 hectáreas ocupadas por tres ambientes muy distintos, en un equilibrio muy particular. Un tercio es cubierto por pastizal pampeano; otro fragmento, por un bosque húmedo, y el segmento complementario toma la forma de un humedal urbano muy diverso con agua del estuario del Plata. No existe otro humedal que esté conectado de forma natural con el estuario del Río de la Plata y que esté protegido formando una laguna interna.

En el área viven más de 800 especies animales y vegetales, que abarcan: mamíferos, aves, reptiles, anfibios, peces, insectos, arácnidos, moluscos, hongos, dicotiledóneas, monocotiledóneas, helechos y plancton. En particular, cerca del 70% de las aves presentes en Buenos Aires y más de 20% de las aves de todo nuestro país, pueden observarse en la Reserva.

“Las aves son lo más conspicuo, ya desde el puente podemos ver inmediatamente garzas y patos pero si uno presta atención empieza a ver insectos, algún reptil. El otro día vimos un lagarto overo que está muy presente en la reserva. Es muy común ver mariposas, libélulas, saltamontes. Simplemente, se trata de caminar un poquito por los lugares más abiertos y se abre la posibilidad de ver todo tipo de animales”, describe el guía.

Hasta el momento la respuesta de la gente ha sido muy positiva. En las primeras 48 horas se habían inscripto más de 100 personas de todos los sectores de la Facultad: alumnos, docentes, graduados y no docentes, e incluso una docente de la Facultad de Arquitectura. Al mismo tiempo, quienes ya tuvieron la oportunidad de hacer la recorrida se mostraron muy satisfechos. “La gente queda muy contenta y agradecida de poder conocer la Reserva. Pude percibir la tranquilidad que surge por el hecho de estar en contacto con la naturaleza, observar al río. Además, la reserva está en un momento muy lindo porque, con este año de cierre, se ha recuperado mucho la biodiversidad y tenemos muchas plantas florecidas y un montón de animales dando vueltas”, cuente Magnetti.

La información obtenida a partir de esta prueba piloto de dos meses, se analizará minuciosamente, y será utilizada para dar forma, a una nueva etapa de estas recorridas, probablemente a partir de marzo de 2020.

Cabe señalar que, por el momento, dada la carencia de infraestructura y servicios que tiene la Reserva, no es posible ofrecer el servicio a personas con movilidad reducida ni a menores de edad.

Lo que viene

“En este momento se está elaborando el plan de gestión de la reserva, en el marco de un proceso que comenzó en el mes de agosto con un taller participativo al que fueron invitados numerosos actores involucrados”, relata Reboreda y prosigue: “Esperamos tener el trabajo terminado para fines de este año o principios del que viene. Lo más probable es que hagamos una presentación pública del plan en marzo de 2020”.

Tener terminado el plan de manejo es un paso necesario pero no suficiente para llevar adelante la apertura total de la Reserva a toda la comunidad. Para que sea posible dar ese paso, es ineludible que el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires entregue los recursos necesarios para otorgar al predio una infraestructura que resulta imprescindible. Se requiere de guardaparques, personal de vigilancia, un centro de recepción, senderos, cartelería, baños, y demás recursos que hagan posible cuidar la reserva y posibilitar que los visitantes vivan una experiencia gratificante.

“Si uno va a la Reserva Costanera Sur ve que existe una infraestructura muy importante y, en cambio, si viene aquí se encuentra con que la infraestructura es cero. Obviamente, sabemos que Costanera Sur se construyó a lo largo de 35 años, no podemos pretender de un día para otro llegar a esa situación. Pero en algún momento hay que empezar”, reflexiona Reboreda, y avanza: “el proyecto original, que comenzó a construirse en el año 2005 preveía una inauguración conjunta del Parque de la Memoria y del Parque Natural Ciudad Universidad. Bueno, el Parque de la Memoria se inauguró en 2008, o sea, llevamos 11 años de atraso. No podemos esperar 11 años más”.

 

 

Para visitantes

Toda la información acerca de la Reserva y las visitas guíadas, así como el formulario de inscripción, indispensable para realizar la actividad, se encuentra en https://exactas.uba.ar/reservaecologica-cu/

Gabriel Rocca