
Hallan más plantas nativas de lo esperado
En seis distritos costeros la vegetación autóctona convive con la exótica y esto brinda la pauta de cómo se podría combinar los paisajes para lograr un ecosistema sustentable. El trabajo fue realizado en forma conjunta por José Dadon del Laboratorio de Ecología Marina de la FCEyN de la UBA y Ana Faggi del Museo Argentino de Ciencias Naturales.
Desde la época de don Carlos Gesell y de otros pioneros que forjaron Miramar, Necochea, Monte Hermoso, Las Grutas y Puerto Madryn hasta hoy, estas playas a orillas del Atlántico vieron crecer bosques plantados por el hombre, jardines para embellecer los balnearios en ciernes y el vertido de toneladas de cemento que le dio forma de ciudad. En medio de tantas maquinarias, movimiento de terreno y transformaciones, investigadores encontraron que la urbanización no arrasó con toda la vegetación natural y aún se está a tiempo para planificar un sistema sustentable a futuro.
“Pensamos que no iba a haber especies autóctonas, sin embargo observamos que un buen porcentaje se mantiene”, asegura el doctor José Dadon del Laboratorio de Ecología Marina de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires que junto con la doctora Ana Faggi del Museo Argentino de Ciencias Naturales relevaron la vegetación de esas seis localidades costeras. Tras estudiar cómo había sido la urbanización de cada una de ellas, -por ejemplo Necochea y Miramar siguieron el patrón de ciudad pampeana con la plaza en el medio y a su alrededor una cuadrícula, en tanto Villa Gesell es alargada y lineal-; el equipo investigó como impactó este desarrollo en el ambiente.
“En la provincia de Buenos Aires es obligatorio forestar antes de lotear. Esto cambia radicalmente el paisaje porque de médanos móviles cubiertos con herbáceas nativas se pasa a fijarlos con árboles de especies exóticas como pinos, acacias, eucaliptos, álamos, entre otros. Además, se suman las variedades foráneas que dan vida a los jardines”, describe el doctor Dadon y da cuenta de la pregunta que se formularon: ¿Tras la urbanización queda algo de la vegetación nativa? “La ciudad cambia la dinámica pero no lo hace en un ciento por ciento. A pesar de todas estas modificaciones observamos especies nativas, exóticas y plantas que no habían sido puestas por el hombre ni tampoco eran originales y habían venido de ecosistemas vecinos traídos por aves, insectos o algún curso de agua. La flora ahora es más compleja que la original”, evalúa.
Esta diversidad es un punto de partida con miras al futuro. “Esto nos da una pauta de cómo podríamos aprovechar el diseño para tener un paisaje nativo, otro exótico y poder hacer combinaciones. Planificar de manera tal que ciertas áreas atraigan al turismo, otras sean más agrestes y quede un sector de conservación neta, de modo de tener un mosaico que haga sostenible el ecosistema”, remarca.
De bosques y 4 x 4
Vivir en las dunas con poca agua, altos niveles de salinidad y en un suelo movedizo es todo un desafío. “Las cortaderas son herbáceas autóctonas que soportan estas características y crecen lo suficientemente rápido para que cuando el viento se lleve la arena ya echaron raíces. Estas plantas colaboran en la dinámica de las playas al retener parcialmente la arena. Los árboles –compara- interfieren en este ciclo de renovación porque fijan los médanos y no permiten el intercambio natural. Lo ideal es mantener ciertas zonas forestadas para atracción de turistas, y áreas de reservas con especies nativas de modo que se cumpla el ciclo original”.
El avance de rodados sobre las playas también acarrea problemas. “Las camionetas socavan la arena y dejan las raíces al aire, siendo muy perniciosas para la vegetación. Si esta actividad es necesaria, se debería restringir a ciertas áreas y rotarla de lugar todos los años para que la vegetación se renueve”, aconseja.
Otro tema a tener en cuenta es la renovación los árboles existentes. “Muchas de las forestaciones son de la década del 40, y tienen bosques seniles con mucha madera, pocas ramas nuevas, y ante una chispa arden rápidamente”, subraya.
Los resultados de este estudio serán dados a cada uno de los municipios analizados. “Las comunas que viven del turismo necesitan recibir los ingresos de los impuestos y hay una tensión entre la construcción y la conservación, pero un buen balance puede lograrse si se planifica con anticipación. En estos seis municipios puede alcanzarse porque aún los más urbanizados no lo están en un 100%”, concluye.
Fuente: Publicado en La Nacion el 04/05/2009