
Graciela González fue elegida vicepresidenta de ABEO
La investigadora y profesora de Exactas, fue electa por amplia mayoría para ocupar el cargo de vicepresidenta del Consejo Consultivo en Enseñanza y Divulgación (ABEO), organismo que proporciona asesoramiento especializado al director general de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPCW).
“Siento que con nuestro trabajo en este consejo hacemos algo importante sobre lo que pasa en el mundo. Nuestro aporte tiene que ver con la necesidad de hablar de ética y de trabajo seguro en laboratorios de química” manifiesta Graciela González con emoción al referirse a su trabajo cotidiano que reforzará con su designación jerárquica. Y esboza con sencillez: “Hablar de presidencia o vicepresidencia es un poco glamoroso, yo lo siento más bien como una coordinación de pares”.
Investigadora y profesora de la Facultad, González, fue electa por amplia mayoría para ocupar, a partir del 1º de enero de 2024, el cargo de vicepresidenta del Consejo Consultivo en Enseñanza y Divulgación (ABEO), organismo que proporciona asesoramiento especializado al director general de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPCW).
González es graduada y doctorada en Ciencias Químicas de la UBA. Actualmente es directora adjunta del Departamento de Química Inorgánica, Analítica y Química Física (DQIAQF) y profesora en Exactas UBA. También es investigadora independiente en INQUIMAE (UBA-CONICET). Ha ocupado posiciones postdoctorales en el Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS) en Francia y en la École Polytechnique -Palaiseau. Es especialista en ciencias químicas y ambiente. Su área de investigación es el análisis de interfaces nano y meso estructuradas con orientación al desarrollo de sensores y recuperación de contaminantes.
Desde hace dos años es integrante de ABEO y hasta fines de 2024 ejercerá la vicepresidencia y coordinación del Consejo integrado por miembros provenientes de Alemania, Australia, Canadá, Cuba, España, Guatemala, Malasia, Marruecos, Nigeria, Pakistán, Reino Unido, República China, República Checa y Tailandia. Entre los años 2016 y 2021, Edith Valles y Adriana Bernacchi, ambas graduadas de la UBA, también ocuparon este mismo rol en varias oportunidades.
El grupo experto integrado por 15 especialistas independientes ejercen su función a título personal por un período de tres años. Desde sus áreas de expertise brindan asesoramiento sobre el desarrollo de estrategias de enseñanza y divulgación para actividades globales relacionadas con el desarme y la no proliferación de armamento químico.
“Desde lo personal es muy rico pensar hacía dónde va el desarrollo de la química con personas de diferentes lugares del mundo. Somos designados a partir de una premisa muy fuerte de equidad de género y zona geográfica” reconoce González. Y agrega: “Preguntarnos sobre qué sucede con los avances de la ciencia, que han tenido ciertos usos que han perjudicado notablemente a la humanidad, es parte de nuestra dinámica cotidiana”.
El trabajo de estos referentes vinculados al área académica y diplomática apunta a asesorar a las autoridades de la OPCW. La entidad, creada en 1997 e integrada por 193 países, se encarga de verificar y confirmar la destrucción de las armas químicas existentes (que es obligatoria para los Estados Parte); mantener la vigilancia sobre ciertas actividades de la industria química (para aminorar el riesgo de empleo de sustancias químicas comerciales como armas químicas); prestar asistencia y protección a los Estados miembros (que fuesen atacados o amenazados con armas químicas, inclusive por terroristas); y promover la cooperación internacional para el empleo de la química con fines pacíficos.
Formar profesionales científicos con principios éticos responsables
¿Cómo la química puede contribuir al desarrollo? ¿Cómo hacer ese desarrollo más seguro y sustentable? ¿Qué sucede con los avances de la ciencia que se han empleado en perjuicio de la humanidad? O preguntarse sobre ¿qué se podría haber hecho para prevenir algún mal uso? Son parte de las constantes inquietudes que giran en la cabeza de Graciela González.
“Es importante no solo estar concentrados en nuestro experimento o en el tema de la clase que tenemos que dictar sino pensar con otra perspectiva. Distanciarnos de lo cotidiano y preguntarnos qué se puede hacer por el mundo”. Y refuerza: “Me parece bueno que todos los que nos formamos en la universidad pública tengamos el compromiso de trabajar para las sociedades y por la paz. Sin comprometer nuestros principios al reconocimiento o valores monetarios”.
Su impronta de investigación y eje de trabajo -en pos del uso ético de los componentes y reactivos químicos- refuerzan el perfil que busca imprimir en la gestión de ABEO que comenzará el próximo año. “Con la discusión de ideas, que derivan en producción de material didáctico para universidades, podemos fomentar actividades, debatir con la comunidad estudiantil y despertar la conciencia sobre qué siente un ser vivo cuando es expuesto a determinados compuestos químicos y contribuir a espacios de trabajo más seguros. Y hasta reflexionar que, a tres décadas de la Convención de Armas Químicas, este año se completará la destrucción de todo el arsenal químico declarado, lo que marca el fin de una era y el comienzo de la próxima en el uso de la química», concluye.