Exactas, de festejo

Con la presencia de graduados, alumnos, docentes y no docentes, el viernes pasado la Facultad conmemoró su aniversario 150 con una jornada con diversas propuestas. La celebración comenzó en el playón central del Pabellón II y siguió en el Aula Magna con una charla histórica y un panel de graduados de las últimas cinco décadas que reflexionaron sobre su paso por la Facultad. Hubo medialunas y final musical.

27 de agosto de 2015

El 16 de junio la Facultad cumplió 150 años. La conmemoración tuvo lugar en la Manzana de las Luces, en un acto con presencia de ex decanos y la formalidad que imponía el caso y el entorno (ver el Cable 865). El viernes pasado, 21 de agosto, en cambio, gente con peluca de colores y gorros multicolores también participó de la conmemoración, esta vez en la Facultad y, claro, en otro plan.

Con el mismo espíritu del Encuentro de Graduados del año 2011, Exactas decidió convocar a su comunidad para que se integre en una actividad informal y reflexiva, con propuestas variadas, organizada por la Secretaría General y la Secretaría de Extensión, Cultura Científica y Bienestar. Esta vez la invitación no era sólo para los graduados sino también para los docentes, alumnos y no docentes, con expectativas de un evento de largo aliento, con inicio a las cinco de la tarde. Y ya a esa hora el playón del Pabellón II empezó a recibir público. En pocos minutos más, era un hormiguero con mayoría de presencia juvenil. El lugar estuvo organizado a partir de distintos stands. Por parte de la Facultad, hubo presencia del Equipo de Popularización, la Direccion de Orientación Vocacional (DOV), la Subsecretaría de Comunicación, Incubacen y la Fundación de Ciencias Exactas y Naturales. En cada mesa se mostraba la actividad de cada una de las áreas a través de material gráfico y videos, se repartieron revistasEXACTAmente y se recibieron consultas. La mesa de la Fundación generó particular interés: ahí estaban en venta las remeras y tazas conmemorativas, que tuvieron gran éxito, tanto que se agotaron en poco tiempo. También hubo importantes instituciones invitadas: el Ministerio de Ciencia, Eudeba, YPF Tecnología, el CONICET y el Servicio Meteorológico Nacional estuvieron presentes con sus stands para compartir el festejo.

Particular convocatoria tuvieron el puesto de Café Martínez –donde se entregaba spresso y medialunas– y el fotobooth. Decenas de personas hacían cola para sacarse una foto instantánea y fueron muchos los que se vistieron con pelucas, sombreros estrafalarios o anteojos gigantes para condimentar las tomas. Pero había un puesto que concentraba una de las mayores colas: la mesa de entrega de los pines con el logo de la Facultad.

A las 19.00 estaba previsto el inicio de las actividades en el Aula Magna. Como en 2011, el maestro de ceremonia fue Leonardo Zayat, secretario General de la Facultad, quien introdujo las diferentes actividades y presentó a los participantes de la noche. Para romper el hielo con el público, Zayat localizó en la platea a graduados de décadas pasadas, comenzando por el caso de ingresantes de la década del 1940. En segundo lugar, proyectó una imagen con las fotos sin identificar de todos aquellos que pisarían el escenario, extraídas de sus legajos de estudiantes, e invitó a la platea a que adivinase quiénes eran. Después de que fuera descubierto a partir de su foto juvenil, tomó la palabra el decano, Juan Carlos Reboreda, quien dio un marco histórico, repasó datos anecdóticos sobre los primeros graduados y realizó algunas breves reflexiones sobre los cambios principales que se dieron en los 150 años de vida de la Facultad. Respecto de la actualidad, Reboreda indicó que “hoy se reciben al año unos 450 estudiantes de grado y 350 de posgrado, lo que representa más del 10% de los graduados en ciencias exactas y naturales de todo el país, y en lo que hace a doctorados, casi el 35%. De sus 1200 docentes graduados hay 700 que son investigadores de CONICET, que trabajan en 12 departamentos y 18 institutos. De alguna manera, podemos decir que nuestra Facultad es el principal centro de formación de recursos humanos y producción de conocimiento científico en ciencias exactas y naturales de la Argentina”.

El geólogo Víctor Ramos fue quien siguió al decano, presentando una charla sobre los inicios de la institución en La Manzana de las Luces. “Muchos de ustedes han pasado por esa Manzana, y los que no han pasado espero puedan tener una impresión de lo que fue para nosotros ese lugar”, sostuvo en el comienzo de la exposición. Ramos recorrió desde los primeros años hasta los últimos, antes de la mudanza a Ciudad Universitaria. Hacia el final, el geólogo destacó que Exactas utilizó la Manzana por más de 120 años y que ese lugar representa el nacimiento de la ciencia en la Argentina, alertando sobre un proyecto de remodelación del lugar que, según indicó, pone en serio riesgo los rastros de historia de la Facultad.

La actividad continuó con la entrega de premios del concurso fotográfico “Exactas 150”, para el que se recibieron más de 50 imágenes que pasarán a formar parte del acervo histórico de la Facultad. El jurado seleccionó un ganador y cinco menciones. El ganador fue el geólogo Eduardo Yllanez, con la foto titulada “Aprobé”, y se hizo acreedor de una tablet y un libro. Al recibir el premio, el autor generó emoción y sorpresa cuando describió la imagen: “Esta es una foto sacada en 1972. El personaje que está ahí es un compañero nuestro que no alcanzó a recibirse, fue un desaparecido de esta casa. (…) Es un modo de homenaje a mi compañero y coautor de la foto, Miguel Sánchez, a quien le cortaron las alas que está mostrando ahí, y no pudo recibirse”. La foto ganadora y las menciones pueden verse en la webhttp://encuentro150.exactas.uba.ar.

A continuación, Leonardo Zayat fue presentando, uno a uno, a los participantes de la mesa “Exactas en 5 décadas” y, asimismo, identificándolos en las fotos de sus legajos. La primera oradora fue Mariana Weissman, física, ingresante en 1952. “Les voy a contar qué cosas me impresionaron a mí de esa época como estudiante”, inició Weissman, y comenzó a describir algunos detalles de las formas y los modos de los años 50 que, a la distancia, en muchos casos despertaron la hilaridad de la platea, como los profesores “con guantes blancos y un bedel que le borraba el pizarrón para no ensuciarse con la tiza”. Repasó sus primeros años y destacó el entusiasmo académico y los notables profesores de la llamada “década de oro”. Le siguió el matemático Raúl Carnota, ingresante en 1967, quien comenzó relatando su participación en La Noche de los Bastones Largos siendo estudiante en el Colegio Nacional de Buenos Aires y su experiencia posterior como estudiante de Exactas en épocas difíciles para la participación política, con un oprimente control policial. Carnota mostró revistas estudiantiles de la época y dio detalles de la actividad académica en el Pabellón I hasta la conflictiva época del decano Raúl Zardini.

Martín Giurfa, biólogo ingresante en 1981, fue el tercero de la mesa. “Lo primero que quiero hacer es agradecer a Exactas”, indicó Giurfa. “Más allá de la pasión por la ciencia, esta casa de estudios nos une porque nos constituyó en los individuos que somos hoy, y generó una vocación por el compromiso”, continuó. Giurfa se propuso dar cuenta de la “tremenda efervescencia que se vivió en los años 80 en la Facultad. A nosotros nos tocó el tremendo contraste entre el horror y la alegría, pasar de la dictadura más sangrienta a la democracia”, y todo eso “fue acompañado de una lucha constante, de un compromiso constante por hacerle frente al miedo”. Destacó “el horror de la represión y el horror académico” y, como contrapunto, la restauración del centro de estudiantes y la disputa por una mejor enseñanza, con la particular participación del decano Gregorio Klimovsky y Manuel Sadosky. A continuación, el testimonio de la química Valeria Levi, ingresante en 1991. “Me tocó vivir un período bastante difícil para el país”, indicó, “donde nos querían inculcar una cultura individualista donde el que ganaba era el que tenía plata rápido a costa de todos” y dio cuenta del desánimo general en los 90 a la hora de elegir el camino de la docencia y la investigación, y de la lucha contra el arancelamiento y de la irrupción del neoliberalismo en la universidad. “En el 2001 prácticamente me caía del sistema científico” y “vino el recorte que agravó todo aun más”, recordó. “Mi generación ya no tenía salida económica en este país, estábamos desplazados”, explicó Levi, que partió al exterior junto a su esposo en “un viaje triste porque nos íbamos con la sensación de ¿cómo hacemos para volver al país?”. Después de su paso por el exterior, en 2006, con una política de impulso a la ciencia que se estaba afianzando, “pudimos volver” y “pudimos hacer mucho más de lo que pensábamos por los recursos y las ganas de crecer que tenía nuestro país”, cerró Levi.

El último testimonio fue el de la década más reciente y estuvo a cargo del biólogo ingresante en 2005 Manuel Sánchez. “No fui el estudiante ideal, fui de esos pibes que hizo el CBC en un año y medio, que se cambió de carrera varias veces y que, en primer año, abandonó la Facultad sin aprobar ninguna materia”, sostuvo. Sánchez describió la incompatibilidad entre la cursada y su necesidad de mantener su trabajo de ocho horas. “¿Cómo no pude hacerlo, si la universidad es gratuita y nos dijeron que con esfuerzo se puede?”, se preguntó. Con un trabajo de menos horas, logró volver y conseguir una beca Sadosky, que le permitió continuar sus estudios. “No alcanza con abrir las puertas y declarar la gratuidad de la universidad”, dijo Sánchez, “la gratuidad tiene que ser nuestro suelo, no nuestro techo”. Asimismo, sostuvo que las 35 becas Sadosky disponibles no alcanzan y que “las becas de ayuda económica tienen un rol central” para conseguir que los estudiantes de bajos recursos que están ingresando a la universidad puedan continuar sus estudios y pidió “que la Facultad también se adapte a estos nuevos ingresantes y no solo ellos a nosotros”. Finalmente, propuso que Exactas sea “un actor relevante para romper con el determinismo social” y pueda lograr graduados de excelencia a partir de estudiantes que no necesariamente lleguen de los mejores colegios secundarios.

En el cierre de una noche llena de emociones, anécdotas y reflexión, el telón lo puso el Coro de Exactas, pero en una versión ampliada: a partir de una convocatoria por los 150 años, se subieron al escenario más de 40 coreutas de varias generaciones.

El encuentro on line
No solo los asistentes pudieron disfrutar del Encuentro 150, también se pudo ver vía internet vía streaming a través de la web del encuentro. La transmisión se realizó íntegramente en alta definición y hubo 478 usuarios únicos conectados. También estuvo habilitado el sistema de comentarios, por lo que muchos usuario pudieron dejar sus saludos y impresiones.
Armando Doria