Estudian cómo impacta el ambiente en la evolución

Luego de sucesivos experimentos, investigadores de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, concluyeron en que la influencia del ambiente en el proceso evolutivo sería tan importante como la que ejerce la genética.

3 de enero de 2008

Mientras los biólogos discuten cuáles son los factores que inician el proceso de formación de nuevas especies (especiación), un equipo de científicos de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FCEyN) de la Universidad de Buenos Aires parece haber hecho un aporte significativo en ese sentido.

Luego de sucesivos experimentos, que dieron lugar a dos publicaciones científicas, los investigadores demostraron que si a ciertas moscas se les cambia el sitio primario en el que se crían en la naturaleza sufren variaciones morfológicas que, según los autores del estudio, podrían disparar el inicio de procesos que llevarían al origen de nuevas especies.

“Probamos de manera directa que la variación interindividual en la forma y el tamaño de las alas y, también, de los órganos genitales del macho, tiene una base genética y que, además, es causada por factores ambientales”, señala el doctor Esteban Hasson, investigador del Conicet en la FCEyN.

Para arribar a esta conclusión, los científicos trabajaron con dos especies autóctonas de moscas del género Drosophila, que en la naturaleza se crían en dos tipos diferentes de cactus. Según los expertos, el trabajo con estos insectos tiene varias ventajas. Entre ellas, que completan su ciclo de vida en sólo 12 días, lo cual permite detectar cambios generacionales en lapsos cortos de tiempo y, así, investigar su evolución.

“En la naturaleza cada una de las especies tiene un hospedador primario y otros que son secundarios. Lo que hicimos fue forzar a estas moscas a criarse en los cactus alternativos, es decir, en el cactus que prefiere la especie hermana”, explica Ignacio Soto, autor principal de ambos papers, uno publicado en la revista Evolutionary Biology, y otro aceptado para su publicación en el Journal of Evolutionary Biology.

Y lo que encontraron fue que cuando los insectos se criaron fuera de su hábitat natural y, por lo tanto, en una condición que podría calificarse como adversa, presentaban, en general, un número significativamente mayor de variaciones morfológicas y, en particular, una mayor asimetría entre lados izquierdo y derecho del cuerpo. “Estamos brindando evidencia de la importancia que tiene el salto de una planta hospedadora a otra, y la posibilidad de que esto pueda conducir al origen de nuevas especies”, consigna Hasson, quien a su vez destaca el valor de los experimentos “que brindan evidencia de manera directa, y no a través de correlaciones estadísticas”.

¿ Y los genes?

Para Hasson, si estas variaciones morfológicas tuvieran un correlato genético, “estamos frente a la posibilidad de la evolución de nuevas especies. Es decir que la influencia del ambiente en la evolución sería tan importante como la que ejerce la genética del individuo”, completa. Para comprobarlo, el equipo de investigadores se ha propuesto identificar los genes responsables de las variaciones morfológicas: “Nuestra intención es ir a las bases genéticas de las variaciones que observamos, tanto en la estructura del ala como en la estructura del órgano copulador”, anuncia.

Hallar los genes responsables del desarrollo de los genitales masculinos tendría un beneficio adicional: “Como la genitalia es una característica especie específica, identificar esos genes posibilitaría desarrollar una metodología precisa y veloz para la tipificación de especies de insectos con características morfológicas muy similares, y esto, a futuro, permitiría la rápida identificación de vectores de plagas o enfermedades”, considera.

Fuente: Publicado en La Nación el 3/1/2008

Gabriel Stekolschik