El clima en Merlo

Desde hace más de dos meses la sede del CBC de Merlo dejó de ser un espacio académico y se convirtió en una instancia de conflicto entre la UBA y el municipio. En charla con el Cable, el director del CBC, Eduardo Laplagne, actualiza la situación en que se encuentra la sede. Además, el testimonio de los incidentes del miércoles pasado en el Consejo Superior.

4 de junio de 2008

De los tres mil estudiantes con que contaba la sede de la localidad de Merlo, ahora más de dos mil están distribuidos en otras sedes de Provincia y Ciudad de Buenos Aires y quedan unos pocos resistiendo en el lugar, ocupando el edificio a la espera de que se normalice la situación.

El jueves de Semana Santa, la Municipalidad de Merlo informó a la Universidad de Buenos Aires que había decidido discontinuar con el convenio que ligaba a las dos instituciones con el objetivo de impartir el CBC. Inmediatamente comenzó una serie de acusaciones entre Merlo y la UBA, responsabilizándose mutuamente de la situación. Pero además del barullo legal, convenio roto de por medio, hubo otros barullos: como ya había sucedido hacía pocos días, estudiantes de la sede de Merlo, acompañados por militantes del PO, MST y Libres del Sur, irrumpieron en la sesión del Consejo Superior exigiendo la restitución de la sede y condicionando la salida de los consejeros a la firma de declaraciones de compromiso (ver recuadro “Tiempos violentos”).

En charla con el Cable, el director del Ciclo Básico Común, Eduardo Laplagne, comentó algunos puntos relativos a la situación legal de la sede de Merlo y las posibilidades de acción frente al conflicto con el Municipio.

– ¿Por qué existe una sede del Ciclo Básico en la localidad de Merlo?

– Merlo hace 14 años que tiene esta sede del CBC, fue un pedido que hizo entonces la municipalidad. Así nacieron también las otras sedes. Los intendentes presentan pedidos a la Universidad apoyados por las organizaciones locales. Hasta ahora, hay sedes por convenio en Baradero, Escobar, Merlo, Saladillo y Mercedes.

– ¿El convenio con Merlo es igual a los otros casos?

– En el caso de Merlo, a diferencia de los otros convenios, la retribución de los salarios corre por cuenta de la Universidad. En el resto de las localidades, la UBA sólo designa a los docentes y organiza la actividad académica y todos los gastos corren por cuenta de los municipios.

– El conflicto con la Municipalidad de Merlo fue sorpresivo. ¿Nada lo anticipaba?

– No. En marzo, intempestivamente, el municipio nos avisó vía telefónica que no quería seguir con el convenio. Ante esto, el rector Rubén Hallú decidió que la UBA ofrecería a los estudiantes de Merlo la ubicación en otras sedes, intentando que no perdieran el cuatrimestre. La sede ahora está tomada por estudiantes, que duermen ahí. Hay ocho aulas de las cuales tres son utilizadas como dormitorios.

– ¿Desde un primer momento estimaron que la situación era innegociable?

– Más que nada se hizo en prevención de lo que pudiera ocurrir, porque el panorama no se veía sencillo. A los pocos días, el municipio retiró el personal, cortó la luz y empezaron a recibirse amenazas de todo tipo.

– ¿Qué dice el convenio frente a un conflicto?

– Que, de haber conflicto entre las partes, debe recurrirse a los Tribunales Federales de La Plata. Eso hicimos y el juez concedió una medida cautelar: ordenó al municipio que cumpla con el convenio hasta que se resuelva el tema de fondo, que es el propio convenio. Eso fue informado el jueves 22 de mayo.

– Entonces se puede considerar que el convenio está en vigencia aún.

– Lo está. El Municipio lo que debe hacer es ocuparse del edificio: limpieza, mantenimiento, funcionamiento, y la UBA aportar el personal docente de la universidad y hacerse cargo de las retribuciones.

– ¿Merlo cumple con la disposición del juez?

– Ante el incumplimiento, la Universidad va a presentar una denuncia. Lo dije el miércoles en la sesión fallida de Consejo Superior: cuando se haya efectivizado la denuncia, nosotros vamos a tomar medidas, aunque no nos corresponda, para devolverle condiciones razonables al edificio. El tema está en la Justicia, y mientras la Justicia no resuelva lo contrario nosotros vamos a estar en Merlo; por lo tanto, si para el segundo cuatrimestre esta situación se mantiene, iniciaremos las clases allí.

– ¿Por qué la Universidad no decidió hasta ahora devolver las condiciones razonables para dar clases, como se podría hacer en el futuro?

– Cuando empezó el conflicto, la municipalidad se mantuvo en el edifico y permaneció durante unos cuantos días. Cuando vimos que había problemas de mantenimiento, como eso no era responsabilidad de la UBA, empezamos a presionar al municipio para que cumpliera y finalmente se fue a la Justicia. Lo central es que, si Merlo no hace nada por cumplir y la Justicia dice que hay que seguir, tendremos que hacer algo porque no se puede dictar clases en las condiciones actuales.

– De alguna manera, la UBA no querría hacerse cargo de las obligaciones que se autoimpuso la municipalidad de Merlo al firmar el convenio; un convenio que, además, solicitó la misma municipalidad.

– Claro. Acá el problema serio es que estar en los municipios es un acuerdo entre partes y acá una parte no quiere que se cumpla.

– ¿Por qué no se logró algún acuerdo con alguna localidad vecina?

– Estuvo por hacerse con Moreno pero se dilató porque no tenía disponibilidad de aulas para remplazar a Merlo. Igualmente, iniciamos gestiones con otros municipios. General Rodríguez ofreció una sede, y algunos estudiantes se oponen porque la movilidad hacia esa localidad sería complicada. Mercedes es otra sede que también está en el Oeste y casi con seguridad en el segundo cuatrimestre vamos a estar en Bragado.

– Algunas agrupaciones acusan a la UBA por no cumplir la resolución 3830 del Consejo Superior, donde se compromete a seguir dando clases.

– La resolución 3830 es un texto complicado. Básicamente, lo que dice es que queremos seguir en Merlo, y que hay un compromiso de agotar todas las instancias políticas y legales para permanecer en la sede. En otro artículo convoca a la totalidad de los docentes asignados a Merlo a volver a la sede. El problema es que la situación actual de la sede no es la inicial: si fueran todos para allá no tendrían los alumnos. De los 3.200 que había en listas, más de 2.000 fueron reasignados, entonces también movimos a los docentes.

– ¿Es posible que haya actividad académica en las condiciones actuales del edificio?

– Ya les he dicho personalmente a muchos estudiantes que, en las condiciones en las que está la sede, yo no puedo obligar a nadie a ir a trabajar. No hay baños, hay problemas de agua, de luz, de las ocho aulas hay tres que son dormitorios.

– ¿Cuán graves considera las consecuencias académicas?

– Plantear que de Merlo depende la educación en el Oeste de la Provincia de Buenos Aires, como se ha hecho en estos días repetidamente, es por demás exagerado. Para seguir su educación, lo chicos que aprueben el CBC deben venir a la Ciudad de Buenos Aires, no les queda otra. Además, en Merlo no hay CBC de ninguna de las carreras de Arquitectura ni de Económicas. Esto, más allá de que yo crea que tenemos que estar allí y hacer todos los esfuerzos por continuar. El tema es que, a veces, tener el lugar de estudios tan cerca es la única posibilidad que tienen muchos chicos de acceder a cursos de nivel universitario: son muchos los que terminan el CBC y no pueden continuar porque no tienen la posibilidad económica de venir a Buenos Aires.

Tiempos violentos
Roberto Etchenique es químico y consejero en el Superior de la UBA. Estuvo presente el la sesión del miércoles pasado que terminó de un modo ya no sorpresivo. “Se trabajó normalmente sobre el orden del día y, cuando se había aprobado el presupuesto 2008, de golpe empezó a llegar gente a la sala del Consejo Superior que había roto la puerta de abajo”, explicó el consejero haciendo referencia al edificio de Rectorado. En el tumulto, los consejeros advirtieron que la movilización se debía a la situación del CBC de Merlo. “A los pocos minutos, algunos intentamos salir y las personas que ya habían tomado la sede, que incluían militantes del MST, del PO y de otros partidos muy minoritarios, nos cerraron la puerta y nos dejaron encerrados durante más de dos horas, de una forma muy violenta”, contó Etchenique.

El decano de Exactas, Jorge Aliaga, también estaba presente en la sesión: “Inmediatamente intentamos salir, junto con el decano (Jaime) Sorín, pero”, indicó. El único que había quedado afuera de la sala de Consejo era el rector, Rubén Hallú, quien, enterado de la situación, fue a asentar la denuncia policial por privación ilegítima de la libertad.

“En un momento comenzó a discutirse de qué manera nos iban a dejar salir y el ex consejero superior Agustín Vanella, del MST, junto con la consejera actual, Mariela Solesio, del PO, empezaron a redactar un documento en el cual se garantizaba la reapertura de la sede del CBC”, relató Etchenique y sostuvo que no sabe “exactamente qué decía el texto porque no me molesté en leerlo: dije desde el principio que yo no pensaba firmar absolutamente nada porque estaba secuestrado y yo no someto mi libertad a ningún chantaje”. Asimismo, consideró que “deberían haberse dado cuenta de que un documento obtenido en esas condiciones no tiene ninguna validez legal y nadie lo tendría por qué cumplir”.

Etchenique explicó la repetición de este tipo de acciones directas que viene sufriendo el Consejo criticando con dureza: “Hay impunidad; no hay ninguna sanción para los que hacen estas cosas. En general, se considera que son chicos, son estudiantes, quieren trabajar por algo mejor, defienden la universidad pública. La realidad está bastante lejos de eso. Como dijo otro docente durante el encierro, Le hacen el juego a las universidades privadas porque logran que se asocie a la UBA con la violencia”.

Por su parte, el decano Aliaga sostuvo que “estamos en un sistema representativo, republicano y federal: el pueblo delibera y gobierna a través de sus representantes. También es posible reclamar, peticionar a las autoridades. Ahora, si los representantes no tienen la posibilidad de tomar decisiones con cierta libertad de conciencia y si no hay un marco institucional que garantice eso, entonces es el reino de la apretada y de la patota”, y concluyó indicando: “No sé cómo se sigue a partir de ahí. Si no se acepta que las autoridades que han sido elegidas hace cinco meses tienen derecho a tomar libremente sus decisiones, se rompe cualquier marco de convivencia democrática”.

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El sueño de la universidad propia

El intendente de Merlo, Raúl Otacehé, es peronista pero no es K. Desde hace un tiempo, tiene como objetivo cortar la cinta roja que inaugure la Universidad Nacional del Oeste. Y, de hecho, fue una de las promesas electorales de la última campaña. Según las autoridades de la UBA (todavía no se expidió la Justicia al respecto), Otacehé deshizo el convenio por el Centro Universitario de Merlo (CUM) de la noche a la mañana y mandó a cortar la luz y el agua del edificio. Según los estudiantes que ocupan la sede, barrabravas del club Argentino de Merlo realizaron amenazas en nombre del intendente. Lo más concreto es un volante que se distribuyó en la sede, con información confusa y promesas que hacen sospechar suspicacias. El texto, que se titula “Estudiantes del CBC, no se dejen engañar”, dice lo siguiente: “Es mentira la operación de prensa montada sobre la reapertura del CUM. Estas maniobras son realizadas por algunos de los profesores y agitadores políticos que sólo buscan su beneficio personal. El dictado de clases del CBC de la UBA en el centro de estudios de Merlo NO TIENEN NINGUNA VALIDEZ. A los alumnos que residen en el distrito de Merlo, y los que necesiten, la Municipalidad los ayudará a costear sus gastos de traslado a las distintas sedes a las que hayan sido reasignados. La Municipalidad de Merlo ratifica su proyecto de la creación de la UNIVERSIDAD NACIONAL DEL OESTE con sede en Merlo, para que todos los jóvenes de la región puedan acceder a la educación superior, pública y gratuita”. Firma: Municipalidad de Merlo.

Fuente: El Cable Nro. 688

Armando Doria