Doble reconocimiento para Rosa Erra Balsells

La profesora Rosa Erra Balsells recibió el Premio Consagración de la Academia Nacional de Ciencias y próximamente será incorporada a la Academia Mundial de Ciencias, TWAS. Desde su tesis doctoral en Química, ha investigado la interacción de biomoléculas con la luz y hoy es referente internacional en técnicas de espectroscopía de masas, área en la que ha formado a cientos de personas.

15 de septiembre de 2021

Dos semanas atrás, la profesora consulta del Departamento de Química Orgánica e Investigadora Superior UBA-Conicet Rosa Erra Balsells fue distinguida con el Premio Consagración Eugenia Sacerdote de Lustig “por su trayectoria y la contribución al conocimiento y a la formación de recursos humanos”. Este premio es la mayor distinción que ofrece de la Academia Nacional de Ciencias de la Argentina, institución que, a su vez, distinguió a tres miembros de la Facultad en otras categorías.

Pero este año de distinciones no termina con el premio de la Academia para Erra Balsells, en noviembre será incorporada a la Academia Mundial de Ciencias (TWAS). La ceremonia se realizará a través de la plataforma Zoom porque la pandemia ha impedido que los nuevos miembros de la TWAS puedan ser condecorados en Dubai, donde iba a realizarse en primera instancia.

“Estos reconocimientos son muy agradables, pero debo decir que, aunque lleven mi nombre, no es posible hacer investigación en mi área en forma solitaria. El Departamento de Química Orgánica de Exactas tiene una larga trayectoria en estudiar espectrometría de masas, mi trabajo se enmarca en esa tradición”, dice la investigadora.

Nacida en Barcelona, emigró a los dos años con sus padres hacia Villa Ángela, en la provincia de Chaco, donde vivió hasta que inició sus estudios en la Universidad de Buenos Aires. El bioquímico del pueblo era, además, su profesor y ella reconoce “una temprana atracción por la magia de la disciplina” que él supo transmitirle. Es licenciada y doctora en química orgánica, desde entonces sus estudios se han especializado en alcaloides, una molécula muy común en las plantas.

“A través de Silvia Braslavsky supe sobre un congreso internacional de fotoquímica en Kyoto, Japón, que ofrecía becas de ayuda económica para asistir, así que escribí una carta en un inglés precario, a mis cuarenta y un años, y les conté que nunca había asistido a un evento así. En ese momento, la dinámica era otra, no había tantos congresos como ahora. Yo hacía fotoquímica con vegetales in vitro, creí que mi tema podía interesarles. Y así fue, me otorgaron la beca y fui a Japón”.

Ese fue el primer viaje de muchos otros que vendrían. Desde 1995 tiene una estrecha cooperación con el profesor Kenzo Hiraoka y con las universidades Yamanashi y Ehime de Japón para el análisis 3D por espectrometría de masa de tejidos intactos de plantas. “En ese laboratorio yo vi, por primera vez, un equipo con fuente láser. Aunque conocía su existencia, nunca había tenido la oportunidad de trabajar con uno. El aparato permitía ver moléculas termolábiles, es decir, trabajar con moléculas que tienden a descomponerse ante otras fuentes de calor, por lo que podíamos analizar moléculas como nunca antes: conocer el peso molecular, qué tipo de átomos la componían, en qué relación y, además, saber más sobre su estructura. Era una novedad”.

En ese mismo laboratorio Elsa Erra Balsells tuvo la oportunidad de conocer a Kōichi Tanaka, el ingeniero químico que obtuvo el Premio Nobel de Química en 2002 junto con John B. Fenn por “el desarrollo de métodos de identificación y de análisis estructural de macromoléculas biológicas”.

“En esa época habían sido publicados unos trabajos muy interesantes en las revistas Nature y Science. Las personas con las que fui a colaborar se habían entusiasmado con las posibilidades que brindaba la técnica, en especial, para el estudio de las proteínas, y compraron el instrumento. Tenían el equipo aunque no sabían muy bien cómo utilizarlo. La colaboración fue un proceso de tres o cuatro años, de formación de jóvenes, de tener confiabilidad en el uso de la técnica porque implica una analítica dificultosa, y de aprender a preparar las muestras, por ejemplo”.

En Argentina actualmente hay tres equipos de ese tipo, uno de ellos en Exactas desde el año 2004, perteneciente al Centro de Estudios Químicos y Biológicos por Espectrometría de Masa (CEQUIBIEM). Es un consorcio liderado por Silvia Moreno de Colono, del que forman parte la Facultad, el CONICET, y participan investigadores de la Universidad de La Plata y del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI). Además de realizar investigaciones, el equipo permite la formación de estudiantes.

La investigadora, con más de cincuenta años de carrera, posee entre sus trabajos más destacados la introducción de matrices MALDI a través de nuevos fotosensibilizadores; aportes al entendimiento sobre cómo las estructuras de fotosensibilizadores influyen en los resultados en los experimentos, y el entendimiento profundo sobre aspectos de la fotoquímica y fotobiología de alcaloides como los pirido-indólicos.

“Tratar de entender qué le sucede a una molécula frente a la luz te da la posibilidad de estudiar distintos aspectos, los llamamos aplicaciones, como la síntesis de nuevas moléculas, o la utilización de moléculas en función de MALDI porque emite calor. Es un salto de conocimiento a partir de la ciencia básica”.

 

 

 

Lis Tous