Defensas virtuales, doctores reales

La irrupción de la pandemia y las medidas de confinamiento dispuestas para enfrentarla provocaron una situación sin precedentes que podía derivar en la paralización total de los doctorados. Frente a este escenario, la Facultad reaccionó con rapidez y puso en marcha un sistema de defensa de tesis virtual con el objetivo de permitir que los estudiantes puedan continuar con sus carreras sin sufrir demoras innecesarias

19 de diciembre de 2020

 

“Yo creo que dimos las mejores respuestas que pudimos con los elementos que teníamos. Todo lo que se nos ocurrió que podíamos hacer lo hicimos. El objetivo fue siempre tratar de que los  estudiantes no se perjudiquen más de lo que implica lo insalvable de la pandemia. Esa ha sido nuestra prioridad. Seguramente no ha sido suficiente pero esta es una situación que nos ha desafiado muchísimo, todo fue muy difícil”, reflexiona el secretario de Posgrado de la Facultad Gabriel Mindlin, con cierta desazón por lo vivido pero también con algo de satisfacción por el trabajo realizado.

La pandemia estalló en China hacia fines de 2019, el primer infectado en nuestro país fue detectado a principios de marzo y, hacia mediados de ese mes, el gobierno decretó el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO). Esta vorágine de acontecimientos tuvo lugar durante el período del año donde se registra la mayor cantidad de defensas de tesis en la Facultad. De las 200 que ocurren anualmente, un poco más de la mitad se dan entre febrero y marzo.

“Justo cuando empezó la cuarentena nosotros estábamos en medio de período más intenso de las defensas de tesis del 2020, que se acumulan antes del 1ro. de abril. Por darte un ejemplo, al día siguiente del anuncio del inicio de la cuarentena teníamos diez tesis planeadas en la facultad”, recuerda Mindlin.

Dado que los acontecimientos se venían precipitando, Mindlin relata que en los días previos se venían reuniendo con el decano Juan Carlos Reboreda y habían decidido que las defensas de tesis se iban a pasar a algún tipo de formato virtual para que las personas que habían ganado becas posdoctorales no vieran comprometida su continuidad en el sistema científico.  

Con ese objetivo, había que encarar dos tareas con urgencia: por un lado, desarrollar un sustento legal que habilitara las defensas por medios tecnológicos sincrónicos, y por otro, diseñar un protocolo acerca de la modalidad que asumirían las defensas virtuales y comunicar las novedades a todos los tesistas que tenían fecha confirmada para los días siguientes, a los jurados de esas tesis y a los integrantes de la Comisión de Doctorado de la Facultad. “Fue una cosa muy loca. Imaginate que tuve que hacer hasta un tutorial de cómo se usaba Zoom, porque había un montón de gente que no había usado el Zoom en su vida”, rememora Mindlin con una sonrisa.

Una vez establecida la resolución que daba sustento reglamentario a las tesis virtuales, el protocolo quedó establecido de la siguiente manera: un miembro de la Comisión de Doctorado hace de anfitrión y organiza la conferencia a través de cualquier plataforma, invita a jurados, al tesista y al director o directora de tesis a unirse a la reunión virtual. Si se considera pertinente, pueden hacer público el link. Las preguntas del jurado se hacen a través de la plataforma y, cuando termina la rueda, el anfitrión invita a la o el tesista y al público a dejar la plataforma y el jurado procede a discutir la evaluación de la tesis. Finalmente, se hace la devolución, también a través de la plataforma.

“Así pudimos pasar la primera ola de la tormenta -relata Mindlin-. Lo importante era que las defensas no se pararan y así fue, se hicieron todas las que estaban planteadas”.

Pero todavía quedaba un problema que había que resolver. Frente a la emergencia, las autoridades decidieron que las defensas se hicieran, se les aseguró su validez y la idea era guardar las actas y que las vinieran a firmar una vez que finalizara el confinamiento. Pero, con el correr de los meses, la situación se empezó a complicar. La cuestión es que los procedimientos vigentes hasta recientemente, requerían que hubiera firmas físicas tanto en el Libro de Actas como en el acta de la defensa. Sin esas firmas no se podía solicitar a la UBA que iniciara el proceso de emisión del título.

“Nosotros estábamos otorgando certificados de que se había realizado una defensa y que se había aprobado pero el certificado de título en trámite no se podía otorgar por el hecho de que no había un cierre administrativo al tema de la defensa”, explica Mindlin. Las instituciones argentinas que conocían la situación por la que atravesaba el país no tenían problemas en aceptar un certificado de esas características, pero otros países demandaban los títulos o los certificados de título en trámite lo que obligó a diseñar algún tipo de actuación administrativa que destrabara el problema sin que hubiera firmas físicas.

“Fue bastante engorroso encontrar un mecanismo que resultara aceptable desde el punto de vista administrativo pero, hace poco, el Consejo Directivo aprobó una resolución que habilita el secretario de Posgrado a firmar el Libro de Actas y las actas sobre la base de un informe firmado en original por el profesor que hizo de anfitrión de la defensa virtual. Con ese material, el estudiante ya  puede solicitar la emisión del título de posgrado a la UBA”, cuenta Mindlin con alivio. Y agrega: “En este momento estamos poniéndonos al día con la realización de las actas para que la gente pueda, cuanto antes, comenzar a tramitar su título”. Por estos días también, Mindlin, junto con el secretario adjunto Pablo Groisman, se encuentran trabajando en una resolución equivalente que alcance tanto a las maestrías como a las especializaciones.

Vale la pena subrayar que si bien estas han sido dificultades comunes que tuvieron que enfrentar todas las facultades, el volumen de estudiantes de posgrado con que cuenta Exactas la ponen en un lugar particular. En efecto, Exactas tiene alrededor de 1.900 estudiantes de posgrado, de los cuales cerca de 1.200 son estudiantes de doctorado. De allí la urgencia por brindar soluciones para que el escenario de pandemia afectara lo menos posible las carreras científicas de sus estudiantes. En ese sentido, si bien en años normales se da un promedio de 200 defensas de tesis, en este 2020 tan accidentado, se llevan defendidas en lo que va del año, 137 tesis, de las cuales 95 se llevaron a cabo durante la cuarentena.

“Lo importante es que se defendieron tantas tesis como se quisieron defender. Hay una pequeña merma porque algunas personas que hubieran terminado este año tomaron la prórroga que ofreció el CONICET para extender el doctorado”, detalla Mindlin a modo de balance.

Para Mindlin, alcanzar estos resultados, en el marco de una situación tan compleja, solo fue posible gracias a la enorme colaboración de todos los miembros de la Comisión de Doctorado y al trabajo intenso y efectivo de todo el personal no docente de la Secretaría “a quienes quiero hacerles llegar un agradecimiento particular”.

Ahora bien, el regreso de la presencialidad, ¿implica que necesariamente sean dejadas de lado todas las herramientas que se desarrollaron durante la cuarentena? ¿O algunos de esos dispositivos se podrían incorporar como alternativas cuando regrese la normalidad? “Yo esperaría que algunas de las cosas que tuvimos que implementar en la adversidad pasen a formar parte de los instrumentos que tenemos para hacer un mejor doctorado”, asegura Mindlin. Y ejemplifica: “La posibilidad de evaluar las tesis con medios sincrónicos sin necesidad de tener una mayoría física en la Facultad, nos permitiría ampliar nuestro menú de jurados posibles y contar con algunos jurados excelentes que no son de la casa. A mí me gustaría que el Consejo Directivo le diera continuidad a esta posibilidad y que las evaluaciones no presenciales sean algo que se quede en Exactas”, remata.

Para los familiares que lo miran por YouTube

La implementación de la defensa virtual tenía que incluir algún tipo de mecanismo para que familiares y amigos, que habrían estado presentes en el aula, pudieran seguir el acto de alguna manera. Esto fue contemplado en el protocolo. “Al desarrollo de la defensa a través de la plataforma de conferencias -donde están presentes el o la tesista, su director o directora, el jurado y el veedor o veedora-, el o la estudiante, si así lo desea, puede invitar al público a participar de ese mismo Zoom”, relata Mindlin.

Sin embargo, algunos departamentos, como Física, fueron más allá y desarrollaron un dispositivo alternativo, totalmente público, donde, si el o la estudiante quiere, la defensa es transmitida por YouTube y además, queda subida en el canal de YouTube del Departamento.

Este hecho, además de permitir que el o la estudiante se sienta acompañado en un momento tan importante de su carrera, abre la posibilidad de facilitar la difusión de su tesis, un trabajo que le llevó entre cinco y seis años de esfuerzo.

Gabriel Rocca