
Abre tu tesis
Cada tesis de doctorado que llegue en guarda a la Biblioteca Central incluye, a partir de esta semana, un formulario donde su autor puede autorizar la publicación del material en la web, abriéndolo al público. Esta instancia es la base de la nueva Biblioteca Digital de Exactas, un proyecto único en la UBA y que incluye también colecciones de revistas y fotografías históricas.
Como bien lo indica el reglamento de doctorado, cada licenciado que se doctora en Exactas debe entregar a la Biblioteca Central un ejemplar de la tesis que elaboró: ahí queda, en guarda, como registro de la producción científica de la institución. En lo concreto, son decenas los anaqueles de la Biblioteca que conservan las más de cuatro mil tesis con que cuenta la colección y que actualmente se encuentran disponibles en la Sala de Preservación.
A partir de un proyecto nacido de la misma Biblioteca, el Consejo Directivo de la Facultad acaba de aprobar una resolución (la 2533/09) que permite que cada doctor que entregue su tesis llene un formulario donde deje registrado si autoriza o no la publicación de su trabajo en la web: la idea es pasar de los anónimos anaqueles directo a la red de redes. Y esta es la base de la primera Biblioteca Digital de Exactas –primera de la UBA–, que no es ya un proyecto sino una realidad: está on line su versión preliminar que contiene, hasta el momento, la colección de las publicaciones el Cable, La Ménsula y la colección fotográfica de la Facultad, que se gestiona junto con el Programa de Historia.
La directora de la Biblioteca Central y alma mater del proyecto, Ana María Sanllorenti, considera que contar con una biblioteca digital y, específicamente, con una colección de tesis para todo el mundo, es una necesidad. “Esto responde a tendencias mundiales que se están dando en el mundo académico y no sólo en las universidades públicas sino también en las privadas más importantes, como Harvard, que adhiere de forma institucional al movimiento mundial de acceso abierto a la información científica”, relata Sanllorenti. Y lo mismo hizo Exactas a partir de la resolución de sus consejeros. “Es fundamental para que la investigación, que está sustentada en fondos de los contribuyentes, vuelva de alguna manera a la sociedad –agrega la directora–; en este caso, haciendo públicos los conocimientos que genera”.
A partir de 2005, el tradicional depósito de tesis en la Biblioteca dio un paso dentro de la modernidad: comenzó a solicitarse una versión electrónica de cada trabajo. De esta manera, hay 600 tesis en formato digital. “A partir de la resolución del Consejo, comenzamos a recibir los formularios de autorización, con lo cual, a fines de noviembre, vamos a poder empezar a hacer públicos los contenidos ”, indica Martín Williman, responsable de la Biblioteca Digital. Aparte de las tesis que irán llegando de los recién doctorados, están las 600 tesis que ya fueron entregadas en versión electrónica, pero que no pueden publicarse hasta que sus autores así lo autoricen. Al respecto, Williman agrega que “tendremos que ir consultando a cada uno de los autores y solicitarles que firmen el formulario para poder publicarlas. Algunos se acercaron por propia iniciativa, pero la Secretaría Académica hará próximamente una convocatoria al respecto”. Y destaca una cuestión colateral pero bien significativa: “A partir de la necesidad de tener que llenar el formulario, muchos investigadores tomaron conciencia de los compromisos que adquieren cuando publican sus trabajos en revistas internacionales o toman subsidios, porque a la hora de determinar si autorizan o no el acceso al material tienen que analizar qué les permiten los compromisos preexitentes y cómo los condicionarán los que tomen en el futuro”.
Quien ingrese hoy al sitio de la Biblioteca Digital de Exactas (en la dirección http://bldigital.bl.fcen.uba.ar) encontrará un prototipo que permite vislumbrar el formato de consulta y presentación de las colecciones. La puesta en marcha del proyecto se remonta cinco años atrás, y actualmente participan del mismo, además de su responsable, cuatro personas con dedicación parcial. Williman comenta que, para llegar al estado actual, “se realizó la evaluación de varios tipos de software para bibliotecas digitales”, todos de código abierto, y que después de muchas pruebas y comparaciones “se optó por Greenstone, que es una plataforma que permite montar la biblioteca digital de la manera que nos pareció más apropiada”. Greenstone es un software de alto rendimiento para bases de datos que es utilizado, entre otros organismos, por el Archivo de la Memoria de la Nación. Y tanto se entusiamó la gente de la Biblioteca con este sistema que, junto con la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata, formó el primer Centro de Promoción de Greenstone en la Argentina.
“Este software nos permitió crear una biblioteca dinámica, con archivos de los formatos más variados”, indica Sanllorenti y Williman agrega que “en general, los investigadores son usuarios muy formados de bases de datos y por eso requeríamos un soft que nos diera buenas posibilidades de consulta y acceso; no nos alcazaba con un listado en orden alfabético”.
Para la directora esto no termina con la puesta en marcha de las colecciones hasta ahora propuestas. “La próxima será la de programas de estudios… La Biblioteca Digital es un proyecto que finalmente va a atravesar toda la biblioteca”, cierra Sanllorenti.
Fuente: El Cable 733