
El software liberado no será negociado
Bajo el título “La pastilla roja: tu puerta al software libre”, comenzó un ciclo de charlas organizado por el grupo de usuarios de GNU+Linux de la Facultad, con el objetivo de introducir al público en esta temática y profundizar en las concepciones filosóficas, metodológicas y técnicas de este movimiento.
“Si tomas la pastilla azul, la historia acaba, despiertas en tu cama y crees lo que tú quieras creer. Si tomas la pastilla roja, te quedas en el país de las maravillas y te enseño qué tan profundo es el hoyo del conejo. Recuerda, sólo te ofrezco la verdad, nada más”. Esta famosa frase de la película Matrix sirvió de excusa para que Franco Iacomella, estudiante e investigador de la Facultad de Arquitectura de la UBA, al comienzo mismo de su exposición planteara que “la pastilla roja es el símbolo de la verdad, y la realidad no es lo que nosotros vemos cotidianamente cuando usamos una computadora, cuando vemos tanto software privativo, sino que antes de que todo esto surgiera, de que esta oleada de privaciones y restricciones cayera sobre la naturalidad de las cosas, existió una realidad muy diferente basada en principios éticos opuestos a los que nos han acostumbrado”.
“Esta visión -sigue Iacomella-, sostiene que el estado natural de las cosas no es la privación sino la libertad. Yo hablo de una lógica originaria, que parece que se ha perdido, contraria a la posición que sostiene que es malo compartir el conocimiento, que es malo copiar música. Fíjense cómo se criminaliza ser una persona generosa. También hay leyes en Estados Unidos, como la Copyright Act, que prohíbe a las personas ser curiosas. Entonces, quien quiera aprender cómo está hecho un software, puede ir preso”.
Hubo un tiempo que fue hermoso
Para probar esta afirmación, este activista de la libre cultura, se remontó a los comienzos de la era del software y contó que, “hacia finales de la década del 60, David Ritchie y Ken Thompsom, los creadores del sistema UNIX, el primero que podía correrse en diferentes máquinas, decidieron que quien quisiera, podía usarlo y hacer lo que deseara con él”.
A partir de ese momento, integrantes de universidades públicas y privadas de Estados Unidos, hicieron suyo este sistema. Esto les permitió enseñar y aprender con un código real, criticarlo, mejorarlo y a su vez compartir esas mejoras. Todo esto fue generando una lógica, en el mundo de la informática, por la cual, la creación era colectiva y el conocimiento desarrollado se compartía sin restricciones. “En realidad ni siquiera se pensaba, era el estado natural de las cosas. Uno se ponía a experimentar libremente y no creía que le debía algo al otro”, aclara Iacomella.
Sin embargo, con el correr del tiempo, las empresas se dieron cuenta de que el desarrollo de sistemas podía convertirse en un brillante negocio y comenzaron a cooptar a los programadores y a corromper la ética originaria. “Vos vení a trabajar a mi empresa, te vamos a pagar muy bien, pero eso sí, firmá una cláusula de confidencialidad por la cual no vas a poder decirle a ninguno de tus amigos cómo estás haciendo las cosas, y todo código que vos desarrolles, aunque lo hagas en tu tiempo libre, le pertenece a nuestra empresa”, relata con ironía Iacomella.
El avance del paradigma comercial dividió a los programadores y los llevó a enfrentar las bases de su tradición. Comenzó a predominar una nueva lógica basada en las restricciones y surgió un nuevo mercado de la informática que procuraba que los usuarios fueran presa de esas restricciones.
¿Y ahora, quién podrá defendernos?
Richard M Stallman, considerado el padre del software libre (SL), era un investigador del Massachusetts Institute of Technology (MIT), lo que significa que convivió mucho tiempo con esta lógica constitutiva por la cual las ideas eran libres y los programadores compartían el código. Cuando el perfil de negocios empezó a imponerse y a cooptar a la mayoría de los programadores, Stallman decidió resistir y no renunciar a su ética fundacional.
Entonces Stallman intuyó la idea del SL y hacia los inicios de los años 80 definió las cuatro libertades que constituyen este movimiento:
– La libertad de correr el programa con cualquier propósito.
– La libertad de estudiar cómo funciona el programa, y adaptarlo a sus necesidades.
– La libertad de distribuir copias, con lo que puedes ayudar a tu vecino.
– La libertad de mejorar el programa y hacer públicas las mejoras, de modo que toda la comunidad se beneficie
Para ejercer estas cuatro libertades, la clave es poder acceder al código fuente del programa, es decir, a su texto escrito en un lenguaje de programación comprensible para humanos. “La idea es repartir la torta con la receta al lado”, explica Iacomella.
Con el objetivo de impulsar el SL, Stallman creó el proyecto GNU (GNU is not Unix) e invitó a muchos otros programadores que compartían sus principios a formar parte de la iniciativa. La idea era tomar UNIX, que era un sistema privativo, e ir reemplazando uno a uno sus componentes, hasta desarrollar un sistema operativo libre. “Esto no se consigue de la noche a la mañana y requiere de la colaboración de muchas personas”, explica Iacomella.
Stallman también fundó la Free Software Foundation, donde desarrolló una herramienta, basada en el régimen legal vigente, que resultó clave para la expansión del SL: la licencia libre. “Es un instrumento legal que no está pensado para apropiarse de tu alma, sino que asegura una serie de libertades con algunos condicionamientos”, sostiene Iacomella con humor.
Si bien hay diferentes tipos de licencias libres, la más utilizada es la GNU GPL. Ésta asegura las cuatro libertades fundamentales del Software Libre e impone dos condiciones: la primera determina que toda obra derivada de SL debe hacer referencia a su autor original y la segunda, que todo nuevo desarrollo basado en SL tiene que registrarse bajo esta misma licencia. “Este es el truco legal para hacer que todo el SL que tengamos reproduzca más SL. De esta manera nadie puede apropiarse del código fuente restringiendo las libertades a otras personas. Estas licencias generan una cadena de libertad”, se entusiasma Iacomella.
Desde el norte llegó un pingüino
A principios de los años 90, Linus Torvalds, un joven ingeniero finlandés de poco más de 20 años, logró desarrollar el núcleo, que GNU no tenía hasta ese momento y en 1992 lo liberó bajo una licencia GPL. Entonces se generó la combinación GNU+Linux, que se convirtió en el primer sistema operativo libre, hoy famoso en todo el mundo.
A partir del GNU+Linux se empezaron a gestar numerosas comunidades en todo el mundo, que lo utilizaban, lo mejoraban y hacían nuevas creaciones basadas en SL. “El SL tiene un alto grado de seguridad, porque cuanto más gente tiene acceso al código fuente, más rápido se detectan y arreglan los errores, porque el control no está en manos de una empresa que lo soluciona cuando le conviene. Entonces la curva de desarrollo es muy rápida”, afirma Iacomella y agrega, “el mejor ejemplo es Wikipedia, que es un modelo de desarrollo libre. En sólo cinco años la versión inglesa tiene más de cinco millones de artículos. Es el mayor acervo de conocimientos de la historia de la humanidad”.
Al mismo tiempo, el crecimiento de Internet constituyó una verdadera catapulta para el SL, dado que la comunidad que antes abarcaba una universidad, pasó a adquirir escala mundial. Además Internet en sí ya aplica una lógica libre. “Internet constituye un desarrollo de SL. quienes desarrollaron Internet, apuntaron a simplificar la red lo más posible, entonces aplicaron deliberadamente una serie de opciones, por ejemplo, que uno pueda ver el código fuente de una página HTML. Eso es una posición política, un mensaje que dice: miren todos como está hecho el código, aprendan y desarrollen más contenidos. Las libertades de Internet y del SL sumadas, generaron este fenómeno”, relata Iacomella.
Aunque no lo veamos, el SL siempre está
“En realidad -detalla Iacomella- casi todo el mundo usa SL en la actualidad, pero de manera indirecta. Por ejemplo, las herramientas que permiten que entremos a las páginas web, utilizan SL. Gran cantidad de páginas o motores para hacer contenidos de páginas, son sistemas de SL. Los blogs son herramientas de SL. Lo que sucede es que la gente no lo ve, porque está detrás de lo que observa en el monitor”.
En el campo de las redes informáticas la superioridad del SL es muy clara, por lo tanto se encuentra muy extendido. Sin embargo en el entorno de las computadoras personales el software privativo llegó primero y ya no constituye una elección del usuario, sino que directamente viene incorporado en la máquina. “Desde hace varios años el SL está avanzando en el desarrollo de las herramientas que diariamente usa el común de las personas. Por ejemplo, en el caso del Microsoft Office, ya puede reemplazarse por el Open Office, que es una herramienta libre y que necesita menos requisitos de hardware”, señala Iacomella.
Por otro lado, Iacomella rechaza la idea de que para usar SL haya que tener conocimientos de programación y asegura que si bien todo cambio implica un esfuerzo, el traspaso de Windows a SL, resulta bastante sencillo. “Uno puede empezar instalando aplicaciones libres sobre Windows como el Mozilla Firefox, que es un navegador de Internet. Puede ir reemplazando uno a uno los programas que usa. Después, cuando se acostumbra, cuando se siente más seguro, si quiere instala Linux. Además instalar Linux no implica borrar Windows, se pueden tener los dos sistemas en paralelo y, al arrancar la máquina, uno elige. Cuando uno empieza a practicar con Linux, se da cuenta de que no es tan difícil como nos quieren hacer creer”.
Ahora bien, ¿dónde está el SL? ¿cómo se consigue? Cualquier persona que tenga Internet puede bajarlo, lo copia en un CD y comienza a instalarlo como cualquier sistema. Incluso si uno no tiene Internet en su casa, puede ingresar a las páginas web de ciertas distribuciones (versiones), poner sus datos personales y ellos se la envían a casa sin ningún costo. También pueden acercarse a alguna persona que tenga SL y pedirle que le copien una distribución. Recuerden que copiar SL es legal y es bueno, porque el SL ha llegado a ser lo que es, porque la gente lo copia. El SL alienta a ser buena persona y a compartir, entonces hay que ejercer ese derecho”, sostiene enfático Iacomella.
“El SL es mucho más que software, es mucho más que un grupo de `tecnotontos´ detrás de una computadora. El SL es una comunidad que lucha contra el monopolio del conocimiento, que está enmarcada en lo que se llama la libre cultura, que es otra forma de pensar en nuestras creaciones. Es una invitación a participar de un movimiento que combate el poder de las corporaciones que nos están prohibiendo, no sólo generar nuevas formas creativas y compartir la cultura, sino que además están matando la cultura pasada”, remata con pasión Iacommella.
Y usted, ¿qué pastilla va a elegir, la roja o la azul?
Fuente: Cable Semanal Nro. 648