
Humedales bajo la lupa
Con datos satelitales y del trabajo de campo se elabora el inventario de humedales en la Argentina, de valor estratégico por ser reservorios de agua potable y fuente de importantes recursos para las comunidades locales.
¿Qué tienen en común la reserva porteña Costanera Sur, los esteros del Iberá en Corrientes y la Laguna Brava en La Rioja? Estos son algunos de los casi 1700 humedales designados de importancia internacional para integrar el listado de la Convención Ramsar, que busca preservarlos a nivel mundial. Si bien estos trascendieron las fronteras no son los únicos en la Argentina. Para conocerlos en detalle, científicos de la facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires los estudian minuciosamente con datos provenientes del cielo, a través de los sensores satelitales, y también desde la tierra, con la información obtenida del trabajo de campo.
“En la Argentina, alrededor del 20 por ciento de la superficie involucra ecosistemas de humedal, pero no sabemos a ciencia cierta qué tenemos en realidad. Estamos tratando de conocerlos. Actualmente colaboramos con la secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación (SAyDS) para llegar a implementar un inventario y clasificación en todo el país”, destaca el doctor Rubén Quintana desde el laboratorio de Ecología Regional en la Ciudad Universitaria. ¿Por qué son sitios estratégicos? “Porque son reservorios de agua potable, entre otras funciones que cumplen”, precisa la doctora Patricia Kandus, de la misma casa de estudios.
Si bien casi una quinta parte del territorio nacional está conformada por humedales, o sea suelos saturados por agua durante períodos prolongados de tiempo, los paisajes que adoptan son muy diferentes. Algunos son muy productivos como las turberas de extracción minera, otros son los típicos mallines de la Patagonia -ideales para la ganadería-, tampoco faltan los pastizales inundables en la depresión del Salado o los extensos valles de inundación de los tributarios de la Cuenca del Plata donde se incluye el propio Delta del Paraná.
Precisamente, los humedales costeros y fluviales están en la mira de la bióloga Kandus, a través del estudio de campo y de imágenes satelitales. “En el marco del Programa Espacial Nacional que lleva adelante la CONAE, cada siete días el satélite argentino SAC-C toma imágenes, que junto con los datos obtenidos del trabajo de campo son las herramientas utilizadas para elaborar mapas de la vegetación y ambiente, de modo de conocer su estado, su nivel de productividad, y su dinámica”, puntualiza la especialista, que realiza este trabajo en conjunto con expertos del Instituto Astronomía y Física del Espacio (IAFE).
Más allá que algunos humedales se los explote económicamente, todos cumplen con múltiples funciones ecológicas. “Son sitios de reserva y purificación de agua, amortiguan inundaciones, constituyen sumideros de carbono, numerosos peces los utilizan para cumplir allí parte del ciclo de su reproducción, además de ser el hábitat de distintas especies de aves, entre otros”, enumeran los especialistas.
A pesar de su importancia, no es fácil la tarea de crear conciencia de su preservación. “Nadie duda que el bosque es bonito, pero el humedal es discutible. Entonces su defensa cuesta y uno apela a resaltar sus aspectos funcionales más que los estéticos”, puntualiza Kandus. La historia también lo condena. “Los humedales fueron lugares marginales, asociados con mosquitos y pestes. Eran considerados terrenos que se debían drenar para así convertirlos en áreas productivas a imagen y semejanza de las tierras agrícolas terrestres. De este modo se eliminan todos los bienes y servicios que de por sí brindan”, agrega Quintana, investigador del CONICET.
De hecho, la Convención sobre Humedales, conocida como “Convención Ramsar” -por el nombre de la ciudad iraní donde se firmó en 1971-, “nació por la preocupación de aquellos científicos y naturalistas estudiosos de aves acuáticas incluyendo a los cazadores de patos que veían que los humedales estaban siendo degradados y disminuían así sus trofeos de caza. A lo largo de los años esta concepción tuvo un vuelco y hoy se pretende preservarlos por su importancia ecológica, social y económica”, señala Quintana.
Este cambio en la mirada hacia los humedales ha hecho que en distintas partes del mundo comenzaran trabajos de restauración. “Por ejemplo, la mayoría de los países centrales ha iniciado tareas de recuperación invirtiendo cuantiosas sumas de dinero porque han eliminado un alto porcentaje de sus humedales originales. Lo ideal sería evitar llegar a esa situación en la Argentina, y aprender de los errores ajenos para no tener que enfrentar estos problemas en el futuro”, indica Quintana.
Por ahora, lo que se intenta saber es al menos qué tenemos. “Argentina integra la Convención Ramsar, y ésta propone que cada país haga su inventario nacional para contar con información actual del tipo, cantidad y estado de situación de estos sistemas en el mundo. Una vez que se posean estos datos se podrán establecer pautas de manejo o de conservación”, concluye Quintana.
De carpinchos y satélites |
“Corrientes es la provincia con mayor número de carpinchos, un animal que vive en humedales y que a pesar de ser una de las especies de fauna silvestre más utilizadas en el país, poco se sabe del estado de sus poblaciones. Actualmente, en colaboración con la dirección de fauna de la SAYDS, realizamos un análisis y una evaluación de su habitat a través de la utilización de imágenes satelitales y datos de campo para generar mapas de aptitud de esta especie que sirvan como base para establecer criterios de manejo sustentable”, indica el doctor Rubén Quintana.
En algunas provincias. grandes superficies de humedales se convierten en arroceras, plato preferido e irresistible para el carpincho. “Esto genera un conflicto entre productores y la fauna. Esto -señala- se puede evitar con un plan de manejo de la especie que también ayudará a utilizar de manera eficiente este recurso de vital importancia para muchas comunidades locales y conservar a su vez los humedales, que constituyen el hábitat para otras especies de fauna silvestre”. |
Fuente: Publicado en La Nación el 17/07/2007