La ciencia en los tiempos de la revolución

Hasta el viernes 13 de agosto se podrá visitar, en el playón central del Pabellón II, la muestra Las ciencias exactas y naturales en tiempos de la Revolución de Mayo, organizada por la Biblioteca Central de la Facultad y el Programa de Historia de Exactas. En la exposición se pueden conocer los inicios de la actividad científica en el Río de la Plata y ver algunos textos originales de la época.

9 de junio de 2010

Las primeras décadas del siglo XIX fueron una etapa muy convulsionada en el Río de la Plata. Las invasiones inglesas, la Revolución de Mayo, las guerras por la independencia de Sudamérica, los primeros pasos de la organización nacional. En medio de esas violentas disputas políticas y militares hubo personas que se hicieron el tiempo para impulsar los primeros pasos de la investigación y la enseñanza de la ciencia en la región. En algunos casos se trató de los mismos hombres que, antes o después, blandirían sus espadas en los campos de batalla o firmarían resoluciones por las cuales pasarían a la historia. ¿Quiénes fueron esos líderes? ¿De dónde llegaron los primeros científicos y profesores de la época? ¿Cuáles eran los libros que se utilizaban? Estos son algunos de los interrogantes que se pueden conocer recorriendo la muestra Las ciencias exactas y naturales en tiempos de la Revolución de Mayo, instalada en el playón central del Pabellón II de la Facultad.

“Tomamos una época desde un poco antes de la Revolución de Mayo y hasta un poco después de la creación de la UBA. Son dos fechas muy cercanas 1810 y 1821. Durante ese período, la historia se cuenta generalmente como una sucesión de batallas. Tomamos como ejemplo el caso de Belgrano. Se lo suele mostrar como el general Belgrano, subido a un caballo, creador de la bandera y justamente Manuel Belgrano fue uno de los impulsores de la ciencia en Buenos Aires. Incluso desde antes de la revolución”, relata Eduardo Díaz de Guijarro, coordinador del Programa de Historia de la Facultad.

La muestra está organizada en torno a paneles en los cuales se exponen los antecedentes de la creación de la Universidad de Buenos Aires, sus primeros pasos y las actividades embrionarias que se desarrollaron en las cuatro disciplinas que en ese momento tenían cierta identidad: matemática, física, química y ciencias naturales. En algunos casos esas actividades fundacionales estuvieron muy relacionadas con la presencia de científicos europeos que habían viajado a estas tierras para apoyar las actividades revolucionarias.

“La influencia europea fue muy importante –relata Guijarro- pero no solamente desde el punto de vista ideológico. También hubo algunos casos de personajes que eran científicos y a la vez republicanos, que estaban enfrentados a las monarquías en la época, y que llegaron al Río de la Plata durante la década de 1810, luego de la derrota napoleónica. Un par de ejemplos interesantes son el matemático Felipe Senillosa, y el físico Octavio Mossotti, que se convirtieron, de alguna manera, en los iniciadores de ambas disciplinas en Buenos Aires”.

Otro elemento interesante y poco conocido que subraya la muestra es que si bien el núcleo de las ideas iluministas de los patriotas de la época era anticlerical, hubo varios ejemplos de sacerdote católicos que jugaron un papel importante en el proceso de la independencia y que también impulsaron las ciencias. Es el caso, por ejemplo, de Fray Cayetano Rodríguez, primer director de la biblioteca pública, que luego sería la Biblioteca Nacional y del primer rector de la UBA, el presbítero Antonio Sáenz.

La muestra también brinda una oportunidad poco común: la posibilidad de observar una parte del tesoro de la Facultad que habitualmente se guarda en la sala de preservación de la Biblioteca Central. Se trata de una selección de 26 libros, casi todos impresos en Europa, y que eran los textos con los cuales se estudiaba y se enseñaba ciencia en aquella época. “Mientras investigábamos para hacer esta selección nosotros nos preguntábamos como habían llegado estos libros a la Argentina. Es un verdadero misterio. Basta pensar que son libros impresos en España, Francia, Italia, hacia fines del siglo XVIII y principios del XIX,”, se entusiasma Ana Sanllorenti, directora de la Biblioteca Central de Exactas.

El único de los libros exhibidos que fue producido en Argentina es un manuscrito elaborado de puño y letra por Avelino Díaz, matemático, discípulo de Senillosa y profesor de la UBA. “Ese libro es un objeto precioso –destaca Sanllorenti-. En los primeros años de la UBA, se exigía como requisito a los profesores que escribieran los cursos que daban. Hasta ahora ese es el único ejemplar manuscrito que se ha podido recuperar”.

Entre los volúmenes escogidos para la muestra también se destaca como el más antiguo un ejemplar del naturalista Carlos Linneo, que data de 1744; un texto de Mossotti dedicado a Napoleón; y varios ejemplares que están fechados de acuerdo al calendario de la Revolución Francesa, como uno de Fourcroy que dice, Brumario año 7, es decir que data de octubre de 1800.

“Yo quisiera resaltar el valor que hay que darle al hecho de estar frente a libros que fueron escritos o impresos hace más de doscientos años en Europa. Que quizás cruzaron en barco el Atlántico en 1774 o en 1795. Que llegaron acá y tal vez pasaron por las manos de Belgrano o de Avelino Díaz para finalmente llegar a la Biblioteca de la Facultad. Yo creo que esos libros son ejemplos materiales que permiten percibir la larga tradición de la ciencia en Argentina”, remata Guijarro con emoción.

Fuente: El Cable Nro. 747

Gabriel Rocca