
Una mano
El 26 de marzo se inicia la inscripción 2012 a las becas Sadosky, una herramienta que ya lleva ocho años apoyando a los estudiantes de Exactas mediante un monto mensual de 1.300 pesos y con el objetivo de que puedan terminar sus carreras. En esta nota, los detalles de una beca accesible y que se puede combinar con el resto de las becas que ofrece la Facultad.
Hace ocho años ingresaba un nombre ilustre y querido de la ciencia argentina (y, en particular, de Exactas) al mundo de las becas: Manuel Sadosky. El Consejo Directivo de Exactas aprobó, en 2004, la creación de las becas que llevan su nombre como una herramienta para facilitar la permanencia de los alumnos de escasos recursos económicos en las carreras de grado. Las Sadosky marcaron una diferencia dentro del “sistema de becas” nacional, tanto por la suma de dinero que representan como por lo abierto de su convocatoria. Son cerca de 35 los estudiantes que hacen uso de esta beca. Las bajas que se producen anualmente –que rondan los 10 becarios– abren el juego para que puedan acceder nuevos estudiantes, entre los cerca de 250 que cada año se postulan.
“El 26 de marzo se iniciará la inscripción para las incorporaciones de 2012. Será vía web (en exactas.uba.ar> Extensión > Bienestar > Becas) y, como cada año, están invitados a solicitarla todos los alumnos de Exactas que la consideren necesaria”, indica Francisco Romero, politólogo y actual subsecretario de Bienestar de la Secretaría de Extensión, Graduados y Bienestar (SEGB). La particularidad de esta beca radica en que exige cumplir con un único requisito, ser alumno de grado de la Facultad. No tiene techo de edad, no exige una cantidad prefijada de materias aprobadas por cuatrimestre, ni un promedio mínimo, puede ser otorgada a un alumno del primer año tanto como a quien le falten cuatro materias para terminar la carrera. ¿Y qué ofrece? “Un estipendio mensual de mil trescientos pesos que, si todo marcha de manera esperable, se mantiene hasta que el becario termina la carrera”, describe Romero. La otra cara de la beca es el seguimiento de cada caso por parte del equipo de trabajadores sociales del Área de Bienestar, integrado por los licenciados Diego Picco y Paula Mc Loughlin, que también está a cargo de la etapa de la selección de los becarios.
La etapa definitoria
La convocatoria arranca con el inicio de las clases. Como ocurre desde hace ocho años, cada estudiante de grado de la Facultad (que haya aprobado el CBC) recibe en su casilla de correo un mail informándolo sobre la beca. En el mismo mail se encuentra el link al sistema de inscripción, a partir del cual se relevan datos variados acerca de la situación socioeconómica de los postulantes. “Con esos datos hacemos una primera evaluación en función de un índice que nos permita establecer un primer orden de prioridad”, explica Diego Picco. Aunque, por la información histórica de la beca, se estima que cada año hay cerca de 10 vacantes para cubrir, del orden de prioridad se selecciona a los primeros 50. “A ese primer grupo lo citamos para realizar entrevistas en la Facultad, les pedimos que traigan algunos papeles de gastos y de ingresos familiares y, de esa manera, podemos hacer una segunda evaluación más cualitativa y seleccionar a 20”, prosigue Picco. Esos son los 20 que conforman la lista definitiva que se avala mediante una resolución del Consejo Directivo de la Facultad. Pero ahí no termina el trabajo de selección, porque esos nombres todavía no tienen orden de prioridad. Romero cuenta que “para establecer el orden, los trabajadores sociales hacen visitas domiciliarias”, y Picco se apura a aclarar que “la visita no tiene como objetivo constatar si lo que dijeron en las entrevistas es cierto o no, están destinadas a establecer cuál es la diferencia entre el que vive en Almirante Brown, a dos horas y media de viaje, en una casa sobre terreno fiscal y el que vive en Moreno y tiene un hermano discapacitado, por ejemplo. La observación de las condiciones de vida y la entrevista a los familiares brinda mejores elementos para definir y jerarquizas diferencias que, generalmente, son mínimas”.
De acuerdo al reglamento de las Sadosky, una vez que se establece el orden de prioridades, se pone en acción una comisión con representantes de estudiantes, graduados y profesores – designada por el Consejo Directivo– con el objetivo de avalar el trabajo, ante quienes los profesionales del Área de Bienestar de la SEGB y explican los detalles de cada caso.
En agosto de cada año, los estudiantes seleccionados pueden inscribirse a sus materias sabiendo que el 1ro. de septiembre tendrá su cuota depositada en una cuenta bancaria creada a tal efecto. Respecto del criterio de trabajo previo, Picco destaca que “se supone tiene que haber un fuerte proceso de selección en función de que es una beca importante, demandada, y se anota mucha gente cada año. Además, es completamente accesible: no exige papeleo, las entrevistas son en la Facultad, es para cualquier edad y etapa de la carrera”.
Con la carrera en marcha
Cada estudiante que recibe su beca debe contar con un tutor. Elegido por el mismo beneficiario, el tutor debe ser, por lo menos, Jefe de Trabajos Prácticos en Exactas y será el responsable de su seguimiento académico. La otra pata de seguimiento está a cargo de los trabajadores sociales. Diego Picco define de qué se trata su trabajo: “Hacemos el seguimiento social. Entrevistamos a cada becario, por lo menos, tres veces al año, lo que nos permite un seguimiento importante y también nos reunimos a pedido de ellos por cualquier cuestión particular que surja. La idea es ir monitoreando cómo van en la Facultad y tratar de ayudarlos en las situaciones que exceden lo específicamente académico”.
Los trabajadores sociales se encuentra muchas veces con problemas de difícil catalogación, que no son puramente académicos aunque tengan consecuencias académicas. “Los pibes y las pibas que tiene dificultades económicas suelen arrastrar una trayectoria educativa con problemas que se hacen evidentes apenas ingresan a la Facultad”, indica Picco y deja en claro que ese tipo de situaciones resulta difícil de abordar: “La necesidad de recuperar toda una trayectoria educativa con falencias es algo que escapa a nuestras posibilidades, pero lo cierto es que nosotros no somos súper exigentes con respecto a los requisitos académicos, hay cierta flexibilidad”. De acuerdo al reglamento, las becas Sadosky exigen que el destinatario complete su carrera en un lapso acorde al programa de estudios, pero si ocurre que un becario no llega a completar un mínimo esperable, el equipo analiza las causas y determina si la demora es justificable o si es posible trabajar sobre alguna situación para mejorar el rendimiento. Una enfermedad, una mudanza, un problema familiar o personal suelen ser causas que el equipo de la SEGB define como atendibles. “Si a un becario le va muy mal en un cuatrimestre”, explica Francisco Romero, “se trata de comprometerlo para que dé algún final o haga una materia de verano, por ejemplo, y también se plantea apoyo a nivel salud u orientación ante una crisis familiar”. En base a su experiencia cotidiana desde el inicio de la beca, Picco aporta que “hay chicos que intentan cambiar su situación cuando reciben la beca, dejan de trabajar, pretenden mudarse cerca de la Facultad, rearmar su vida social y uno trata de acompañarlos en ese camino porque muchas veces coincide con el inicio de la carrera y esos cambios son más complejos. Nos centramos, más que nada, en un trabajo fuerte de orientación y acompañamiento”.
Si el rendimiento no mejora, el equipo profesional pone límites y ejerce más control. “El programa Sadosky tiene fama de que no entra todo el mundo y que existe control real sobre los casos y, de hecho, el 50 por ciento de aquellos que pierden la beca es por bajo rendimiento”, afirma Romero.
La experiencia sensible
Cada año se inscriben entre 250 y 300 postulantes a las becas. De acuerdo a la estimación de los profesionales, el 50 por ciento de los inscriptos tiene el perfil para poder acceder a las Sadosky. Ante esto, la SEGB se ocupa de aportar información a aquellos que no califican entre los 20 primeros para que puedan aprovechar otras ofertas de becas, tanto de Exactas como de la UBA o el Ministerio de Educación y también las ofertas laborales como las ayudantías docentes o el programa de divulgadores de la Facultad.
“No tenemos 500 becas para entregar”, reflexiona el subsecretario, “son solo 35 y representan una inversión muy importante para la Facultad. Por lo tanto, la persona que no se compromete en remontar su perfil académico le está impidiendo que acceda a una beca a otra persona que está en el orden de prioridad. Somos tolerantes pero no perdemos de vista que los que se gradúan, abandonan o dejan la beca son los que producen las vacantes para el próximo año”. Al respecto, Picco deja en claro que dar de baja una beca no es fácil como adjudicarla: “A veces, a nosotros que conocemos la historia, la situación personal y familiar de los chicos, nos cuesta ponernos duros, pero lo que siempre ayuda es que no solo conocemos la situación de esas personas sino también de los que están la lista, esperando tener una oportunidad”.
“Lo que me fascina de este programa”, concluye el trabajador social “es la vida concreta de los pibes, lo que les pasa a partir de la beca. Ese es el aporte fundamental, el impacto que tiene en la singularidad de los pibes que obtuvieron la beca y se graduaron o estuvieron dos o tres años estudiando con la beca. A muchos les cambió su vida estudiantil y, por lo tanto, una parte significativa de su vida”.
La Sadosky en primera persona |
Fundamental, necesaria, motivadora. Esos son algunos de los adjetivos con que definieron a las becas Sadosky algunos ex becarios que pretenden orientar y apoyar a los nuevos becarios en el desarrollo de sus carreras. A continuación, algunos de los testimonios.
“El hecho de tener una beca me proporciona el tiempo necesario para dedicarme a las tareas del laboratorio y mantener la carrera. A partir de recibirla mi objetivo fue aprender lo más posible a nivel científico y seguir estudiando para poder recibirme”. (Emanuel). “Los dos últimos años de la carrera fueron los mejores de todos, pude dormir tranquila, juntarme cuantas veces quisiera con mis amigos para poder estudiar, asistir a jornadas y empezar a buscar un lugar para realizar mi tesina”. (Alicia). “Me representó una ayuda fundamental para salir adelante. Pude olvidarme un poco de los problemas económicos y concentrarme en estudiar”. (Alexis). “Pude remontar las materias y empecé a meter finales, ser ayudante en una materia y hacer investigación. Si me hubiera anotado en otra carrera, en otra facultad, nunca hubiera tenido la oportunidad que me brindó esta beca”. (Milagros). —- Historia de una beca En octubre de 2004, la Sadosky ofrecía el beneficio a 20 alumnos, con un monto de 400 pesos. Actualmente, los beneficiados son 35 y reciben 1300 pesos mensuales. Para más información sobre becas de la Facultad: exactas.uba.ar> Extensión > Bienestar > Becas |
Fuente: El Cable Nro. 790