Nuevos espacios en la Biblioteca
La Biblioteca Central inauguró dos nuevos espacios para beneficio de la comunidad: la sala de docencia y el área de descanso y regulación. La primera está destinada a docentes sin espacio de trabajo fijo en la Facultad. La segunda otorga un sector de relajación orientado a toda la comunidad de Exactas.
En tiempos donde el silencio y lo comunitario no están de moda, la Biblioteca Central Dr. Luis Federico Leloir hace caso omiso al respecto e inauguró dos nuevos espacios para facilitar la cursada a estudiantes y el trabajo de sus docentes: se trata de la sala de docencia y del área de descanso y regulación, resultados de la atención de ciertas demandas en la comunidad de Exactas.
La nueva sala de docencia es un espacio destinado a docentes que no tienen lugar de trabajo fijo en la Facultad y que, por lo tanto, no disponían de un sitio adecuado para preparar sus clases, reunirse con su equipo o con estudiantes. Si bien este nuevo espacio no está abierto al público en general, sí lo pueden utilizar las personas usuarias de la Biblioteca con credencial. Disponible de 9 a 17 y emplazada donde se encontraba la antigua hemeroteca, cuenta con cinco escritorios individuales, cinco mesas comunes para trabajo de grupos, enchufes, WiFi y la posibilidad de solicitar el préstamo por cuatro horas de alguna de las 20 notebooks, 7 atriles y 7 pares de auriculares disponibles. Para esto último, los requisitos son presentar la credencial de docente o estudiante de la Facultad y completar un formulario de condiciones de uso sobre el material solicitado.
Para adecuar el espacio de lo que era la hemeroteca fue necesario retirar 11 estantes con 3.000 publicaciones, aproximadamente, que fueron reacomodadas entre el depósito del subsuelo y la sala de preservación. La elección del espacio se debe, en palabras de Martín Williman, subsecretario de Biblioteca, a que “el uso de la hemeroteca cayó muy fuerte dado que hace tiempo que ya nadie viene por revistas. Era un espacio que estaba disponible para reutilizar y adecuar sin necesidad de inversión”.
“Les pedimos a los y las docentes que en la sala hablen en un tono bajo y solo de temas de trabajo. No es como la sala parlante, que es más recreacional. Pueden tomar bebidas, pero no entrar con alimentos porque la sala comparte espacio con los depósitos y requiere las mismas condiciones de uso seguro”, explica Williman, quien agrega: “si bien no es necesario registrarse para usar la sala, en caso de necesitar un espacio para tener una reunión privada o hacer una presentación para su grupo de trabajo, tendrían que avisarlo con antelación”.
El otro nuevo espacio dentro de la Biblioteca es el área de descanso y regulación. El mismo vio la luz gracias al trabajo articulado con la Secretaría de Promoción de la Equidad y Género quien, a través de las encuestas de su programa Sin Barreras, detectó entre la población estudiantil la necesidad de valorar el descanso y el tiempo de ocio para la regulación emocional y sensorial, así como también para lograr desarrollar una mejor respuesta ante situaciones potencialmente estresantes.
El área de descanso comparte espacio con la sala silenciosa para aprovechar las condiciones de quietud ya generadas y es de libre acceso para toda la comunidad de Exactas. Está en funcionamiento desde el viernes 3 de mayo de 9 a 21 y, al igual que en el resto de los sectores de la Biblioteca, no está permitido hablar ni ingerir alimentos. Cuenta con cuatro sillones blandos, dos colchonetas de alta densidad, almohadones, dos cajas con juguetes especiales como pelotas texturadas y cubos de colores y cuatro hamacas colgantes. El armado de esta sala fue posible gracias a donaciones de integrantes de nuestra comunidad y un subsidio otorgado por la Royal Society of Chemistry, gestionado por Nahir Vadra, investigadora del Instituto de Química, Física de los Materiales, Medioambiente y Energía y Luciana Capece, profesora de la Facultad y, en ese momento, secretaria de la SEQUIGEN.
«El descanso y el ocio son necesarios, especialmente cuando pasamos tantas horas en la Facultad. Es muy significativo ofrecer un espacio como este y hacerlo desde el pedido de la propia comunidad. Con la creación del programa Sin Barreras cuidamos visibilizar y minimizar barreras. En este sentido se concretó el área de descanso, un espacio donde podes descansar en silencio o agarrar algún juguete para despejarte”, explica Gabriela Capeluto, actual secretaria de Promoción de la Equidad y Géneros.
“Se juntaron dos necesidades detectadas desde distintos lugares: la SEQUIGEN, por un lado, captó estas necesidades de espacios más regulados y, por otro, nosotros detectamos la necesidad de un espacio para descansar”, señala Williman.
La necesidad de reasignación y creación de nuevos espacios es el resultado de cambios en ciertos hábitos culturales post pandemia y la consecuente crisis económica. Desde principio de año es notoria la alta concurrencia en distintos sectores de la Biblioteca, la cual este mes volvió a los índices de uso habituales antes de 2020. Al ser consultado al respecto, Williman arriesga la siguiente hipótesis: “creo que se debe a dos motivos: primero, si tienen que viajar dos veces en el día, optan por quedarse acá. Y después, por la necesidad de espacios: si vivís en una casa chica, no tenés lugares para estudiar. Todo eso hace que los chicos y las chicas se estén volviendo menos a la casa y se queden más tiempo en la Facultad”.