Las plantas de Ciudad Universitaria

Con la construcción del Cero+Infinito, la mayor parte de los árboles que se encontraban entre el Pabellón 1 y la calle principal de acceso a Ciudad Universitaria fueron relocalizados o reemplazados por nuevos ejemplares. Pablo Picca, docente de la Facultad encargado de gestionar el caso, analiza en qué situación se encuentran casi seis años después.  

29 de junio de 2022

Uno de los principales atractivos que posee la Ciudad Universitaria es su ubicación geográfica: la Reserva Ecológica Norte, el río y la gran cantidad de espacios verdes que la rodean hacen de nuestro lugar un pequeño oasis en medio de Buenos Aires. La construcción de Cero+Infinito y el edificio del IFIBYNE generó la necesidad de repensar la flora circundante. Varias de las plantas autóctonas que se encontraban donde hoy se emplaza el Cero+Infinito, por ejemplo, tuvieron que ser relocalizadas y, en los casos en que no hayan logrado sobrevivir al transplante, reemplazadas por nuevos ejemplares en lugares estratégicos de acuerdo a su especie.

Pablo Picca, biólogo y docente de la Facultad en el Departamento de Biodiversidad y Biología Experimental, fue el encargado de llevar a cabo el proyecto de relocalización por pedido del decano Juan Carlos Reboreda hace casi seis años. Hoy comienzan a verse los resultados de aquellas decisiones. “La mayoría de los árboles se llevaron al predio de APUBA, que está en la parte norte de Ciudad Universitaria. Eran algunos cipreses, cedros, guindos. La mayor parte de los olmos quedaron dentro de los espacios del Cero+Infinito. Habrán quedado unos siete u ocho y el resto se movió a la parte de APUBA”, comenta Picca. La edad y la especie son condicionantes para el traslado: algunas especies resisten bien el trasplante y otras no, tal es el caso de las coníferas, los cedros y guindos.

Los lugares específicamente elegidos para la reubicación fueron los terraplenes que rodean al Pabellón 2 y la plaza Gregorio Klimovsky, frente a la entrada principal de la Facultad, donde también se plantaron ejemplares nuevos en reemplazo de aquellos que no sobrevivieron. Picca explica que la decisión de localizar especies nativas sobre los terraplenes se debe a que, al tener cierta pendiente, se buscó “representar un bosque de barrancas que eran parte de la costa del río. Son suelos que tienen mucha menos cantidad de agua en el perfil, entonces por eso crecen plantas xerófitas con espinas. Debajo de la barranca tenemos la planicie de inundación del río y arriba estaban los pastizales pampeanos. Ahí no crecen árboles. Los árboles crecen solamente en la cejita de la barranca. Estos terraplenes estaban totalmente desnudos de árboles”. Al día de la fecha, se incorporaron en los terraplenes varios ejemplares autóctonos como el quebracho blanco, chañares, espinillos y talas.

Situados en la plaza Klimovsky, los dos palos borrachos y el lapacho rosado que se encontraban detrás de Pabellón 1 son la representación más icónica de la decisión de relocalización de ejemplares. Parado junto al lapacho, Picca comenta que “haber traído estas plantas acá representa el hecho de haber recuperado parte del arbolado. Pero haber traído estas plantas nativas de Argentina genera como un segundo movimiento; por ejemplo, el coronillo, que también es una planta nativa de la cuenca del Plata y es muy importante para la conservación de una mariposa que está en retroceso que es la bandera Argentina, cuyo ciclo de vida depende de estas plantas. También se trajeron zen del campo, espinillos. El zen del campo, a fines del verano, se llena de flores amarillas”.

Según los informes del proyecto de relocalización del arbolado, durante la obra se vieron afectados 145 ejemplares de diversos tamaños de los cuales 50 fueron removidos de manera definitiva dada la dificultad que implicaba su traslado, 65 fueron reubicados pero no resistieron el trasplante, 15 fueron exitosamente relocalizados, otros 15 quedaron en su sitio original. Desde el inicio de la obra al día de la fecha, se repusieron alrededor de 100 ejemplares jóvenes en compensación por los que no soportaron el trasplante.

 

 

 

 

Javier Massa