Huellas de antepasados remotos

Hace millones de años, los primeros vertebrados comenzaron a abandonar su hábitat natural, el agua, para adaptarse a la vida terrestre. Para andar sobre una superficie sólida desarrollaron cuatro extremidades. El grupo de investigadores dirigido por Claudia Marsicano se dedica al estudio de fósiles que permiten reconstruir cómo eran estas comunidades de tetrápodos de América del Sur y África.

18 de agosto de 2017

Hace millones de años, cuando América del Sur y África estaban unidas en un solo continente, las primeras criaturas de cuatro extremidades salieron del agua y dieron sus primeros pasos sobre la tierra. Los anfibios fueron el primer grupo de vertebrados que desarrolló patas y consiguió adaptarse a la tierra. Estos primeros vertebrados terrestres tenían diversas formas y tamaños; algunos parecían cocodrilos, otros lagartos pequeños.

Tratar de reconstruir estas comunidades de animales de cuatro extremidades (llamados tetrápodos) de América del Sur y de África es el objetivo que busca alcanzar el Grupo de Investigación en Paleontología de Vertebrados que dirige Claudia Marsicano.

“Nuestro grupo se centra en el estudio de los vertebrados fósiles y es parte del equipo de trabajo del Grupo de Estudios Paleobiológicos en Ambientes Continentales. Estamos focalizados principalmente en el estudio de las faunas de vertebrados del Paleozoico superior y Mesozoico del Gondwana occidental”, explica la investigadora.

Para ello ponen su atención en lo que sucedió en el hemisferio sur entre 300 y 65 millones de años atrás. “Las faunas de fines del Paleozoico y comienzos del Mesozoico son clave para comprender la estructuración de los ecosistemas terrestres que caracterizaron el resto del Mesozoico e incluso el Cenozoico, e influyen en las características de las faunas de tetrápodos actuales”, comenta la paleontóloga Marsicano. “Nosotros trabajamos desde una perspectiva multidisciplinaria que incluye estudios evolutivos, paleobiológicos y paleoecológicos e involucra la colección tanto de datos osteológicos (huesos y esqueletos) como icnológicos (huellas y otros indicios de actividad). En este sentido, nuestro grupo es pionero en el estudio de las huellas de vertebrados desde un punto de vista paleobiológico y paleoecológico”, acota Verónica Krapovickas, investigadora del grupo.

Los integrantes del equipo de trabajo se especializan en el estudio de diferentes grupos de tetrápodos desde un punto de vista evolutivo. Así, hay especialistas en el estudio de los terápsidos, linaje relacionado con el origen de los mamíferos, de los arcosaurios y, en particular, de los cocodrilos; otros que estudian los anfibios temnospóndilos y su relación con los primeros colonizadores de Gondwana; y también de la icnología de vertebrados como fuente de información única y complementaria de la evolución de las faunas de vertebrados de la región.

También, en un futuro cercano, el equipo de trabajo incluirá investigadores dedicados al análisis de las faunas del Cenozoico y a la utilización de modelos tridimensionales para realizar inferencias paleobiológicas que permitan determinar los modos de alimentación y locomoción de los vertebrados estudiados.

“El trabajo de investigación que realizamos comienza por la búsqueda de fósiles en el campo y de todo tipo de evidencia (datos geológicos) que permita reconstruir los ecosistemas que estos habitaron”, relata Juan Leardi, otro investigador formado y miembro del equipo. “Las expediciones están orientadas a áreas determinadas en función de los fósiles que estamos interesados en encontrar. Así, entra en juego la edad de las rocas que los contienen y la paleogeografía, es decir, la ubicación geográfica en el pasado de los afloramientos; por ejemplo, regiones que en determinado momento de la historia del planeta se ubicaban cerca del ecuador o en latitudes medias. Por eso hemos trabajado y seguimos trabajando en distintas localidades de América del Sur (Argentina, Brasil, Uruguay) y el sur de África (Sudáfrica, Lesotho, Namibia)”, completa Leardi.

El trabajo de los especialistas continúa en el laboratorio. “Allí estudiamos la anatomía y filogenia de los fósiles colectados como base para cualquier tipo de inferencia evolutiva, paleogeográfica o paleobiológica. También realizamos modelos tridimensionales de los fósiles a partir de escaneos superficiales y tomografías computadas. Con ellos podemos modelar y testear la morfología funcional de los organismos en el pasado, especialmente respecto de la alimentación y uso del sustrato. Con las huellas fósiles, identificamos a quienes las produjeron e inferimos modos de locomoción, comportamiento, tamaño, entre otros datos. Finalmente, integramos toda la información fosilífera previamente recolectada (fósiles corpóreos e icnología) con la información ambiental para reconstruir las comunidades del Paleozoico superior y Mesozoico del Gondwana occidental”, describe Leandro Gaetano, investigador del equipo.

“El estudio de las faunas del Paleozoico superior y del Mesozoico es de fundamental importancia para entender los procesos evolutivos asociados con los cambios en la configuración de los ecosistemas terrestres, en un lapso temporal que fue testigo de algunas de las extinciones y radiaciones biológicas más importantes de la historia del planeta”, afirman los investigadores.

 

Paleontología de Vertebrados, Grupo de Estudios Paleobiológicos en Ambientes Continentales

(Departamento de Geología)

Oficinas 52 y 53, 1er. piso, Pabellón II. Teléfono 4576-3300, interno 320.
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Directora: Claudia Marsicano
Investigadores: Verónica Krapovickas, Leandro Gaetano, Juan Leardi.
Tesistas de doctorado: María de los Ángeles Ordoñez, Federico Seoane.
Tesistas de grado y pasantes: Darío Benedito, Nicolás Nieto, Maximiliano Gaetán, Lucas Appella Guiscafré, Germán Barmak, Martín Farina, Ignacio Videla.

Patricia Olivella