Febo asoma

Por su proximidad a la Tierra, el Sol permite a los astrónomos obtener excelentes detalles para el estudio de la física estelar. Pero esa cercanía es también la responsable de que su actividad afecte nuestras telecomunicaciones, los tendidos eléctricos, los satélites y la salud de los astronautas. Al estudio del Sol y su actividad magnética se dedica Cristina Mandrini y su equipo de investigación.

18 de julio de 2014

Las zonas más brillantes de esta imagen revelan el plasma más caliente atrapado en intensos, pero invisibles, campos magnéticos cerrados. Las zonas oscuras, que contienen plasma más frío, se denominan “agujeros coronales” y son regiones con campo magnético abierto. Estos “agujeros” son la fuente del “viento solar” que eventualmente impacta en la Tierra. Imagen cortesía del equipo del instrumento espacial AIA/SDO.

“Hay dos áreas fundamentales en las que tiene impacto la física solar”, adelanta Marcelo López Fuentes, astrofísico e integrante del grupo de investigación en Física Solar que dirige Cristina Mandrini. “Desde el punto de vista astrofísico, el Sol es la única estrella de la que podemos obtener observaciones directas de su superficie y atmósfera con el nivel de detalle que lo hacemos. Esto lo hace un objeto único, cuyo estudio tiene implicaciones directas para la comprensión de los fenómenos astrofísicos en general. Por otra parte, el Sol es la estrella de nuestro sistema, por lo que su actividad tiene una influencia directa sobre el medio interplanetario y el entorno espacial de nuestro planeta. Las llamadas tormentas geomagnéticas son provocadas por la actividad solar y las consecuencias de la reconfiguración del campo magnético terrestre debidas a los eventos solares tienen efectos en las telecomunicaciones, los tendidos eléctricos y transformadores en tierra, las actividades satelitales en general y en la salud de los tripulantes humanos en estaciones espaciales”, afirma López Fuentes.

El Grupo de Física Solar del Instituto de Astrofísica y Física del Espacio (IAFE) se dedica al estudio de fenómenos asociados al campo magnético que ocurren desde las capas más externas del interior del Sol hasta la atmósfera solar y el medio interplanetario.

“Entre los problemas que estudiamos se encuentran el origen y evolución de las regiones activas, debidas a la emergencia de estructuras magnéticas que se originan en el interior solar y que son la fuente de eventos activos conocidos, como fulguraciones y eyecciones coronales de masa”, explican los investigadores. Estos eventos son los que provocan las comúnmente llamadas tormentas solares. El estudio de la topología del campo magnético y su evolución les permite a los integrantes del equipo de investigación comprender de dónde proviene la energía asociada a estos eventos y los mecanismos de desestabilización que llevan a que se produzcan. “Nos interesan también los problemas relacionados con la dinámica de la corona solar, la capa más externa de la atmósfera del Sol, y los posibles mecanismos físicos que hacen que se encuentre más de 1 millón de grados más caliente que su superficie, que tiene 6.000 grados”, dice Cristina Mandrini. Otro tema que también los ocupa es la reconstrucción, por medio de métodos tomográficos, de la estructura a gran escala del campo magnético y el plasma de la corona. Finalmente, parte del trabajo del grupo se relaciona con las consecuencias y el impacto de los fenómenos solares en el medio interplanetario y terrestre.

El trabajo de investigación que lleva adelante el equipo tiene dos aspectos: el observacional y el teórico. Desde el punto de vista observacional, trabajan con datos provenientes de telescopios y otros instrumentos de observación solar ubicados en tierra y en el espacio. “Los instrumentos espaciales son requeridos porque hay partes del espectro de emisión solar -como los rayos X y ultravioleta- que son absorbidos por la atmósfera terrestre. La mayoría de estos datos provienen de instrumentos que se encuentran a bordo de misiones de agencias espaciales internacionales y son de acceso público”, comenta el astrofísico. Pero no son los únicos utilizados. También cuentan con instrumentos propios en los observatorios del Complejo Astronómico El Leoncito (CASLEO) y del Observatorio Astronómico Félix Aguilar (OAFA) en la provincia de San Juan. “Los datos que utilizamos consisten en imágenes y espectros tomados en distintas longitudes de onda, mapas magnéticos de la superficie solar, observaciones en radio y mediciones del plasma y el campo magnético en el espacio interplanetario. Los fenómenos que estudiamos requieren, normalmente, del uso combinado de estas observaciones. Desde el punto de vista teórico, desarrollamos además modelos para comprender los mecanismos físicos que producen los fenómenos y evoluciones observadas”, explica López Fuentes.

El Sol es la estrella más cercana a la Tierra, por eso los detalles que puede aportar al ser observada la convierten en un laboratorio base para estudiar y comprender los fenómenos físicos que ocurren en otras estrellas de características similares. Sus antiguos adoradores seguramente no lo sabían, pero el Sol continúa siendo un importante sostén de conocimientos, al menos, para nuestro universo local.

Grupo de Física Solar (IAFE – Departamento de Física)

Instituto de Astronomía y Física del Espacio (IAFE, UBA-CONICET).

Teléfono 4781-6755, interno 131.
http://www.iafe.uba.ar/

Dirección: Cristina H. Mandrini

Integrantes del grupo: Germán Cristiani, Marcelo López Fuentes, Alberto Vásquez
Personal de apoyo: María Luisa Luoni
Tesistas de doctorado: Mariano Poisson, Federico Nuevo

Patricia Olivella