Premio y Conferencia Strobel

El geólogo Héctor Leanza recibió el Premio Strobel en un acto que se llevó a cabo en el Aula Magna del Pabellón 2. Y, a continuación, el ingeniero agrónomo Esteban Jobbágy dictó una muy aplaudida conferencia sobre el caso del Río Nuevo de San Luis.

El viernes 5 tuvo lugar una nueva edición de un evento que ya es tradición, el Premio «Pellegrino Strobel» y clase magistral que lo acompaña. En esta, su edición número 26, el premiado fue el geólogo Héctor Leanza, quien recibió su distinción de manos del decano Juan Carlos Reboreda. El jurado indicó en su comunicación que Leanza fue elegido «por sus extraordinarias cualidades intelectuales, sus importantes aportes al desarrollo de los estudios estratigráficos aplicados al conocimiento de la geología argentina y su continua dedicación a la comunidad de las Ciencias de la Tierra». La presentación del premiado estuvo a cargo del profesor del Departamento de Geología Roberto Scaso.

Posteriormente a la entrega, el ingeniero agrónomo Esteban Jobbágy estuvo a cargo de la clase magistral. Bajo el título de «El Río Nuevo de San Luis: Un desafío para la ciencia y una lección para la sociedad», Jobbgágy presentó los detalles de una problemática hidrólogica que compromete el ambiente de la región puntana, la aparición  de un nuevo río que comenzó a consolidarse en el año 200 y en 2015. A una velocidad completamente inédita, donde no había río ahora hay uno de 60 metros de ancho y con zonas de 25 metros de profundidad.

Clase magistral a cargo de Esteban Jobbágy.

Con es costumbre, una vez finalizada la conferencia, se entregaron los premios a las mejores tesis de la carrera de Ciencias Geológicas para después cerrar la actividad con un «vino de honor» en el Departamento. Para esta ocación se sumó un premio más. Las autoridades distiguieron con una medalla a la geóloga Susana Bockmann, graduada en 1946.

El Premio Strobel  fue instituido por la Universidad de Buenos Aires en 1881 a propuesta del Profesor Pellegrino Strobel con fondos donados por él, para distinguir a aquellos argentinos nativos que se destacaran en el campo de las Ciencias de la Tierra. Este premio, que es una de las distinciones científicas más antiguas del país, le ha sido otorgado a una gran cantidad de ilustres naturalistas desde fines del siglo XIX. La Universidad ha decidido continuar con este prestigioso premio en el año 2001.