Voto desenchufado

Se dio a conocer hace pocos días el informe sobre la viabilidad de un voto electrónico confiable, que desaconseja su implementación. El mismo fue solicitado al CONICET por el Ministerio del Interior. La comisión a cargo del informe estuvo integrada por destacados investigadores del área de informática, entre los que cuenta el profesor del Departamento de Computación Hernán Melgratti.

30 de noviembre de 2017

Después de una fuerte presión para que se difundiera, finalmente el CONICET hizo público en su sitio web un informe sobre voto electrónico elaborado por una comisión asesora constituida especialmente para el caso, e integrada por investigadores propios y especialistas externos. El informe indica que el “análisis de factibilidad de un sistema de voto electrónico” se llevó a cabo a requerimiento del Ministerio del Interior de la Nación y que, básicamente, contempla la implementación de tecnología en el proceso mismo de votación.

El reclamo por revelar su contenido comenzó a hacerse público a raíz de un tuit del Instituto de Investigación en Ciencias de la Comunicación (ICC) de UBA-CONICET emitido el 9 de noviembre pasado donde se felicita públicamente al investigador de instituto que había participado del informe. Pronto, el hashtag #LiberenElInformeCONICET se convirtió en trending topic y el reclamo logró salir de Twitter y amplificarse en algunos medios de comunicación.

Voto sin secreto

Desde las páginas del informe, los especialistas explican que “el análisis se centró en cuestiones generales sobre las ventajas, dificultades y peligros asociados al uso de tecnología informática para este tipo de sistemas” omitiendo las implementaciones de voto electrónico que existen en la actualidad. Es un análisis sobre las consecuencias tecnológicas de la aplicación de cualquier sistema, no de alguno en particular, que implicó “la investigación de distintas soluciones técnicas, con distintos grados de automatización del proceso de votación y riesgos asociados, a fin de proveer información y fundamentaciones para la toma de decisiones por parte del Ministerio del Interior”. El trabajo tiene 53 páginas y está elaborado con lenguaje llano y afán didáctico, fundamentado no solo en el currículum destacado de los integrantes de la comisión sino también a través de una profusa bibliografía de impacto internacional.

Yendo a lo concreto, el informe concluye hacia el final en que “se recomienda no avanzar en el corto ni mediano plazo con la implementación de un sistema electrónico para la etapa de emisión de voto” y agrega que “se sugiere fomentar el desarrollo de RRHH y capacidades técnicas, e iniciar un plan de investigación que pueda aportar evidencia teórica y empírica de que los riesgos de este sistema puedan ser controlados”.

Más en detalle, advierte el informe que “cualquier sistema de emisión electrónica de voto que busque solucionar los problemas inherentes a garantizar integridad y secreto, necesariamente será difícil de verificar formalmente y de auditar, incluso por expertos en la disciplina. No existe evidencia en la actualidad de que sea factible utilizar un dispositivo electrónico en esta fase del proceso de votación sin comprometer requerimientos fundamentales del voto, en particular, garantizar el secreto”.

Los especialistas

La Comisión Asesora del CONICET estuvo integrada inicialmente por una cantidad de investigadores que fue mermando hasta llegar a los firmantes del informe: Jorge Andrés Díaz Pace, investigador del ISISTAN; Dante Zanarini, miembro del grupo de investigación: “Fundamentos y aplicaciones de la lógica y la programación” del CIFASIS y profesor de la Universidad Nacional de Rosario; Iván Arce, investigador del ICC; Maximiliano Cristiá, director del Grupo de Ingeniería de Software del CIFASIS; Pablo Mandolesi, investigador del IIIE; Hernán Melgratti, investigador del ICC; Gustavo Uicich, investigador del ICYTE; Nicolás Wolovick, profesor de la Universidad Nacional de Córdoba, y Eduardo Zavalla, investigador del INAUT.

En una primera instancia, fueron convocados los directores de los institutos de ciencias informáticas, quienes recomendaron integrantes para la comisión. Uno de los convocados fue Sebastián Uchitel, profesor del Departamento de Computación y director del ICC, quien recomendó a Zanarini, Arce, Wolovick y a Melgratti.

“El informe requirió unas diez reuniones presenciales de toda una jornada, que se iniciaron a mediados de julio, y una cantidad igual de dedicación individual para búsqueda de material y elaboración de partes del informe”, indica Hernán Melgratti, que además de investigador del ICC es profesor de Exactas UBA en el Departamento de Computación. En cuanto a la dinámica que definió el texto final, Melgratti destaca que “la interacción de todos los investigadores fue muy interesante, sobre algunos puntos surgieron discusiones porque había puntos de partida diferentes que, después de la discusión científica, logramos consensuar, sobre todo en los puntos más destacados”.

Después de varios meses de dedicación y con el informe ya público, Melgratti rescata la experiencia como muy positiva desde el punto de vista personal. “Es importante haber podido hacer un aporte a esta discusión tan relevante a partir la experiencia en el estudio de la disciplina”, y reflexiona sobre su valor científico: “Espero que lo hayamos logrado en el informe, pero me parece muy interesantes poder transmitir la complejidad del problema, las cuestiones que pertenecen a la naturaleza misma del problema”.

El informe completo es difícil de encontrar en la web del CONICET, ya sea navegándola o a través del buscador, puede descargarse desde http://cor.to/votoCONICET.

Armando Doria