Predicción climática a medida

Cómo brindar información sobre lo que pasará en el clima en los próximos meses, años o décadas, es el tema de la Tercera Conferencia Mundial sobre el Clima (CMC-3), impulsada por la Organización Meteorológica Mundial, que se inició el 31 de agosto en Ginebra, Suiza. Carolina Vera es la única científica argentina invitada a exponer.

1 de septiembre de 2009

La información sobre lo que sucederá con el clima en los próximos meses, años o década, lo que se conoce como servicios climáticos, hoy puede ser imprescindible para distintos sectores socioeconómicos, por ejemplo, a la hora de planificar los cultivos, o hacer planes de contingencia en salud. Estos servicios climáticos son el tema central de la Tercera Conferencia Mundial sobre el Clima, que comenzó el 31 de agosto en Ginebra, Suiza, e impulsa la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

“El nivel actual de conocimiento y desarrollo en predicción climática hace que la OMM haya decidido promover la creación de servicios climáticos, además de los meteorológicos, que proporcionen datos según las necesidades de los distintos usuarios”, señala la doctora Carolina Vera, investigadora en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA y del Conicet, y la única científica argentina (y una de las pocas de Latinoamérica) invitada a exponer en la Conferencia, donde está presentes funcionarios de los servicios meteorológicos así como ministros y embajadores de los distintos países.

Meteorología y clima

Un fenómeno meteorológico se puede predecir con una anticipación de diez días, como máximo. Cuando se produce información para períodos más extensos, de tres meses en adelante (estacional), se habla de predicción climática. Entre los 10 y los 90 días se habla de predicción intraestacional, que actualmente es la más difícil de obtener.

Hay fenómenos meteorológicos, como los ciclones, que no se pueden predecir con una anticipación superior a los cinco días, porque son el resultado de oscilaciones caóticas de la atmósfera. Pero se pueden hacer predicciones de más largo plazo si se consideran otros procesos de evolución más lenta, que se vinculan a las condiciones de los océanos o de la superficie terrestre. “Así, mediante el análisis de los cambios en las condiciones de los océanos, se realizan predicciones con meses de anticipación para el fenómeno del Niño, por ejemplo, y recientemente se ha concluido que seria posible hacer predicciones para los próximos años o décadas”, explica Vera.

El desafío, ahora, es brindar esa información a la sociedad. “Pero no es suficiente tener los datos y ofrecerlos, sino que hay que seleccionarlos y adaptarlos para que los distintos sectores puedan usarlos”, recalca Vera. Por ejemplo, quienes planifican la energía tal vez no necesiten conocer cómo va a ser la temperatura media, pero seguramente les será útil saber si van a aumentar las olas de calor o de frío. Alguien que planifique el manejo de una represa hidroeléctrica necesita saber si va a haber inundaciones en esa cuenca. Cada uno requiere información elaborada y “a medida”.

“En salud, para diseñar planes de contingencia, o de vigilancia de enfermedades tropicales, como el dengue o la malaria, pero también para las gripes, hay que tener esa información con antelación”, destaca la investigadora, y prosigue: “En el caso de la energía hidroeléctrica, en la Argentina, por ejemplo, se va a necesitar información específica en las distintas represas: Salto Grande, o la cuenca del río Limay”.

Por su parte, el doctor Héctor Ciappesoni, director del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) coincide en la necesidad de brindar un producto que sea útil. “Para ello se requiere una estructura bien montada, y un mayor contacto con el cliente”. Por ejemplo el SMM está haciendo un convenio con Cammesa (Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico), que necesita datos puntuales, por ejemplo, si va a haber tormentas donde hay líneas de transmisión de energía, si llovió o hubo precipitación nívea en el Chocón.

“El SMN es la interfaz entre el ámbito científico y el cliente –recalca su director-, y nuestra función es, por un lado, sostener una buena medición, mejorarla, y por el otro, buscar al cliente y darle información que pueda utilizar”.

Para la doctora Vera, esa información se debería generar en centros multidisciplinarios, donde los científicos trabajen junto con los técnicos y los tomadores de decisiones de cada sector socioeconómico para determinar qué información climática se les puede proporcionar a partir de las predicciones globales actuales.

En la Tercera Conferencia del Clima, los gobiernos trabajarán en conjunto para determinar qué inversiones serán necesarias. Por ejemplo, según señala Vera, “para realizar predicciones de largo plazo se necesita monitorear el océano, y es muy costoso”. Por ello los países se asocian para mantener el sistema de observación del océano, que se realiza a escala global. No obstante, cada país tendrá que hacer la inversión necesaria para garantizar la información climática a escala local y regional.

En el mundo hay unos quince países con capacidad de predicción global del clima: Estados Unidos, Canadá, Unión Europea, Australia y Japón, entre otros. En Latinoamérica, existe un centro en Brasil, que realiza predicciones globales en escalas de meses o estaciones. “La información climática en gran escala proporcionada por estos centros ya está disponible. Lo que se necesita es combinarla con la información y experticia local para generar productos que sirvan”, afirma Vera. Y subraya: “Se necesitará más gente capacitada y más interacción entre el sistema académico y el Servicio Meteorológico”.

La puesta en marcha de servicios climáticos orientados a los sectores y a los usuarios, y la creación de capacidad en los países en desarrollo son algunos de los resultados previstos de la CMC-3.

Susana Gallardo