Konabot al Consejo

Volvió al Consejo Directivo la polémica respecto al contenido del convenio de transferencia tecnológica del robot para manipulación de explosivos. En esta nota, las posiciones de las distintas agrupaciones del Consejo y las aclaraciones incorporadas al convenio que serán tratadas en la sesión del lunes próximo.

1 de octubre de 2008

La sesión del 22 de septiembre de Consejo Directivo de Exactas tuvo como tema destacado la propuesta de un proyecto de resolución que proponía la anulación de la resolución que el 25 de agosto pasado estableció el mismo Consejo referida a las condiciones generales de cesión de uso exclusivo de la tecnología y nombre Konabot a la empresa Robots del Sur, segundo spin off de la Incubadora de empresas de la Facultad, nacido a partir de la iniciativa del doctor en computación Juan Santos y con el apoyo financiero de un inversionista. Para llegar a la concreción del emprendimiento, el Consejo Directivo aprobó un convenio de transferencia que también pasó por las comisiones de Interpretación y Reglamento así como por la de Investigación.

A partir de la difusión masiva de la creación de la empresa a través del número 698 de el Cable, comenzaron a circular decenas de mails respecto del tema y se abastecieron foros con discusiones generales referentes a los modelos de transferencia tecnológica y también con otras acerca de detalles precisos del convenio. También tomaron notoriedad las notas presentados por parte del grupo de Inteligencia Computacional Aplicada a Robots (ICAR), que trabajó en el desarrollo del Konabot, bajo la dirección de Juan Santos, donde postulan que ninguno de los miembros estaba al tanto de la resolución y expresan en desacuerdo con los términos de la misma.

Ante la polémica desatada, las autoridades de la Secretaría de Investigación, presentaron una página web donde volcaron la información oficial acerca del convenio y sus rebotes, y también responden preguntas sobre el tema (http://2007-2016.exactas.uba.ar/sicytresponde).

En esta última sesión de Consejo Directivo, el marco del debate fue particular, con la presencia de barras, que sumaban más de 50 personas y presenciaron el tratamiento del proyecto de resolución que venía con despacho de la Comisión de Investigación, donde se pedía anular la resolución y “garantizar y profundizar la investigación y el desarrollo tecnológico del campo de la robótica del Departamento de Computación de la FCEN”.

Abrió la lista de oradores el consejero Javier Caccaveli, de la mayoría del claustro de estudiantes (lista Unidad, PCR), quien consideró que el convenio cercena una línea de desarrollo en la Facultad. “Por un lado, se está cediendo toda la tecnología asociada al desarrollo del Konabot”, indicó el consejero y agregó que “incluso en el caso de agregarse un anexo que permita el uso de esta tecnología para docencia e investigación, como lo han propuesto las autoridades, sigue quedando imposibilitada la Facultad en el uso de esta tecnología para desarrollos que puedan terminar en otras transferencias”.

Llevando la discusión al tema legal, Caccaveli dijo que “el mismo convenio explicita que la Facultad no va a poder comercializar un Konabot o producto similar, con lo que queda claro que una vez que este convenio entre en vigencia la palabra `similar´ va a quedar en manos de abogados que puedan determinar cuán similar es una parte o no”.

También consideró importante destacar que Robots del Sur S.A. “es una empresa de reciente formación cuyo presidente Tobías Schmukler (N de R: el socio inversor), opinó en la revista Fortuna que el objetivo de una empresa se da a partir del desarrollo puntual de un proyecto y la venta posterior de la empresa”. Y, a partir de esto, concluyó que el destino inevitable de Robots de Sur es “sea vendida y quede en manos de un monopolio extranjero”.

“Creemos que el sector productivo debe ser capaz de demandar y absorber una proporción de los científicos que se forman. En este sentido, pensamos que la Facultad tiene la responsabilidad de contribuir al desarrollo de la industria nacional de base tecnológica”, indicó Guillermo Solovey, representante de la mayoría de graduados (lista Sumatoria) iniciando el apoyo a la resolución que avala el convenio de transferencia. Posteriormente, Solovey expresó que su agrupación considera que “los aspectos legales del convenio han sido perfectamente aclarados por Laura Pregliasco”. En referencia a mucha de la información que circuló en estos días, el consejero indicó que “no estamos de acuerdo con los que instalan el miedo para intentar destruir una incubadora de empresas con la que nunca estuvieron de acuerdo”.

El Consejo le cedió la palabra al computador Pablo de Cristóforis (minoría de graduados) y miembro del ICAR, quien aclaró que “después nos empezamos a enterar de todas las consecuencias que tenía este contrato y que la Facultad no había informado a los miembros del equipo de desarrollo del robot”. El “después” hace mención a que el PCR no votó en contra de la resolución de transferencia aprobado por el Consejo, y de la que ahora se pide su anulación, sino que se abstuvo. Y agregó que “queda claro que este convenio afecta a la Facultad, a una línea de investigación y desarrollo, y a un grupo de investigación”.

Parado a la izquierda del debate, el consejero estudiantil Martín Pérgola (PO), hizo referencia al 1% de las ganancias de Robots del Sur que recibirá la Facultad: “Entendemos que se busca solucionar la asfixia presupuestaria con la búsqueda de recursos propios”. Y lo relacionó con la política macro: “Empalma perfectamente con lo que es la Ley de Educación Superior, que es el desarrollo de una política capitalista de la educación superior, que se da también en el copamiento privado de la universidad pública a partir de la asfixia presupuestaria”.

El Consejo cedió la palabra a Laura Pregliasco y a Juan Santos. La secretaria adjunta de Investigación apoyó un debate profundo acerca de los modelos de transferencia y, a la vez, indicó que le sorprendió que “el debate se centre en un convenio que es sobre un prototipo, no sobre la robótica de la Facultad”. Agregó, respecto a los reclamos de los miembros del ICAR, que “sabiendo que había un proyecto en incubación, jamás se acercaron a preguntar, `qué están haciendo´. Y abordó el tema de los derechos: “El diablo no está en este convenio, sino en la cantidad de compañías y de gente que se lleva el conocimiento de la Facultad, que patenta y pone su propia compañía”. Asimismo, defendió la cesión del prototipo y aclaró que “es probable que las empresas exitosas se vendan con el tiempo; lo importante es que en el tiempo de inversión se generen puestos de trabajo y se mejoren recursos humanos”.

Juan Santos, a su turno, expresó indignado que los integrantes de su equipo “claramente no estaban de acuerdo con el convenio” y que, a partir de eso, se dedicaron a inventar sus supuestas consecuencias negativas. Aclaró que el desarrollo del Konabot tuvo un único responsable técnico, que era él. Y denunció que los miembros del ICAR firmantes de la nota donde se oponen al convenio, “se hacen pasar como investigadores”, y cerró su apelación: “Me parece lamentable el uso de la mentira y la desinformación como medio de manipulación para lograr que otros apoyen algo que de estar bien informados no lo hubieran hecho”.

Después fue el turno de Juan Pablo Paz, de la mayoría de profesores (ADU). “Los lineamientos políticos que sigue la Facultad para realizar trasferencia no son desconocidos; nadie puede decir que es algo nuevo”, indicó. Y luego exclamó, “reclamo que se respeten los mecanismos de toma de decisión, porque el momento natural en el cual discutir la existencia o no de un mecanismo de incubación y transferencia en base al desarrollo de empresas privadas de base tecnológica son las elecciones”. En particular, resaltó que “la gestión y la letra de este convenio me parecen correctas. ¿Si se puede mejorar? Sí, podrían incorporarse algunos anexos, explicitando que en la cesión no está incluido el desarrollo de material de investigación y docencia con la tecnología Konabot”. Paz se comprometió a trabajar para establecer anexos aclaratorios al convenio (ver recuadro).

Enojado, Caccaveli dijo que “parece una burla”, porque “están tratando de desviar la discusión. Queremos plantear qué pasa con este convenio; siguen sin responder cómo se está cercenando la posibilidad de desarrollo de la robótica en la Facultad y cuál va a ser el futuro de esa tecnología, y más si lo patentan. Todo esto se va para afuera”. Ante esto, Paz volvió a pedir a palabra para aclarar que sí se estaban dando las respuestas que se exigían: “Desde nuestro punto de vista, no está comprometido el desarrollo de la robótica en la Facultad”, recalcó.

Al cierre de las intervenciones, el consejero estudiantil por la minoría, Ionatan Pérez (Sinergia), destacó que le hubiera gustado que la movilización al Consejo y el debate se hubiese dado “no con el proyecto ya elaborado” sino “en las extensas discusiones que hubo en las comisiones donde nos reunimos a discutir los detalles”, cuando se estaba elaborando el proyecto. Y cerró considerando que este proyecto de transferencia “es un paso adelante en una dirección que consideramos es la correcta”.

Finalmente, después de casi cinco horas de debate, se procedió a votar el proyecto de resolución que pedía anular el convenio, y que no fue aprobado: obtuvo seis votos por la positiva y nueve por la negativa. En la próxima sesión del Consejo Directivo se tratará nuevamente el convenio, pero con el agregado de adendas aclaratorias que se establecieron el lunes de esta semana en la Comisión de Investigación Científica y Tecnológica.

Para despejar dudas
En la sesión de Consejo Directivo del lunes próximo se tratará el proyecto de resolución que despachó antes de ayer la Comisión de Investigación Científica y Tecnológica, donde se propone un anexo con aclaraciones para el convenio de cesión de uso exclusivo de la tecnología y nombre Konabot. El proyecto, firmado por la mayoría de profesores y de graduados, nació de la interacción, semanas atrás, de la SICyT con tres de los colaboradores del ICAR, y especifica que la Facultad “se reserva el uso con fines de investigación y docencia de todas las partes y del prototipo Konabot completo, a perpetuidad”. También aclara que la Facultad se “compromete únicamente a no competir en el mercado con robots de exploración y/o manipulación de explosivos, pudiendo desarrollar productos similares que utilicen partes del Konabot y/o de la tecnología asociada para otros fines de desarrollo”. Otra cláusula aclaratoria hace mención a que la Facultad se reserva el derecho de propiedad sobre la tecnología asociada a Konabot para investigación, docencia y desarrollo de robots, con excepción para el caso de comercializar robots de manipulación de explosivos, respetando en este caso el permiso de uso de Robots del Sur S.A. Una cuarta adenda establece el compromiso de reconocer a los inventores que figuran en el Acta Complementaria en el título de propiedad que se obtenga.

Fuente: El Cable Nro. 701

Armando Doria