El otro juego ciencia

El viernes 2 de mayo el playón central del Pabellón II fue ocupado por tableros en los que se jugaron 15 partidas simultáneas de go contra Fernando Aguilar, uno de los mejores jugadores amateurs del mundo. Más allá del placer de practicarlo, sus cultores sostienen que el go ayuda a desarrollar el pensamiento estratégico e impulsan su aprendizaje en la escuela primaria.

17 de mayo de 2017

Para Jorge Luis Borges, el milenario juego chino del go era “ese otro ajedrez de Oriente” cuyo “tablero es un mapa del Universo”. Borges, go y las ciencias naturales formalizadas por la matemática parecerían ser tres mundos de apasionantes mutuas intersecciones.

Particularmente, el viernes 2 de mayo, el patio central del Pabellón II se pobló durante cinco horas con quince tableros de go. De un lado, estudiantes y graduados de Exactas; del otro, el ingeniero argentino Fernando Aguilar, uno de los mejores jugadores amateurs del mundo.

El docente e investigador del Departamento de Matemática de Exactas y actual presidente de la Asociación Argentina de Go, Santiago Laplagne, invitó a Aguilar a jugar  simultáneas con el Club de go de la Facultad (https://www.facebook.com/groups/goexactas). “Todas las partidas fueron interesantes y varios de los presentes, con el hándicap adecuado, ganaron el juego. Creo que esto habla por sí mismo de la potencialidad de este grupo de jugadores”, comentó Aguilar.

Aguilar, sobrino Hilario Fernández Long -rector de la UBA en La Noche de los Bastones Largos e introductor del juego en la Argentina- aprendió a jugar a los doce años. “Al principio aprendía de libros y practicaba en los torneos que organizaba la Asociación Argentina de go. Más adelante, los argentinos tuvimos la oportunidad de competir internacionalmente, primero con Brasil, que se había destacado por la fuerza de los jugadores de la colectividad japonesa y, a partir del año 1979, lo hicimos en el Campeonato Mundial Amateur. Desde de 1989, los iberoamericanos tuvimos la oportunidad de participar de torneos internacionales compitiendo con los jugadores profesionales de primer nivel”. Y el desempeño fue destacado: Aguilar resultó quinto en 1982, tercero en 2008 en el Campeonato Mundial Amateur, y llegó a cuartos de final en la Copa Toyota-Denso de 2002 venciendo, en las dos primeras rondas, a jugadores profesionales de categoría noveno dan.

Aguilar, un ingeniero civil de la UBA, desarrolló su actividad profesional principalmente en equipos interdisciplinarios que abordaban, entre otras, la problemática social de la vivienda y la provisión de agua para comunidades indígenas y de ámbitos rurales. “El go me ha acompañado siempre en lo referente al tipo de pensamiento estratégico que exige el abordaje de temáticas complejas como las de mis trabajos profesionales.”, comenta Aguilar.

En los últimos tiempos, Aguilar se ha asociado al profesor e investigador del Departamento de Física de Exactas y activo cultor del juego del go, Esteban Calzetta, a investigar en temas relacionados con el pensamiento estratégico oriental, utilizando el go como medio para interpretar  textos como El Arte de la Guerra de Sun Tzu y sus aplicaciones en ámbitos tales como los negocios, la política o la diplomacia. “A partir de esas investigaciones hemos desarrollado un curso pensado para personas en situaciones de negociación y comprobamos que la incorporación de la visión oriental resulta de gran utilidad para el abordaje de problemas estratégicos de todo tipo”, explica Aguilar, y agrega: “El go se puede considerar un arte marcial de la mente. Como tal, aporta al crecimiento personal de quienes lo practicamos, más allá de posibles aplicaciones en el campo del pensamiento estratégico en general.”

Si de programación y go se trata, nada como la contienda del 15 de marzo de 2016 entre entre el jugador profesional surcoreano Lee Sedol y el programa de la computadora desarrollada por Google DeepMind, AlphaGo. “Si bien no conozco en detalle las características de la programación de AlphaGo, da la sensación de que se trata de imitar el proceso por el cual un ser humano aprovecha la experiencia del juego, que en el caso de AlphaGo se ve alimentada por la inclusión de una base de miles de partidas de jugadores profesionales y, luego, por la realización de millones de partidas jugando contra sí misma”, explica Aguilar y agrega: “Si bien el maestro Lee Sedol sintió fuertemente la presión de defender ‘el honor de la humanidad’ en el match, una vez que pasó el cimbronazo, los jugadores de más alto nivel profesional pasaron a ver a AlphaGo como una oportunidad para aprender aspectos de la técnica del juego que permanecen ocultos para la comprensión humana.” Sin embargo, pese a los avances actuales en inteligencia artificial, el juego de go no ha sido completamente capturado todavía. “Aún queda espacio para progresar en la técnica”, afirma Aguilar.

Más allá de los clubes de juego, no es improbable encontrar escuelas de nivel primario que incluyen, por ejemplo, talleres de ajedrez. ¿El go podría ocupar esos lugares también? Aguilar está persuadido de su conveniencia y, consecuentemente, realiza talleres de go en una escuela primaria de Sauce Viejo, provincia de Santa Fe donde reside. “Es muy importante que se incorpore el go en los ámbitos educativos, tanto para el desarrollo de la actividad como por el aporte que brindan los deportes mentales, como el go, el ajedrez o las damas, para el desarrollo de las capacidades intelectuales”.

Borges y el go. Go y Ciencia. Ciencia y Borges. Todas las permutaciones flotaron en el patio del Pabellón II.

Guillermo Mattei