El efecto brodtkorbita

A propuesta de la Facultad, la UBA decidió distinguir con el premio Pellegrino Strobel a Milka Kronegold de Brodtkorb por su destacada trayectoria en el ámbito de la geología. A los 76 años, esta científica, en cuyo honor un nuevo mineral lleva su nombre, sigue activa, investigando y enseñando en Exactas.

15 de julio de 2008

“Estoy muy agradecida de que me hayan nombrado. En realidad me tomó un poco por sorpresa porque los últimos años estaban eligiendo a profesores con más vuelo que yo”, expresa con modestia la geóloga Milka Kronegold de Brodtkorb, a quien la UBA decidió entregar este año el premio Pellegrino Strobel, una de las distinciones científicas más antiguas del país.

Esta distinción guarda para Brodtkorb un significado especial. “Es muy importante que este premio lo haya obtenido antes la doctora Mórtola (N. de R. Edelmira Mórtola, 1894-1973, primera mineralogista argentina y gran impulsora de esta disciplina. Actualmente lleva su nombre el Museo de Mineralogía de la Facultad). Ella fue profesora mía en el secundario y, en parte, le debo a ella haber elegido esta carrera. Después volví a tenerla en segundo año de la Facultad y fue quien me transmitió un enorme entusiasmo por la mineralogía. Recibir el mismo premio que ella me llena de orgullo”.

Hija de padres alemanes que llegaron al país luego de la Primera Guerra Mundial, Milka Kronegold nació en Buenos Aires en julio de 1932. Su vocación por la geología se despertó en el colegio secundario, en especial luego de que llegara a sus manos un libro que se llamaba Volcanes y Terremotos. Se graduó como licenciada en Ciencias Geológicas, en esta Facultad, en 1956. Contrariamente a lo que hoy podría suponerse, en esa época casi no había diferencias de género entre los graduados de esa disciplina. “Recuerdo que en total, ese año, nos recibimos siete personas, tres éramos mujeres. Recuerdo también que en YPF buscaban preferentemente mujeres porque decían que tenían más paciencia para trabajar frente a un microscopio”, relata entre sonrisas.

Una vez alcanzado su título de grado, Brodtkorb obtuvo una beca de la Fundación Alexander von Humboldt, lo que le permitió viajar a Alemania para seguir formándose con importantes investigadores de la época. “Hacia fines de la década del 50, muy poca gente se iba becada a Europa. La primera vez viajé por catorce meses. Luego tuve la posibilidad de hacer tres viajes más”. Frente a semejantes posibilidades y siendo hija de alemanes, llama la atención que no hubiera elegido quedarse en Europa para desarrollar su carrera. “Lo que pasa es que acá estaba todo por estudiar, era un campo absolutamente virgen para trabajar”, asegura.

Comenzó a ejercer la docencia en la UBA desde que era estudiante y en esa primera etapa llegó a ser jefe de trabajos prácticos. En el 63 se doctoró y más adelante junto con su marido, también geólogo, partieron para trabajar en distintas provincias argentinas y en el exterior. A comienzos de los 90 regresó a Buenos Aires y enseguida se volvió a vincular con Exactas para dar clases, ya como profesora. “Me siento muy unida a la Facultad. Estudié en Perú 222 y trabajé primero 12 años, y ahora otros 16, es un montón de tiempo”, expresa con cariño.

A partir de ese momento, su actividad docente y de investigación comenzó a recibir numerosos reconocimientos. Entre ellos: el Premio a la Investigación Científica “Dr. Franco Pastore”; Premio a la Investigación Científica y Tecnológica; Premio Asociación Geológica Argentina, y también fue designada como Profesora Extraordinaria Consulta de la UBA.

Pero tal vez el mejor premio que pueda recibir un geólogo sea que un mineral reciba su nombre. Así ocurrió con la brodtkorbita como un homenaje a su tarea en el estudio de nuevas especies de minerales metalíferos argentinos. “Estábamos trabajando con un colega de Salta y un geólogo austríaco que contaba con una microsonda electrónica, un dispositivo que no existe en el país y que permite determinar la composición química de partículas de apenas un micrón. Y bueno, logramos detectar dos nuevos minerales y uno llevó mi nombre”, relata.

A la hora de repasar su carrera, Brodtkorb se siente afortunada porque cuenta que en reiteradas oportunidades tuvo que enfrentar el desafío de lo nuevo. “Empecé en energía atómica justo en el momento en que arrancaba en el país. Después, cuando fui con mi marido a Mendoza, se trataba de un plan de prospección por cobre y era otra vez todo nuevo, incluso mundialmente. Más adelante cuando volvimos a la Argentina nos dedicamos a yacimientos de plomo y cinc, que tampoco habían sido estudiados en el país. Siempre estuve en temas de vanguardia y eso es sumamente estimulante”.

Actualmente Brodtkorb sigue dando clases semanalmente en la Facultad. “Lo que pasa es que no hay tanta gente en lo que yo me especialicé y siempre me piden que siga un año más”, relata con cierto orgullo. También dirige a dos tesistas, está editando un libro sobre los minerales de la Argentina y continúa desarrollando, desde hace 20 años, una investigación en yacimientos de wolframio en San Luis, con geólogos de esa provincia.

Más allá de este presente tan intenso laboralmente, la investigadora no deja de proyectar su trabajo para el mediano plazo. “El tema de los yacimientos de San Luis, da para dos o tres años más de investigación y después pienso hacer una actualización de las especies minerales del país, lo que significa mucho trabajo”. Y descansar, ¿para cuándo? “Siempre me hago tiempo para un paseo”, se ríe, “pero pienso que mantenerse activo es bueno para la salud”. Observándola no queda otra alternativa que darle la razón. ¿O acaso la brodtkorbita guardará algún maravilloso efecto que sabiamente ha decidido callar?

Fuente: El Cable Nro. 693

Gabriel Rocca