Debate recargado

La semana pasada se llevó a cabo en Exactas la consulta sobre las acreditaciones de las carreras de grado y posgrado con una participación masiva de casi 6.000 personas. Del análisis general, se desprende una preponderancia del “no” a la CONEAU, sobre todo en estudiantes. El Consejo Directivo tratará las acreditaciones el 2 de junio, en sesión extraordinaria.

21 de mayo de 2010

De abril a esta parte, pasó de todo en Exactas: charlas abiertas, discusiones por mail, debates públicos, pegatinas masivas, militantes repartiendo volantes, militantes hablando en los cursos, discusiones por mail, candados rotos, banderas gigantes, urnas volantes, discusiones por mail, cuartos oscuros, más charlas. El final del recorrido de toda la movida apuntaba a las consultas que ocurrieron en Facultad durante la semana pasada y la anterior, una oficial y otra paralela. Pero la discusión acerca de las acreditaciones sigue tan viva como hace un mes.

La consulta

Desde el 10 y hasta el 14 de mayo, se desarrolló la consulta convocada por el Consejo Directivo de la Facultad, que incluía una serie de siete preguntas, en general y en casos particulares, acerca de las acreditaciones y de la declaración de interés público de las carreras de grado y posgrado. De la consulta participaron 5.957 integrantes de la comunidad de Exactas. En detalle: 260 profesores, 794 graduados y 4903 estudiantes.

Una propuesta de semejante envergadura requirió varias mesas electorales y una gran cantidad de autoridades de mesa para mantener la cortina levantada durante cinco días y en horario extendido. Y también fue necesario un gran esfuerzo en el momento del escrutinio: empezó a las nueve de la noche del viernes y terminó a las siete de la mañana del sábado, con la presencia de autoridades y militantes de agrupaciones de profesores, graduados, estudiantes y no docentes.

Las miles de boletas con respuestas múltiples correspondientes a la consulta fueron procesadas a partir de una lectora diseñada ad hoc y un software también ad hoc (ver recuadro “El escrutador automático”), solo así fue posible extraer información tan compleja en poco tiempo.

Ni blanco ni negro

Los datos de la encuesta están volcados en una tabla por cada una de las subpreguntas de las siete preguntas generales, y consiste en una doble entrada con las respuestas posibles de un lado y cada una de las carreras por el otro, divididas a su vez por claustros. Muchos, muchísimo datos. Ejemplo: la pregunta “¿Está Ud. de acuerdo con la declaración de interés público de la carrera de Geología?” presenta las respuestas SI, NO, NC y nulos para profesores de Biología, graduados de Biología y estudiantes de Biología. Y así con cada carrera. Además, incluye los totales por claustro y totales generales, con votos y porcentajes. Y esto para cada pregunta, claro. A través de esta consulta, el Consejo Directivo puede conocer qué opina cada claustro de cada carrera sobre el tema.
Hablar de resultados no es sencillo. El claustro estudiantil resultó más proclive a rechazar la acreditación, tanto como el de profesores a aceptarla, aunque se puede considerar que la población de los primeros termina de definir la tendencia.

En graduados pierde el voto contra CONEAU, que llamaba a votar NO en todas las opciones de las preguntas 5, 6 y 7, y visto por carreras hay opiniones más diversas. En algunas carreras, incluso, el resultado es favorable a la acreditación. Los resultados completos están disponibles en la web de la Facultad y se pueden consultar en http://2007-2016.exactas.uba.ar a través del banner “Acreditación de carreras”.

Ésta y ésta otra

En un manifiesto que fue pegado en buena parte de los pisos de los pabellones I y II, los gremios organizadores de la consulta paralela, solicitaban: “Interpretame ésta”. ¿No es fino?, podría haberse preguntado al respecto el malogrado humorista Jorge Porcel. “Ésta”, en el sentido no metafórico sino literal de su función, hacía referencia a los resultados de la otra consulta, la paralela, organizada por el CECEN y la AGD la semana anterior a la convocada por los representantes de claustro. La consulta se desarrolló del 3 al 7 de mayo y no sólo contó con las mesas fijas tradicionales sino que aportó un dato de color de esos que quedan registrados en la memoria colectiva: una urna móvil que, sobre un carrito rojo, recorría los laboratorios para convocar a la participación.

En este caso, la pregunta era una sola: “¿La FCEN debe acreditar sus carreras de grado ante la CONEAU?”, sin consideraciones sobre carreras ni menciones a los posgrados. De acuerdo a lo difundido por los organizadores, hubo 1.971 votos y 92 por ciento de rechazo a las acreditaciones.

Se viene la extraordinaria

La última sesión de Consejo tuvo como tema central la consulta, y su complejidad. Teniendo en cuenta este factor, los representantes aprobaron un proyecto de resolución ingresado pocos días atrás por la mayoría de estudiantes (FEM/LaMella), que convoca a una sesión extraordinaria con tema único: la acreditación de las carreras de grado y posgrado de la Facultad. De esta manera, los consejeros disponen de un margen razonable para analizar los datos y discutir puertas adentro afuera y puertas adentro de las agrupaciones. El proyecto fue aprobado por 11 votos a favor (profesores y mayoría de graduados), dos votos en contra (minoría de graduados y estudiantes) y 3 abstenciones (mayoría estudiantil).

La sesión extraordinaria tendrá lugar el 2 de junio a las 17.00 en el Aula Magna del Pabellón II para favorecer la asistencia de la comunidad de Exactas. La última sesión de Consejo Directivo que tuvo que cambiar de escenario y mudarse al Aula Magna para permitir el acceso del público –que la colmó, de acuerdo a los registros periodísticos de esa época–­ fue a mediados de los 90, durante la lucha contra la Ley de Educación Superior menemista, que rige hasta el momento y todo indica que está por ser reemplazada de un momento a otro.

La minoría de graduados y estudiantes, que votó en contra de la sesión extraordinaria, había llevado al consejo un proyecto de resolución mediante el cual la Facultad se pronunciaba en contra de las acreditaciones, nacido de una asamblea que convocó a cerca de cien participantes y se había reunido dos horas antes del inicio de la sesión convocada por el CECEN y la AGD: el objetivo es decir “no” a todo y cuanto antes, entendiendo que no era necesario contar con un “cuarto intermedio” para analizar los resultados de las urnas. Se hicieron presentes en la sesión de Consejo los cerca de 60 asambleístas que llevaban el mandato de exigirles a los representantes el rechazo a las acreditaciones.

En una comunicación pública posterior a la sesión, el decano Jorge Aliaga, que encabezaba la sesión del Consejo, manifestó que “una vez más debimos asistir a un intento de reemplazar a los órganos de gobierno universitarios, elegidos hace siete meses en elecciones en las que todas las agrupaciones pusieron sus propuestas a consideración de la comunidad, por lo que resuelve una asamblea muy minoritaria que no cuenta con representación de la mayor parte de la Facultad”. Asimismo, en mail anterior destacó lo masiva que resultó la consulta y consideró la relevancia de “la información que se obtuvo de las preguntas 1 y 2, que habían sido criticadas”. Las preguntas a las que hizo mención son las relativas a si el Estado nacional debe evaluar la calidad de las carreras y si debe tener mecanismos de control de calidad para las carreras que involucran riesgo para la población. También indicó que dejaba “el análisis de la votación a las agrupaciones y a cada uno de los integrantes de la comunidad”.

En menos de dos semanas, con datos macerados y, seguramente, mucha discusión de por medio, llegará el momento de que el Consejo Directivo se manifieste.

El sistema escrutador
La consulta que recogió la opinión de casi seis mil personas de Exactas acerca del tema acreditaciones, se llevó a cabo a través de una formulario con 25 preguntas acompañadas de un casillero por respuesta posible (SI, NO, NS/NC) donde era necesario establecer una marca. ¿Cómo escrutar boletas con tantos datos en un tiempo razonable? La respuesta la aportó el químico y consejero del claustro de profesores Roberto Etchenique. “La idea era leer las hojas en forma rápida y en lo primero que pensamos fue en utilizar una impresora y desde una computadora controlar el motor de la impresora para que pasara las hojas y, en ese pasaje, leyera con sensores de luz los rectángulos blancos y negros de las respuestas”. Para conseguirlo, Etchenique intervino una vieja Epson LX810 de matriz de puntos a la que le incorporó sensores con leds y fototransistores. “Para que la luz ambiente no moleste”, explica, “llevamos todo al infrarrojo, lo que nos llevó a buscar un marcador que se lea negro en el infrarrojo”. Como la velocidad del motor de la impresora no era el pretendido, se le incorporó un motor adosado a la carcasa “y así, con cien pesos, se consiguió un buen rendimiento”.

Paralelamente, se desarrolló un programa en Basic que tomaba la información de las boletas y la llevaba a una base de datos elaborada por el computador Diego Fernández Slezak, consejero del claustro de graduados. Si bien la información de las boletas llenaba la base de datos, también se conservó el contenido completo de cada una de las 6.000 boletas.

El dispositivo completo se instaló en la sala de Consejo Directivo y consistió en una PC asociada a la lectora, a través de un puerto paralelo, conectada a un switch de red que derivaba los datos a un servidor desde donde, a su vez, partía una señal hacia un proyector donde se podía visualizar la actualización constante de los resultados. También se contaba con dos terminales más en red desde donde se ingresaban datos manualmente.

“El escrutinio duró 10 horas”, indica Etchenique “si se hubiera hecho a mano, contando con el personal habitual para estas tareas, habría demorado más de 200 horas”.

Quien quiera ver las imágenes del escrutinio, puede hacerlo en la dirección
http://www.youtube.com/watch?v=_wSYf6_vzY4

Fuente: El Cable Nro. 745

Armando Doria