Apuesta a los servicios

Concluyó la tercera edición de la Conferencia sobre el Clima organizada por la ONU. Los especialistas determinaron que ya están dadas las condiciones para articular el trabajo entre los climatólogos y los sectores que requieren información climática. El objetivo: mejorar las previsiones. Entre los expositores de la Conferencia estuvo la investigadora de Exactas Carolina Vera.

24 de septiembre de 2009

Pasó con discreción por los medios de comunicación nacionales; con más discreción que la previsible para un tema que, en otras ocasiones, se llevó tapas de diarios y lugares destacados en los noticieros: el clima. Durante una semana, la ciudad suiza de Ginebra recibió a las delegaciones de más de 200 países para participar de la Tercera Conferencia Sobre el Clima, convocada por uno de los organismos de la ONU más movilizado de los últimos tiempos: la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

La cita fue del 31 de agosto al 4 de septiembre y esta edición tuvo como tema la predicción e información del clima relacionadas con la adopción de decisiones; y, como objetivo, delinear un marco que facilite el trabajo conjunto entre los climatólogos y las instituciones y organismos que reciben la información climática.

La Argentina nombró al frente de su breve delegación al director del Servicio Meteorológico Nacional, Héctor Ciappesoni, y no hizo presencia ningún funcionario gubernamental de otros órganos nacionales, más políticos y de mayor peso de gestión. Otros países de nuestra región sí aportaron cuadros diplomáticos, como por ejemplo Brasil. Y otras regiones lo tomaron como plena cuestión de Estado: China encabezó con su Primer Ministro, lo mismo que Bangladesh.

La Conferencia trabajó durante los primeros tres días motorizada por los científicos participantes, que debatieron los documentos que venían elaborando desde principios de año sobre temas relativos al clima y el agua, el clima y el turismo, el clima y las energías renovables, el clima y la salud humana, entre otros. En la sección “Variabilidad climática en el rango de décadas” participó la investigadora del Departamento de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos, Carolina Vera, quien tuvo a su cargo la elaboración de un documento que trabajó durante más de seis meses junto a 15 coautores de distintos países y que se focalizó en las capacidades científicas de predicción y las necesidades de esa información que tienen y tendrán distintos actores sociales.

Después del trabajo discutido en secciones, a la hora de establecer definiciones, la componente científica de la Conferencia elaboró un documento general donde propone la creación de un Marco Mundial para los Servicios Climáticos en los que “los elaboradores y los proveedores de información, predicciones y servicios climáticos, y los sectores sensibles al clima de todo el mundo, trabajarán juntos para ayudar a la comunidad mundial a adaptarse mejor a los desafíos que plantean la variabilidad del clima y el cambio climático”. Para los científicos de esta Conferencia, la clave está en los servicios de información climática, que posibilitan prever de la forma más apropiada actividades industriales, comerciales y anticiparse a las llamadas “catástrofes naturales”. Para entender más estas generalidades, hablamos con la climatóloga Carolina Vera.

– ¿Qué conclusiones de las elaboradas por los científicos destaca?

– Considero que hay dos conclusiones muy importantes: la necesidad de contar con información climática en horizontes de muchos años, incluso décadas, y la necesidad de que esa información sea específica para cada sector que la solicite. Lo que va a necesitar el sector de energía no es lo mismo que necesite el agro o lo necesario, por ejemplo, para hacer un mapa de hantavirus en Patagonia.

– En la actualidad ya existe información climática sobre décadas.

– Sí, claro, los climatólogos cuentan con esa información, entonces lo que falta es unirla con los usuarios de la misma. Por eso destaco la conclusión de que el conocimiento ya es suficiente como para empezar a generar estructuras para optimizar su uso y, por lo tanto, sus resultados. Como el sector científico determinó que existe determinada capacidad y determinadas necesidades, lo que acordaron todos los países fue crear un marco para que el próximo año se defina un grupo de trabajo que proporcione un plan para optimizar esa relación de conocimiento y necesidades. Hasta ahora, todo ese tipo de provisión de información climática estaba en etapa experimental, aun en los países más desarrollados, como Estados Unidos, algunos de Europa, Japón. Entonces, ahora llegó el momento de explotarlo al máximo de sus posibilidades.

– También se propusieron algunas pautas mínimas para mejorar los servicios.

– No solo se destacó el tema de tener la información climática sino también fortalecer las estructuras interdisciplinarias e intersectoriales. Es decir, el servicio climático de un país no debería tener sólo climatólogos, tendría que trabajar con los organismos que vayan a usar esa información climática. Y otro tema destacable es que estamos pidiendo cooperación a nivel de recursos computacionales. Así como existe la famosa “máquina de Dios”, donde las comunidades científicas de varios países se han integrado y han puesto muchos recursos, pensamos de qué manera se puede generar una mística mundial para convencer al mundo en de la necesidad de contar con una super computadora para poder hacer un progreso realmente cuantitativo en los modelos climáticos.

– ¿Cuál fue su aporte al Congreso?

– Para esta conferencia, la OMM nombró un comité de científicos de todo el mundo muy renombrados, que organizaron la agenda. Yo fui expositora en la sección de previsión de décadas. La exposición que hice fue el resultado de meses de trabajo para llegar a un documento. Esto empezó a principios de año: el comité me invitó a hacerme cargo de este tema y me pidieron que determine una lista de coautores. Con la colaboración de 15 especialistas, proporcioné una visión sobre las predicciones posibles y sobre las necesidades de los distintos sectores de contar con esa predicción. Nosotros tomamos sectores representativos y dimos ejemplos de cómo se podría optimizar la información climática para, por ejemplo, ver si va a incrementarse la frecuencia de inundaciones en el sudeste de Australia, herramientas concretas que si tenés esa información tenés el producto.

– ¿El grupo que trabajó con usted contaba con integrantes de distintos países?

– Sí, entre mis coautores había un francés que trabajaba en producción de electricidad, gente del programa de degradación de suelos de Botsuana, de recursos hídricos de Australia… La experiencia fue muy positiva porque no hay muchas posibilidades de ver realidades distintas a escala global. Además, es interesante el hecho que participaron expertos de otros sectores, no sólo climatólogos, y eso me resultó muy enriquecedor y me permitió comprobar que es necesario aumentar el diálogo en esa dirección.

– Para optimizar los servicios climáticos de la manera que propone la Conferencia, ¿es imprescindible un acuerdo global?

– Si hay un acuerdo global va a haber mayores posibilidades de éxito, porque el clima no tiene fronteras. Incluso, un dato interesante es que ni siquiera un país como Estados Unidos está en condiciones de hacerlo, porque las capacidades de previsión climática requieren información de muchísimos puntos del planeta, que exceden a la región interesada.

– ¿Hay ejemplos de experiencia exitosas al respecto?

– El caso del Niño. Empezó como un programa de investigación y pasó posteriormente a la instancia operativa. Se juntaron los grupos de investigación de muchos países y generaron un programa diseñado en base a un sistema de observaciones a través de boyas que cruzan todo el Océano Pacífico. Hace más de 10 años que está en funcionamiento; en el 97 fue el primer Niño que se puso a prueba y se pudo pronosticar con nueve meses de anticipación. Si nosotros pudiéramos anticiparnos en nueve meses a las condiciones climáticas del verano, se podrían realizar planes de contención del dengue mucho más efectivo, y esto se extiende a la planificación urbana, energética.

– ¿Por qué considera que la Argentina no le dio a la Conferencia el apoyo gubernamental que sí le dieron otros países?

– Estuvieron presentes varios estadistas. Un ejemplo es la primera ministra de Bangladesh, que es el país que tiene mayor densidad de habitantes por metro cuadrado y para ellos cada desastre natural significa miles de personas afectadas. Me parece que ahí está la pauta: el tema no representa una preocupación nacional, y esto tiene que ver con que, para nosotros, el cambio climático por ahora trajo más beneficios que problemas. Por ejemplo, la soja que está plantada en el Noreste crece gracias al aumento de las lluvias, y eso para nosotros no es un problema, es una ventaja. Claro que también suceden calamidades como la de Tartagal, pero eso suele quedar pronto en el olvido.

Documentos
Para consultar los documentos elaborados por los científicos y técnicos que participaron de la Conferencia y la conclusión de la componente política puede consultarse la completa página web con que cuenta la Organización Meteorológica Mundial: www.wmo.int

Fuente: El Cable Nro. 727

Armando Doria